♡ :  CAPÍTULO XXII — AMADO

Podía oír a Hyunjin gritando su nombre, pero se quedó en silencio. La casa no era grande; Hyunjin vendría aquí pronto. Efectivamente, oía ruido de pasos acercándose. La puerta se abrió.

—¿Jeonginnie? —Hyunjin se detuvo en seco, mirando hacia la cama.

El ritmo cardiaco de Jeongin se disparó. Se dijo a sí mismo que no tenía motivos para sentirse incómodo; Hyunjin lo había visto desnudo cientos de veces.

—¿Qué… —Hyunjin se apagó antes de decir, muy monótonamente: —Vístete.

Pero sus ojos vagaban por todo su cuerpo; oscuros y hambrientos. A Jeongin lo hacían sentirse nervioso, pero al mismo tiempo, ya no sentía incomodidad. Hyunjin lo deseaba.

—No. —Jeongin dijo en voz baja— Ven acá.

La manzana de adán de Hyunjin se balanceaba arriba y abajo.

—No me hagas esto. Por favor.

Jeongin se lamió los labios.

—No te estoy tomando el pelo. No tienes que follarte a alguien más. Puedo darte cualquier cosa que necesites.

Las fosas nasales de Hyunjin se encendieron.

—No quiero una follada de lástima.

—No sería una follada de lástima. No tiene nada que ver con la lástima. Te amo y quiero hacerte feliz. ¿Qué hay de malo en eso?

Hyunjin se pellizcó el puente de la nariz, pareciendo dolorido.

—Déjame hacerlo Hyunjinnie. — dijo Jeongin suavemente— Quiero esto…

—Tú no lo quieres. —Hyunjin espetó, mirándolo— Sólo quieres complacerme. Hay una diferencia. Tú realmente no lo quieres.

Burlándose, Jeongin salió de la cama.

—¿Te olvidas a quién le estás hablando? ¿Cuándo he hecho algo que no quisiera hacer? No soy exactamente del tipo abnegado que se auto sacrifica. No tiene nada que ver con la pena.—Jeongin caminó hacia Hyunjin y se detuvo a unas pocas pulgadas de distancia, repentinamente muy consciente de que estaba desnudo.

Por la forma en que Hyunjin lo miraba, él también era muy consciente de su desnudez. Reuniendo su valor, Jeongin pasó sus brazos alrededor del cuello de Hyunjin y presionó su cuerpo contra él. La respiración de Hyunjin enganchada, sus músculos rígidos.

—Jis…

—Mira, escúchame. —dijo Jeongin— Me quieres. Eso está bien, no, eso está más que bien. Yo… me gusta que me desees. —se encogió de hombros, avergonzado— No voy a decir que el sexo gay no vaya a ser extraño para mí, probablemente lo será, pero no estoy haciendo esto por algún sentido retorcido de amistad ni nada, por lo tanto, no tienes que sentirte culpable por esto. Confía en mí, estoy haciendo esto por un motivo muy egoísta.

—¿Qué motivo? —Hyunjin dijo lentamente, a través de los dientes apretados. Su cuerpo estaba tan tenso contra Jeongin, que sentía como que estaba vibrando por el poder contenido.

—Estoy haciendo esto porque… —Jeongin metió la mano entre ellos y ahuecó la erección de Hyunjin a través de sus jeans. Hyunjin siseó. Jeongin se sonrojó un poco, pero no bajó la mirada, incluso cuando sus dedos acariciaron la polla de Hyunjin torpemente. Bajó la cremallera. Sonando obscenamente alto en el silencio. Con dedos temblorosos, Jeongin deslizó su mano dentro para liberar la polla de Hyunjin. Estaba cálida, tan caliente, grande y dura. Se sentía bien en su mano. Los ojos de Hyunjin se desenfocaron, su respiración saliendo en entrecortados jadeos— Porque eres mío. —Jeongin dijo, sosteniendo la mirada de Hyunjin incapaz de mantener la arista posesiva fuera de su voz. Sus dedos se apretaron alrededor de la polla de Hyunjin— Ésta es mía también. Tú me perteneces. Y no voy a compartirte.

Hyunjin lo miró fijamente.

—Lo quieres por las razones equivocadas.

—Quizás. —Jeongin bajó la mirada y finalmente miró la polla en su mano. La vista le hacía sentirse gracioso. Estaba sosteniendo la polla de Hyunjin. Estaba sosteniendo la dura polla de Hyunjin. La cabeza enrojecida se asomaba por fuera de su puño, brillante con presemen. Se veía tan… sucio y obsceno. Jeongin se humedeció sus resecos labios— Pero no me es repulsivo ni nada. Me gusta, esto. Es como la prueba de…

—¿De qué? —Hyunjin dijo con fuerza, la frustración evidente en su voz mientras golpeaba la mano de Jeongin alejándola de su polla— Confía en mí, no es una prueba de amor. Es la evidencia de mi deseo de tenerte debajo de mí y follarte hasta dejarte sin sentido.

—No hay necesidad de ser crudo. —Jeongin dijo, su voz casi tan firme como él quería. Casi— Si estás tratando de asustarme, no lo hiciste y no lo harás. Yo quiero hacerlo.

—No, no lo haces. Eres heterosexual.

—Yo podría no ser completamente heterosexual. —dijo Jeongin— Yo creo… creo que me siento atraído por ti. Cuando me besas, yo siempre quiero más. Y yo… —él se sonrojó— algo así como que me masturbé pensando en ti el otro día.—Hyunjin le dio una mirada escéptica— ¿Cuándo te he mentido? —dijo Jeongin.

Hyunjin levantó las cejas.

—Sólo hace una hora, cuando fingiste estar enfermo.

Jeongin desvió la mirada.

—Yo no mentí. —dijo en voz baja. El silencio cayó entre ellos, cargado de palabras no dichas.

—Maldito seas. —murmuró Hyunjin con rabia, tirando de él a sus brazos y presionando su cara contra el pelo de Jeongin.

Jeongin se fundió en el abrazo.

—Por favor, Hyunjinnie. —susurró— Por favor, intentémoslo. Sólo una vez. Si no funciona, entonces vamos a olvidarnos de ello y tratar de ser sólo amigos, igual que antes. Pero vamos a intentarlo. No quiero compartirte. No puedo compartirte. Por favor.

Hubo otro largo silencio.

Por fin, Hyunjin suspiró.

—Esto es una locura.

Fue una rendición. Sonriendo, Jeongin se apartó un poco para mirarlo.

—No, no lo es. La gente tiene sexo con extraños todo el tiempo. Creo que eso es mucho más extraño que el tener sexo con la persona que yo realmente amo.

Hyunjin le dio una mirada cansada.

—Tú tienes una respuesta para todo. —su pulgar rozó la mejilla de Jeongin— ¿No estás asustado ni asqueado? ¿Aunque sea un poquito?