Solo yo

Prologo

— ¡Basta! Por favor—la voz suplicante de la joven no impidió que ese hombre continuara tocándola.

—Shh, cállate los vecinos podrían escuchar.

Pero, a decir verdad... ¿Qué le impedía a ella gritar? ¿Era su culpa por no defenderse? ¿Por no decirle nada a su madre? ¿De quién era la culpa?

"—Cassie, como ya sabes hoy iré a buscar a tu hermano al aeropuerto. Te pediré que cocines por favor."

Su madre, aah la ingenuo a de su madre, ¿Cómo no podía darse cuenta de lo que pasaba dentro de su propia casa? ¿Sería su culpa por intentar volver a creer en el amor?

O tal vez estaba demasiado atareada ese mes como para percibir que las cosas se ponían cada vez más y más tensas. Aquel hombre se había ganado la confianza de Cassie para después destruirla sin vacilación, pero al menos por ahora él no llegaba al otro extremo.

Cassie tal vez no sabía cómo reaccionar por la falta de su padre en casa, como su madre se divorcio cuando ellas apenas tenía siete años y no volvió a ver a su hermano no se le daban bien los hombres.

"—Tranquila, cuidaremos bien la casa mientras no estás, me muero de ganas por conocer a Samuel."

Ese hombre, definitivamente era culpable, pero no era el único.

En cuanto su madre salía a trabajar todo se volvía una pesadilla.

—Hoy voy a disfrutarte, porque con tu hermano en casa no podre tener todo el tiempo que teníamos antes, tal vez ya sea hora.

Debió haber sido un ángel quien golpeo la puerta en aquel momento para salvarla.

— ¿Quién es? —Ese hombre, no se imaginaba lo que le esperaba al abrir la puerta.

—Hola—el chico entro a la casa con su aura de alegría sin esperar a ser invitado—Perdone si llego temprano pero mi vuelo tuvo unos inconvenientes por lo que creí mejor cambiar el vuelo y llegar antes, he avisado a mi madre por lo que no hay de qué preocuparse.

Samuel debió haber sido un ángel. Un puro ángel.

—Oh, tu eres Cassie—sus ojos se abrieron al ver a la chica, y repentinamente se precipito hacia ella entrando por completo—¡Estoy muy feliz! Creciste tanto— con delicadeza le tendió la mano—Soy Samuel, tu hermano.

Nueve años sin verse, y se reencontraban. Ella se sintió tan alivia.

Definitivamente debió haber sido un ángel.

—Hola...—tomo su mano.

Pero en realidad era el peor de todos los demonios.



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En el texto hay: historia madura

Editado: 11.07.2018

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