Cuando despierto, la fina luz se cuela por la ventana, me he quedado dormida mientras lloraba. Lyria se ha propasado está vez. Me dejó con el labio roto y moratones en los brazos y piernas. ¡Y todo fue por la comida! Sólo le dije que no tenía dinero, cuando me pregunto porque no había comida en la casa -No le llenaría ni en un millón de años de comida el refrigerador, aunque pudiera-¡Ja! como sí yo fuera el adulto aquí.
Voy con Destiny por árnica; se me acabó en tan sólo tres días. Bajo del ático hacia el segundo piso, hecho una mirada al pasillo; quién sabe sí Lyria no está observando. Por suerte no hay moros en la costa, así que bajo al primer piso y abro la puerta. La casa de Destiny está justo al lado de la de Lyria.
Toco su puerta y espero a que abra. De la casa sale una chica que podría hacerse pasar por mí: cabello castaño-aunque el de ella más claro que el mío, casi rubio- la misma nariz respingada y mirada fuerte, la misma complexión delgada e incluso su corte de cabello es igual que el mío. Una larga cortina lisa hasta la cintura con cortes irregulares. No mucha gente luce así aquí. Es por eso que hace 10 años ella me salvó de ir a parar al orfanato de la ciudad.
Ese día estaba tratando de llegar a un precio justo por un medallón de plata de mi madre, ya había pasado más de media hora del toque de queda (Que es a las 7 p.m) y no había ningún adulto conmigo, mi madre había enfermado gravemente y Lyria no se quería encargar de mí. Un guardián de la armonía y la paz -o como todos les llamamos guardianes de la opresión- me había visto y me estaba arrastrando hacia el orfanato. Destiny apareció y le dijo que llevaban toda la tarde buscándome, el guardian le creyó por el parecido entre nosotras. Aunque entre Destiny y yo, tuvieron que pasar años para que nos hiciéramos amigas.
—¿De nuevo Lyria?— Destiny se ve preocupada- ¿Para cuanto es?— Se refiere a los moratones.
—Dos semanas— Miento- Necesito árnica.
—Está bien- Dice y se va por ella, luego de unos minuto regresa con unas flores amarillas.
Parece que quiere decirme algo más, pero como no lo hace me doy la vuelta y regreso a la casa de Lyria.
No puedo arriesgarme a salir con la árnica así, a plena vista en las calles de Carolina del Norte, los Guardianes me arrestarían. Lo que me quita la posibilidad de ir a mi vieja casa, para sentirme segura.
Voy a mi habitación por las cosas que necesitaré; como aceite de girasol y algunas otras plantas. Subo al polvoriento y solitario ático lleno de telarañas . Es curioso como este lugar me hace sentir más segura que el resto de la casa. Hago una mezcla con los materiales creando un ungüento color verdoso y lo deposito en todos mis moratones.
La botica se debió de haber quedado sin plantas, y como nuestro acuerdo dice, tengo que ir al bosque a buscar las plantas que me digan.
La mayor parte de mi dinero la consigo con los boticarios vendiéndoles las plantas que no pueden cultivar y sólo se consiguen en el bosque. Tienen miedo a salir de la ciudad hacia lo desconocido y los Guardianes no ayudan mucho que digamos.
Regreso a mi habitación y me quito el vestido y el short que traigo debajo. Siempre he odiado no tener algo parecido a mis acostumbrados pantalones, no podría caminar con ningún vestido sin un short debajo. Me pongo mi ropa normal; pantalones, botas de cuero todo terreno, una camisa a cuadros de media manga y mi típica chaqueta café oscuro. Me hago una coleta en el cabello, dejando unos pelos sueltos en el flequillo. Hoy hace mucho calor, pero no quiero que la gente me de esa mirada de lastima cada vez que Lyria me golpea; por eso la chaqueta.
Abro la ventana de mi habitación y salgo por ahí, es más rápido que salir por la puerta principal y bueno también porque no quiero que Lyria me vea. La casa de Lyria está al final de la zona residencial de la ciudad y mi habitación tiene un viejo roble de frente; tiene las ramas grandes, lo que es una gran ventaja porque me conducen desde mi ventana hasta la calle principal, que lleva hacia el sauce -la parte más pobre de la ciudad-. Nombrada así por el viejo sauce que sobrevivió a toda una guerra intacto, está a unos metros de las tiendas de ahí.
Resbalo por las baldosas del techo, cuando llegó al final me agarró de la rama del viejo roble. Lo trepo y comienzo a deslizarme hasta llegar el piso. Esto me supone un enorme dolor, pero ya estoy acostumbrada.
Cuando llego al suelo camino hacia el norte. Son cerca de las 4 la tarde y necesito media hora para llegar al sauce, así que tengo tiempo. Los guardianes estarán ocupados comiendo.
Cuando llego a la decrepita zona que se llama sauce porque lo único que lo único que sobrevivió intacto a la guerra fue aquel enorme sauce que esta al lado de las tiendas. El lugar donde vi a Ben por primera vez. Lástima que se lo hayan llevado.