ISABELLA
No sé si cometeré el error más grande de mi vida, pero he deseado por mucho tiempo sentir sus labios sobre los míos. Lo que más odio de un hombre es que sea infiel, o más bien es lo que me irrita en general... Y es lo que estoy apunto de hacer ahora. Eso me convierte en una persona horrible y despreciable, por otro lado, es lógico que nunca he sentido sentimientos profundos como los que tengo hacia Oscar. No sé a quien engaño, si es a mi corazón o a Alejandro...
Su agitada respiración me pone nerviosa, preguntándome si estoy haciendo lo correcto. Acaricio su nariz con el mío por lo que respiramos el mismo aire. Mi corazón se acelera y temo que él escuche como éste golpea tan fuerte en mi pecho que duele. La imagen de sus labios deseosos de los míos me recuerda que sus palabras son ciertas. Te amo... Esas dos palabras que han derribado el muro que había formado para no caer en la trampa al donde no quería llegar y ahora estoy en la tentación de saber como es engañar al hombre con el que comparto mi vida.
Escucho un golpe que proviene de las habitaciones, por lo que me alejo de Oscar que me mira desconcertado mientras voy corriendo hacia la cocina y oigo la voz de Pedro que le habla con naturalidad. Parece que se llevarán mejor que con mis propios hermanos... Me refiero a Oscar como una imagen de hermano en la vida de Agostina.
Cuando mis signos vitales funcionan con normalidad, apoyo mis manos sobre la mesada mirando un punto perdido, pensando en lo que casi acabo de hacer. De tan solo imaginarme la reacción que podía tener mi cuerpo al sentirlo, me desmayaría y no es de forma literal. Hay veces que puedo desenvolverme naturalmente y en momentos como éstos que él me debilita.
Agarro un vaso llenándolo de jugo para disimular un poco el ambiente tenso que hemos formado en tan solo segundos. Camino hacia la sala con el vaso en mano, haciéndome la sorprendida de verlo a Pedro. Me han salvado los auriculares para mentirle que estaba escuchando música y no oír su voz. Me ubico en el sofá a su lado, pero se retira diciendo que Agostina no puede dormir si él no esta a su lado, cosa que lo hizo reír a Oscar. Lo miro frunciendo el ceño y respira profundo mirándome avergonzado.
No es broma lo que ha dicho Pedro... Ella misma me lo dijo, desde esa vez que lo ha invitado a dormir en su habitación para que no duerma más en el incómodo sofá, parece que sea su salvavidas de sus sueños... Sin él no puede dormir.
- Si quieres, puedes dormir conmigo en la cama.- le susurro y abre los ojos- Ha sido incómodo para Pedro... Eres más alto que él y será mucho peor en tu caso.- me encojo de hombros.
- Si tú lo dices, será mejor que sea así y que Olivia no piense que he estado durmiendo en el auto.- sus ojos miran mis manos- Siento por lo ocurrido, sé que no eres de esas mujeres y no me gustaría ser segundo de nadie.- se levanta del sofá por lo que hago lo mismo- He estado todo el día en la escuela de Olivia y no he descansado.- me sonríe cansado.
Tomo su mano, sintiendo esa corriente recorrer todo mi cuerpo y lo guío a la habitación. Una vez dentro le muestro el lugar, viendo que sonríe al ver un porta retrato de todos mis hermanos con Olivia y él perdidos entre nosotros... Entre cabellos oscuros, los suyos brillaban a la luz del sol. Me acerco hasta él tomando el mismo al ver como era Olivia. A sus cinco años, era un ratoncito rubio y esos ojos celestes que parecían transparentes, muy asombroso. Lo tengo en mis manos mientras vagan esos recuerdos tan bonitos en la que todos éramos felices y sin preocupaciones. Ahora él tiene que estar a cargo de la empresa de su padre y yo cuidaré a los habitantes de las malas personas.
Le digo que puede quitarse su vestimenta y sacar juego de pijama de Alejandro para que se sienta más cómodo y se niega rotundamente. Por mi lado, busco lo mío, quitándome la remera y la calza cuando él se encuentra de espalda a mí, cambiadome enseguida. También me acuesto a una distancia providencial no sin antes ver su recta espalda. El ambiente se ha puesto tenso, pero desaparece al ubicarse detrás de mí pegando su pecho a mi espalda, rodeándome con un brazo mi abdomen, cayendo en un profundo sueño que solo él sabe como protegerme aún sin saberlo.
De esa noche, ya han pasado tres días recibiendo mensajes todas las mañanas que me despierta con una sonrisa. Sé que estos momentos que me permito dejar fluir mis sentimientos sin culpa de que traiciono a Alejandro... Pero nadie me ha mandado a unirme con una persona al que estoy solo por costumbre. Y ahora si me dejo llevar por lo que siento, será más difícil convivir con él cuando es Oscar quien vive en mis pensamientos. Mucho más difícil será tomar la valentía de enfrentarme y decirle que la relación no va para más. Aunque desde antes que aparecieran Oscar y Olivia en mi vida, nos tratamos como si fuésemos hermanos. No creo que sea la única que siente que solo nos mantenemos unidos por los años de amistad y podría hacernos daño si seguimos con esta relación sin rumbo.