“Un cambio de escenario, necesario.”
Pasaron los minutos y los minutos se volvieron horas...que parecían eternas, incluso a pesar del tiempo mi padre seguía sosteniéndome con fuerza. Todavía no podía procesar lo que acababa de pasar a penas unas horas atrás...mi mamá, ¿me dejo...?, ¿eso podía ser posible? Supongo que sí...lo vi con mis propios ojos, lo viví en carne y hueso y aun así mi mente no logra mantenerme centrada, la pequeña niña que llevo dentro salió después de mucho tiempo, estuvo tan comprimida que no podía controlar lo que sentía, pero me siento como una niña de menor edad de la que tengo, ¿esta bien si lloro? Podría llorar sin parar todo el tiempo sin que nadie me dijera: “¡Para de llorar!” o “¿Por qué lloras?” esas eran algunas palabras que mi madre solía decirme cuando era más pequeña, nunca le gusto que yo llorara y de alguna manera se veía molesta cuando me veía llorar, no lo podía soportar. En cambio mi padre era totalmente diferente el siempre al verme llorar solo tocaba mi cabeza lentamente o me abrazaba, pero...eso casi nunca pasaba, por eso aprendí a no llorar...o a aguantarme las ganas de llorar, y cuando llegaba a mi cuarto lloraba en voz baja para que mi madre no me escuchara. Dado a eso empecé a creer que llorar no estaba bien, solo tenía 6 años cuando comencé a “no llorar” solo así podía ver a mi madre “tranquila y contenta” era feliz si mi madre era feliz, su felicidad lo era todo para mí, ella era mi apoyo siempre, por eso...esto me tomo por sorpresa...una horrible sorpresa, no sé cómo pensé que podría hacer “feliz” a mi mama de esta manera. Ella claramente no era feliz...de hecho era muy infeliz, y no puedo culpar a mi padre. Tanto el como yo tenemos la culpa por no pensar más en mamá, mi vida termino siendo una pesadilla de la que no puedo despertar y eso me da miedo...mucho miedo.
—Oye...hija, ¿estas mejor? —dijo mi padre susurrando, espabilándome un poco de mi estado—.
—¡Oh...! —exclame con asombro alejándome un poco del cuello al que estaba aferrada—.
—S-Sí papá... —
—Mmm...no te oyes muy segura—suspiro mi padre un poco triste—.
—bueno...no lo sé todo me parece confuso, no me cabe en la cabeza que mamá se haya ido—.
—Te entiendo hija, se que será dificil aceptarlo...yo... —antes de que pudiera continuar su voz se cortó—.
—¿Papá? ¿Qué pasa? —pregunte mirando a mi padre confusa—
—A decir verdad, yo sabía que se iba a ir, tenía miedo de contártelo, no quería que...te sintieras de esta manera—mi padre miro hacia abajo con culpa—.
—¿Lo sabías? Entonces... ¿por qué no me dijiste? ¡Debiste habérmelo dicho! Tú... ¿tú crees que soy una niña inocente que no sabe nada de lo que pasa a su alrededor? Sabes...dentro de mí, nunca se me cruzo por la mente que mamá nos dejara—
En ese momento los ojos de mi padre me miraron fijamente con asombro y más tristeza
—Entiendo...perdóname...se que sabes de nuestras peleas y discusiones cada noche. Pero aún quiero protegerte, incluso si no lo logre como quería. —
—¿Protegerme? ¿Tú querías protegerme? Yo...nunca te pedí que lo hicieras. —
—Cristal...hija, no necesito un motivo, razón o permiso para querer proteger lo más preciado en mi vida, se que no tengo ningún derecho a decirte esto tan de pronto, pero quiero que sepas que aunque me tomo tiempo, tomar el valor para hablarte como ahora, eres una persona muy importarte para mí. Y espero que puedas perdonarme por haberte hecho a un lado y solo pensar en mí mismo...perdón retiro lo dicho sobre que puedas perdonarme, no espero que lo hagas... —
Antes que mi padre terminara de retirar sus palabras, agarre su cara con mis dos manos frías, haciendo una gran sonrisa que hizo que mis ojos se cerraran y dije con algunas lágrimas húmedas.
—¡No lo retires! Por favor... —
—Yo...no puedo no perdonarte papá, nunca me imagine este escenario en el que tú...con tu voz, la que tanto extrañaba, me dijera que era preciada para él. Gracias, por pensar que soy una persona preciada e importante para ti. De verdad gracias, por decírmelo cara a cara, no puedo creer que...tú quieras protegerme, nadie me había dicho que quería protegerme, ¡Gracias! —
Mi padre se quedo sin palabras, estaba atónito así que solo tomo mis manos y las abrazo con cariño, sonriendo y llorando más...Y yo, no pude hacer más que acompañarlo. Nos tomo un tiempo dejar los sentimentalismos pues nos sentíamos como si nos volviéramos a encontrar después de mucho tiempo, hasta mi papá se limpio las lágrimas con una risilla. Fue la risilla que me hizo recordar que tenía un padre que se preocupaba por mí, tal vez no siempre fue así un tiempo pero...algo cambio en él y lo pude ver claramente, eso me dio una esperanza, algo de lo que podía aferrarme.
—Hija, me hace muy feliz que pienses de esa manera, siempre supe que eras una niña especial...pero incluso tus palabras tan dulces, me hacen recordar lo insensible y duro que he sido contigo desde el accidente, y me partió el alma escuchar tu llanto cuando se fue mamá. Se que es difícil de procesar hasta para mí fue una gran sorpresa, no muy grata, pero sé que juntos podemos superarlo. —expreso mi padre mirándome a los ojos con ternura—.
Aun escuchando la voz de mi padre, no lo puedo creer, mis ojos lo ven pero siguen sin creer que esta persona está sosteniéndome con fuerza y cariño, no pude escuchar muy bien lo que mi padre estaba diciendo pues mi mente estaba demasiado ocupada pensando si esto era verdad o un tonto sueño. Pero entonces mi padre confirmo que lo que estaba oyendo y viendo no era un sueño al bajarme al suelo despacio y inclinándose a mi altura tomando mis dos manos con las suyas (muy grandes por cierto) dijo firme: