Parte I - 1: Todos

Es Martes en el mediodía. El chófer conduce a toda velocidad pese a que nadie se lo haya pedido. De pronto el taxi frena en seco. Los nervios han callado a los Solteros quienes solo quieren llegar a su nueva vida.

Al vislumbrar su nuevo hogar, el corazón de los Solteros comienza a bombear más sangre que nunca. Había unos que estaban más calmados que otros, pero todos sentían la emoción. Al fin iban a poder saborear la libertad de su nueva vida.

A primera vista la casa es agradable, tiene dos plantas. En la primera esta la cocina, el living - comedor y un baño; en la segunda planta se encuentra un baño y dos habitaciones con dos camas cada una y un ordenador en la más alejada al baño. Sin embargo, lo mejor es que la casa esta ubicada frente a la playa.

 
 

En su primer día en la ciudad los Solteros se limitan a no más que desempacar y descansar. La vida da giros enormes y los cuatros se sienten agradecidos de tener la oportunidad de empezar de nuevo. Ya no habrá más errores, no habrá más líos y confusiones, ya no tendrán la sensación de estar solos en la vida. No más. Ahora solo los espera la esperanza y la "verdadera vida". Solo les queda vivir el día a día y disfrutar de ello.

Después de cenar, casi de inmediato caen a dormir. Sin duda ha sido un día agotador. Mientras que Liam y Luck duermen en la habitación más pequeña, Ivan y Mia duermen en la pieza contigua. A la mañana siguiente todos despiertan temprano, alrededor de las 6 a.m. El sol brilla con intensidad. A las ocho en punto el colectivo escolar pasa a buscar a Mía.

Esa misma mañana, el resto de los Solteros se disponen a buscar empleo. Así, Liam e Ivan comenzaron a trabajar en la estación de policía de Sunset Valley. Liam tenía claro que eso era justo el trabajo que necesitaba para algún día, quizá, llegar a ser súper-espía. Por otro lado, Ivan no estaba seguro del trabajo, ya que a él le interesaban más las artes, pero supuso que sería divertido ser policía. Luck quiso apuntar alto y se unió a la profesión en el ayuntamiento, después de todo, para algo tenían que servir las clases de derecho.