Solo tu tienes mi amor ©

Capitulo 3

ISABELLA

 

Una vez que hablamos con el comisario Gálvez para que no lo dejara tanto tiempo detenido, por lo que Agostina le ha dicho la verdad, lo ha dejado en libertad sin nada a cambio. Lo que más me ha frustrado fue ver su rostro derrotado al verme rodeada en los brazos de Alejandro... La verdad es que he estado con él para quitármelo de la cabeza y del corazón. Muchos se reirán que siempre he tenido sentimientos profundos por un chico dos años más joven que yo y que sea el mejor amigo de mi hermana, pero más de una persona me han dicho que para el amor no hay edad.

 

Su casa es gigante para que convivan dos personas. Olivia, esa niña de la que me he encariñado al instante que se habían mudado a la casa de al lado de mis padres... Apenas era una recién nacida y la ternura que emanaba de ella al tenerla en mis brazos y ahora ha de ser toda una adolescente. Nos ha preparado mate con un paquete de bizcochos salados y pasamos una mañana agradable, sin mencionar que las veces que hemos cruzado miradas, mi corazón no dejaba de latir frenética.

 

Fue muy amable de su parte invitarnos a dormir, mis ojos apenas podían sostenerse parpadeando, por lo que nos ha guiado a dos habitaciones. Se lo notaba molesto mientras rodeaba con sus brazos a Agostina que si parecía dormirse. Nos señalaba la habitación que podía descansar con Alejandro y él llevaba a mi hermana a la misma que le había asignado.

 

- No creí volver a verlo al niño norteamericano.- dice Alejandro rompiendo el silencio.

 

Nos encontramos dentro de la habitación. Él ya está acostado y me espera a que haga lo mismo. Me estoy quitando el equipo hasta quedar en ropa interior, colocándome por encima la remera que Oscar me ha prestado.

 

- Yo tampoco.- le contesto acostándome a su lado- Mucho menos a Agos... ¿Viste su cara cuando entramos a la comisaría? Han sido muchos años sin ver a su único amigo que tuvo en toda su vida.- él me rodea con sus brazos a mi cintura y yo apoyo mi cabeza en su trabajado pecho.

 

- Creo que a tí te ha afectado más que a tu hermana...- suspira y frunzo el ceño mirándolo a los ojos.

 

- ¿Por qué dices eso?- me alejo de Alejandro.

 

- Tu rostro lo decía todo, Isa. Debió pasar algo grave entre ustedes dos para que reaccionaras así.- su mandíbula se tensa.

 

- No ha pasado nada, Alejandro. He pensado que si mi hermana hubiese estado ahí, no reaccionaría de la misma manera que lo hemos hecho nosotros... Por su parte terminaría de diferente manera.- miro mis manos, aunque es una mentira a media.

 

- Bien, ven aquí.- me acerco hasta él de nuevo rodeándome con sus brazos- Ahora dormiremos un rato y nos iremos de aquí... No pasaremos nuestro día libre fuera de nuestra casa.- une nuestros labios y sonríe.

 

- Duerme Alejandro, que en este momento nos viene bien.- éste asiente.

 

Dejo un beso en su mejilla, apoyo mi cabeza sobre su pecho y suspiro aún sin cerrar los ojos. No puedo quitarme de la mente la imagen de Oscar, ya no es el mismo chico delgado y chistoso de antes... Ha cambiado mucho a raíz de la muerte de sus padres. Muchas cosas se me ocurren e este momento: ¿Qué ha pasado con la empresa que ha fundado su padre?, ¿Quedará frente a la misma?, ¿Ha terminado sus estudios secundarios?, ¿Irá a la universidad?... Tendrá novia, si se ha olvidado los momentos que hemos pasado juntos a escondida de mi familia... No, seguro que ya se ha olvidado de lo que hemos vivido y con esos pensamientos caigo en un sueño profundo.

 

Unos cosquilleos sobre mi mejilla y mi hombro hacen que sonría mientras intento abrir los ojos, pensando que es un hombre de cabello rubio y ojos celestes como el cielo me devuelve la sonrisa de igual manera. Pero al acostumbrarme a la claridad del sol que entra a la habitación, me encuentro con un par de ojos marrones que me miran con diversión. Alejandro se ha duchado, apenas puedo notarlo por las gotas de agua que caen de su cabello. Miro su pecho y su abdomen, Apenas se ven los vellos por lo que mis dedos viajan desde su mentón hasta su ombligo y éstos se tensan ante mi tacto. Mis ojos se dirigen a los suyos y le sonrío uniendo mis labios a los de él.

 

- ¿Cómo ha dormido mi bella durmiente?- me rodea con sus brazos.- Esta cama si que es muy cómoda.- se ríe.

 

- Contigo a mi lado duermo bien.- beso la curva de su cuello- ¿Has escuchado si despertó Agos?- niega con la cabeza- Iré a ducharme, tú me esperas para que bajemos juntos, ¿Te parece bien?- le pregunto mientras busco mi ropa que siempre tengo en mi mochila para casos de emergencia.

 

- Te esperaré toda la vida, mi bella.- siento sus pasos acercarse y me rodea con su brazo mi abdomen- Ve tranquila al baño, yo me vestiré.- lo miro frunciendo el ceño pero luego me doy cuenta que está envuelto con una toalla por su cadera- Allí hay toallas.

 

Tomo mis cosas asintiendo y entro al baño con el pulso hasta las nubes. No es que me vuelva loca por verlo desnudo frente a mi, solo que me siento cohibida. Muchas mujeres me dirían que hombres musculosos no encuentras en cualquier parte... Eso a mí no me importa, lo menos importante en encontrar el amor es lo físico, pero terminé enamorándome de un rubio y eso no me favorece en nada. Si, lo admito, mis sentimientos hacia Oscar no son nada de afectos fraternales... Es amor.




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