“HOLA DE NUEVO”
—Elisa—. Escuche a lo lejos
—Elisa—. Se escuchaba más cerca.
—¡ELISA, TE QUIERES DESPERTAR! — gritaron en mi oído.
—¿qué diablos te pasa? el sueño es sagrado, no debes hacer eso y ¿si me daba el infarto o reaccionaba mal y si te golpeaba? — grite mientras que me levantaba, estaba enojada.
—ay lo siento, no fue mi intención— dijo sin importancia
—eso no se hace Erica— la regañe
—pero ¿Qué debía hacer? llevo más de media hora queriendo despertarte, pero como siempre tú sueñas puede más, pareces un jodido koala cuando duermes— me dijo Erica. —además no te acuerdas que hoy es nuestro día de chicas— dijo esto e hizo un puchero. Ante su puchero nadie se podía resistir.
—sí, si lo sé y lo siento, voy a darme una ducha, y no lo olvide, solo estoy cansada y me quede dormida, ahora salgo y ya no me pongas puchero— dije mientras salía rumbo al baño.
45 minutos después, salí ya cambiada. Me puse un polo a tiras blanco con una camisa sport manga larga azul. Un pantalón y mis infaltables zapatillas negras.
—bien, vamos a disfrutar— le dije a Erica mientras rodaba los ojos y ella solo daba saltitos.
—si— me respondió alegre
Como era sábado por la tarde, Erica convenció a mi mama de que me dieran permiso y si me dieron permiso para ir con Erica al centro comercial.
—Elisa ¿ya viste tu vestido para la graduación? — me pregunto
Me detuve al caminar y la miré.
—no aun no y ¿tu?
—si tengo el modelo solo falta confeccionarlo, ya luego te lo enseñare y en cuanto a ti mujer solo quedan 7 meses y terminamos el año
—ya veré como me las arreglo y espero que tu ayudes, yo no sé nada de moda
—déjame todo en mis manos yo te ayudo.
Fuimos a muchas tiendas de ropa, Erica compro muchas cosas, sus padres le consentían muchas cosas, además de que tenían dinero a por montón, yo solo compre un polo negro con algunos accesorios, además de que no quería gastar en tantas cosas. Estaba tan concentrada en mi mundo y no en Erica, la verdad me había desanimado bastante pero no quería decirle nada, sé que se sentiría mal así que decidí ignorar todo a mi alrededor. Y recién me di cuenta de ella hasta que me hablo para ir al patio de comidas.
—iré por comida ¿deseas algo en especial? — me dijo y me sonrió, ya sabía lo que significa.
—si por favor— le respondí.
—¿Pizza? — me dijo mientras sus ojitos se iluminaban.
—sí, mitad aceitunas y mitad americana.
—sí que sabes lo que elegir, está bien, ahora regreso— dicho esto se fue.
Después de que se fue me puse los audífonos, para matar el aburrimiento y me perdí de nuevo en mis pensamientos.
—hola— me dijo alguien tocando mi hombro. Asustada volteé y vi que era Steven.
—hola— le respondí, le sonreí, si esta vez sí le sonreí.
—¿cómo estás? — me dijo y se sentó para hablar con una confianza como si nos conociéramos de toda la vida. Reconozco que me sentí algo incómoda, él no es como yo, pero voy a ignorar esa sensación.
—¿Qué haces por aquí?
—Salí con una amiga ¿y tú?
—vine a comprar algunas cosas y de paso me distraigo.
—sí, es bueno distraerse— le respondí
—bueno— dijo Steven —ya me tengo que ir, tengo que llegar a mi casa temprano, ya sabes cómo son las madres, pero ¿me puedes dar tu número para mantenernos en contacto? — preguntó nervioso.
Yo solo sonreí tímida e incómoda.
—claro — respondí —es el 938458631 (inventen cualquier otro número).
—bueno, hablamos luego—me dijo y vi cómo se retiraba.
—¿y quién es él? — dijo Erica dándome un susto y provocando que de un saltito.
— mujer que gran susto, no hagas eso y él es Steven, un amigo del colegio, ya te había contado de él— le respondí.
—ajá claro amigo— me respondió fríamente. Yo solo rodé los ojos y empezamos a comer. No quería dar más explicaciones, al menos no hoy.
Como ya era un poco tarde, fui a dejar a Erica a su casa y regresé caminado a la mía, para evitar ver a mi madre, pero las cosas no salieron bien.
—¿estas son horas de llegar? —me dijo mi madre ni bien puse un pie en mi casa.
— se me hizo tarde, lo siento— respondí.
—oh que casualidad, hoy se te hizo tarde— me estaba desafianzado. Suspire.
—si no volverá a pasar.
—eso espero, y pues vuelve a pedirme permiso y te diré que se me hizo tarde— me respondió sarcásticamente.
No quería pelear, ya estaba cansada y solo la miré y solo rodé los ojos. No quería discutir. Subí a mi habitación y recibí un mensaje de un número desconocido
///CONVERSACIÓN///
-hola Elisa
- ¿sí? ¿Quién habla?
-soy Steven
-hola Steven
- ¿cómo estás?
- bien algo cansada pero bien y tú?
-yo bien menos mal y ¿qué haces?
- escuchando música y tú?
-pues…
///FIN DE LA CONVERSACIÓN ///
Y me pasé horas hablando con él, es muy gracioso me cae muy bien, puse un poco de música y sonó una canción romanticona disfruto de Carla Morrison.
Disfruto mirarte cada movimiento vicio que tengo un gusto valorarte nunca olvidarte entregarte mis tiempos no te fallare contigo quiero envejecer
En eso recordé a Matías y en nuestra pequeña conversación, me había dado cuenta que no ha venido en varios días a casa de Barbie.
—tal vez terminaron—pensé
—Eso no te debe de importar— dijo mi conciencia.
—Si tienes razón.
—sin embargo, estas pensando en él.
—ya cállate.
—no.
—¿Dormimos?
—Buena idea.
Al fin mi conciencia dijo algo bueno.
Venga y vámonos a los brazos del guapo Morfeo
— uy si claro guapo—. Replico mi conciencia.
—Ya cállate.
A veces tenía ciertas peleas con mi conciencia, creo al estar casi siempre sola me hacía bien conversar con alguien.
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Editado: 16.01.2021