Solo una noche más.

♡♡♡ 15.- Navidades con amor ♡♡♡

Los pequeños remolinos corretean por toda la habitación presas de emoción al ver las enormes botas llenas de caramelos que Will les consiguió

—¡TIO! —Sacuden a Elliot con sus pequeñas y sudorosas manitas—¡TIA! —Es mi turno de ser sacudida—Miren todos los caramelos que hay en la bota—Gritan emocionados. Abro un ojo aun medio adormilada, en todos mis años de vida es la primera vez que alguien tan pequeño me despierta por algo como caramelos, pero de cierta forma me gusta, Elliot se despereza más rápido que yo y toma a uno de los niños y moverlo en el aire haciéndolo reír a grandes carcajadas, tomo al otro chiquillo y hago exactamente lo mismo, pronto la habitación se ve repleta de risas, el tercero no duda al subirse a la espalda de su tío y reír justo en su oído. Me distraigo un poco cuando sorprendo a Liz en la puerta de la habitación con un brillo sospechosos en sus hermosos ojos marrones, codeo a Elliot para que note a su madre

—Buenos días mamá—Saluda con gran animo

—Buenos días Liz—Saludo también dejando que el niño entre mis brazos se distraiga enredando mi cabello

—Creí que querrían seguir durmiendo un rato más, planeaba llevar a los niños a su habitación

—Claro—Todos hacen un puchero antes de seguir a Liz, Elliot me toma por la cintura y me acerca a el de un tirón, yo me extiendo contra su cuerpo marcado

—Estamos jodidos—Murmura con voz juguetona

—¿Por? —A pesar de que se lo que va a decir no puedo borrar la sonrisa de mi rostro

—Al parecer la matriarca de los Jones quiere mas nietos, y esta vez no los quiere del Jones mayor

—Tú también lo has notado—Me burlo

—Ni siquiera lo culto, algo me dice que esta mañana vamos a tener algo mas que la idea de joyas en esas manos tan sexis—Me rio con una carcajada alta antes de besarlo

Nos quedamos en cama charlando hasta que el reloj marca mediodía y nuestros estómagos nos rugen por lago de comida, y como no, Liz entra con una misión en mente, convencernos de procrear mas Jones

—Kendra—Llama, suspiro en voz baja y la miro con una sonrisa—¿Nunca has pensado que serias una buena madre? —Si bien yo ya estaba prepa parada para ello Elliot no, así que se ahoga con el trago de café que acaba de tragar

—Mamá—Se queja una vez que se recupera

—¿Qué? —Pregunta con inocencia en su rostro—No es algo malo, además no pregunte si los quiere ahora, o si los quiere contigo

—Mamá—Se vuelve a quejar mi novio

—Oh cálmate bebé, ¿te gustan los niños querida? —Elliot se rinde y solo se sienta cerca de mi mientras continua su ardua tarea de tragar el café que hay en su taza

—Bueno, no son mis individuos favoritos, pero son lindos

—Oh, los niños son asquerosamente lindos Kendra—Me dice con un brillo de nostalgia en su mirada—Recuerdo que Zade era un bebe llorón pero lindo, menos cuando teníamos que cambiarle mas de seis veces el pañal porque…

—Mamá—Esta vez el que se queja es Zade—Es hora de ir al centro comercial y agradecería que fuese antes de que me dejes en ridículo por haber sido un bebé llorón

—Esta vez te salvas Elliot—Canturrea Liz enredando su brazo con el de su hijo —Pero no te acostumbres—Me carcajeo cuando la mujer nos deja solos

—Te lo dije—Se queja JJ, los preparativos de la cena nos mantienen ocupados casi toda la tarde, así que solo tenemos un momento de descanso justo antes de la cena. Cenamos con muchas anécdotas por toda la mesa y finalmente nos levantamos cuando los niños no pueden soportar el no abrir sus regalos, claramente ellos son los primeros en abrir sus regalos, sus caritas se iluminan la ver los montones de juguetes que hay en los envoltorios, después es el turno de Luciana, Carolina, Zade, mi madre, Liz y su esposo y finalmente Elliot y yo, hay de todo un poco, desde cosas costosas hasta dibujos hechos por los niños

A eso de las dos de la mañana por fin regresamos a la habitación, gracias al cielo Elliot decide tomar una ducha en la madrugada y como buena samaritana le acompaño, cuando estamos recostados recuerdo mi regalo para él, me levanto de un brinco yendo a por la cajita

—Esto es para ti

—Creí que ya tenia a mi regalo acostado justo a mi lado—me derrito un poco mas mientras me acomodo a su lado atenta a su reacción, cuando abre la cajita su sonrisa se agradan y me mira con cara de enamorado—Joder

—Yo tengo una y creí que era justo que tú también tuvieras una—El brazalete le queda perfecto y sonríe mientras lo ve alrededor de su muñeca

—Jamás me lo voy a quitar—Me atrae hacia el y me envuelve entre sus brazos besando la coronilla de mi cabeza—¿Cómo es que tardaste tanto en entrar a mi vida castaña?

—Las cosas buenas se hacen esperar—Murmuro quedándome profundamente dormida entre sus brazos

Elliot---

Nos despedimos de la familia una semana después, el trabajo llamada, la madre de Kendra decide quedarse un poco más haciéndole compañía a Luciana y los hijos de Zade, quienes se negaron a dejarla, dejo a mi chica en su hogar y voy a la mía, tomo una ducha rápida y en menos de media hora ya estoy en cama observando con la luz de la luna el brazalete que me dio, no puedo evitar sonreír mientras trazo el relieve del brazalete con mis dedos, no puedo dejar de sentirme como un maldito afortunado




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