"GRACIAS, POR TANTO, POR TODO Y POR NADA"
Al día siguiente me desperté, sin ánimos, sin nada de motivos, con mucha pereza y desgano me senté en mi cama, al filo para ser más preciso y después de estar unos minutos de estar mirando mis pies sentí un olor a café.
¿café?
¿yo no tengo a quien que me prepare café?
Fui con discreción a la cocina y me llevé una sorpresa.
—Elisa— era Erica. Estaba aquí.
—Hola, ¿Cómo entraste?
—me diste una copia de tus llaves, ¿o acaso también te olvidaste? — dijo entregándome una taza de café.
—cierto, lo olvide y con respecto a lo de ayer— tome un poco de café, delicioso.
—claro que te olvidas, te olvidas de todo y de todos, me dejaste ayer en nada luego de que la Barbie mayor te dijera todas esas tonterías— dijo sin más.
—no fue mi intención— y era verdad, pero me afecto mucho lo que me dijo —no pensé que pasaría eso y me dolió mucho.
—no hay problema de verdad, para la próxima avísame que me dejaras tirada en el centro comercial para ir llevando dinero extra— dijo irónicamente.
—Erica— dije mientras me acercaba a ella.
—es solo por las dudas y no digas nada, yo ya me voy—
—Erica de verdad yo lo ...
—No Elisa, ahora no.
—pero Erica de verdad.
—dije que ahora no.
Y lo próximo que escuche fue el sonido se la puerta cerrándose.
No tenía muchos ánimos, miré el pequeño estante que tenía en la sala, estaba vacío, decidí ir a la librería para comprar un libro. Y de paso eso me ayudara a despejar mi mente.
Al ingresar sentí un poco de paz, ese olor a libros nuevos es una adicción y ya estaba por perderme entre los pasillos, pero escuché una voz muy conocida.
Me acerqué un poco y me escondí detrás de un librero.
—y dime ¿Tienes novio?
—no, para nada, y ¿tú tienes novia, pareja?
—tampoco tengo pareja y estaré por un buen tiempo soltero.
—un chico tan guapo como tú no puede estar mucho tiempo solo
Cuando me acerque lo suficiente y me lleve una gran sorpresa, era la chica jirafa coqueteando con Matías.
—habrá una fiesta en mi casa el día sábado.
Ese día era la fiesta elegante.
—claro, me encantaría ir y dime ¿cómo debo ir vestida? — seguramente le dirá muy elegante.
— anda como gustes, te verás hermosa, de eso estoy seguro
Cuando escuché eso sentí algo rompiéndose en mí, ¿decepción? Tal vez sí, no éramos nada, porque me siento así, suspire resignada, mire un libro de auto ayuda, no me gusta esos libros, pero ya que, lo tome y no dude en salir.
Al parecer no me ha reconocido, punto para mí, el día de la fiesta, ese día que me vea se arrepentirá, me dijo que era elegante porque su mamá era especial y a ella le dijo anda como quieras, no señor no sabe con quién se metió.
—disculpa— hable una voz algo chillona, que para sorpresa mía salió con mucha naturalidad, y me quedó mirando Matías, pero no lo evite. Lo rete con la mirada.
—quiero este libro.
— disculpa, que no ves que estoy ocupada niña— me dijo la jirafa parlante.
—disculpa aceptada, pero para eso te pagan no, para atender y yo quiero este libro.
—escúchame bien niña insolente...
—Señorita Álvarez esas son maneras de tratar a la clientela.
—disculpe señor y señorita ahora la atiendo.
—si por supuesto— dije con una sonrisa más grande que el gato de Alicia.
—disculpé las molestias, permiso— me dijo el gerente, le sonreí a modo de no hay problema. Le di una mirada de ese tipo matadora a Matías y me fui por mi libro.
Cuando salí de la librería fui a casa, me sentí culpable, nunca me había comportado así,
—esta celosa— me dijo mi conciencia
—sí y mucho— le respondí.
Cuando llegue a casa me di una ducha ya luego me disculparía con ambos.
Me senté en el mueble y ordené pizza y mientras esperaba le envié un mensaje a Erica.
Erica perdón como te trate, lo siento
Tecleé rápidamente, quería disculparme con ella, ya luego la invitaría a comer pizza.
Llamada telefónica
-diga
-Elisa, ya tienes el vestido elegante para la fiesta.
-si Matías ya lo tengo.
-perfecto, el sábado no podré ir a recogerte.
-¿estás hablando enserio?
»es por la jirafa «
-lo siento Elisa
-da igual el sábado te veo
-perfecto, besos
-adiós
Fin de la llamada
Lo odio me dejó por esa mujer.
No voy a ser la segundona de nadie.
El sábado sería la última vez que lo vería.
Pensé que era muy diferente pero no es así.
Hasta pensé que lo podríamos intentar.
—idiota— susurre.
Todos son iguales hasta mi padre.
Con mucha cólera me senté en el suelo, cerré los ojos, no lloraría, no por él, el no merece mis lágrimas.
A los minutos entro Erica con una caja de pizza.
—¿Qué haces aquí? — dije sorprendida. La verdad no me lo esperaba.
—me llegó tu mensaje y venía a verte, sabes que no podemos estar peleadas, eres mi mejor amiga y justo cuando estaba llegando llegó el joven de la pizzería, muy lindo, por cierto.
—perdóname— dije abrazándola.
—tranquila, tranquila, sé que me amas y no puedes vivir sin mí—
—lo sé.
—ahora me dirás porque estas así, tan afligida.
—es Matías.
—¿qué te hizo?
—estuvo coqueteando con otra chica y yo tontamente pensé que podríamos intentarlo.
—oh Elisa mía, tu tranquila, ese idiota sabrá lo que se perderá y más ahora que eres toda una Barbie sensual.
—sí, deja de decirme barbie, ese día de la fiesta, será la última vez que lo vea y no soy sexy.
—está bien, yo voy a estar para ti no lo olvides Barbie— soltó una risa
—loca— dijo rodando los ojos
—fea.
—calla.
—hoy es noche de chicas, traje helado.
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Editado: 16.01.2021