Observé como Jake hacía uno de esos raros bailes de celebración preguntándome cómo era posible toda esa habladuría que había hacia su persona. Los oía decir que Jake cargaba una máscara hipócrita, que veía desde arriba a todos y era un hijo consentido con lujos que inclusive, despreciaba a su hermana menor. Nadie sabía con exactitud de dónde provenía ese tipo de rumores, no obstante no se molestaban en averiguar sí eran verídicos y se dedicaban a esparcirlos y creerlo como si se tratase de una veracidad y no un chisme del que podían disfrutar en sus ratos libres
Una vez escuché de la boca de una rubia decir que él había violado a una chica de primer año. Que era una horrenda persona.
Jamás creí en alguna de las falacias que comentaban entre los pasillos. Siempre le habían retratado de forma distinta a la imagen real con la que convivía casi a diario. Él amaba a su hermana, en cada oportunidad que tiene la mencionaba, a veces la recordaba con una anécdota o me contaba qué cosas había hecho últimamente.
Me había hablado que ya no era tan unido a ella pero que de igual manera la quería como desde el día en que se enteró que tendría una compañera de vida en esa gran casa.
Sabía también que Jake era alguien amable aunque conservara cierta distancia de todos, disfrutaba como cualquier otro, pocas veces se involucraba en demasía.
Así que mi conclusión sobre los rumores sobre Jake era que la persona que los había empezado le guardaba algún tipo de rencor.
Las palabras que vienen de la mentira son letales, buscaban camuflar de mil maneras disímiles el sol, algo que no podía ser ocultado con un dedo, porque era la verdad y ello no se podía se esconder con un dedo o una mano. Así de simple.
De pronto, sentí un hombro chocar con el mío y su mirada se topó con la mía; sus ojos jade me contaron una historia diferente, nada similar a lo que las lenguas de extraños remarcaban en reiteradas ocasiones.
Él se veía igual a su hermana, compartían los rizos y los ojos que tanto caracterizaban a los Gibbson, esa tonalidad de un obscuro verde. — ¿Qué sucede?—pregunté.
—No es nada, es que llevas rato en silencio y yo conozco al Cas bullicioso y explícito—Sus pies descalzados jugaron con los míos—Todos saben de ese Cas…
—Un ratoncillo se ha tragado tu lengua, eh.
—Jay, tienen una idea poca realista de mí.
— ¿Qué te tenía tan distraído?
—Sobre los rumores, lo que dicen en el instituto sobre ti.
—Ya veo.
—Pero no les creo nada—Mi mano acunó su mejilla con cariño y le di esa mirada que él solo entendía, con cierto secretismo. Y él Entendiendo mi petición muda me respondió con sus labios que se entreabrieron, se aproximó con lentitud a mi rostro y cuando ambos percibíamos la respiración del otro. Repiqueteó su teléfono de forma escandalosa—el tono era una risa de algún tipo de maníaco que en más de una vez me asustó—, la pantalla iluminada tenía escrito un nombre que conocía nada más por ello.
Isobel G.
Una mujer que era un signo de interrogación gigante sobre la vida del otro chico. Jake no hablaba mucho de ella, de hecho, en ningún momento le ha mencionado al menos una vez, atreviéndome de alguna forma, pregunté lo obvio— ¿Tu madre?
Los ojos de verde jade fueron pensativos unos segundos cuando otearon el nombre de la pantalla pero regresaron a los café de Cason para dar una respuesta—Sí, es ella. Debo irme se ha hecho tarde, se va poner de malas sí no hago mis deberes. —Se apresuró en decir.
Cason se levantó de la cama seguidamente de Jake—Puedo acompañarte a la puerta.
Jake presionó la curvatura de sus dedos a uno de sus hombros—sus ojos hallándose el uno al otro, provocó en él sentir cierto picor de culpabilidad—No es necesario. Espero que disfrutes la tarde con tus amigos, Cas—Y se fue, sin abrazos o besos castos que compartían las parejas. Despidiéndose a su manera. Cómo Jake era en realidad, alguien que no creaba lazos por medio del cariño con las personas.
Aunque Cason fuese romántico de cojones en lo que respectaban relaciones, no quería presionarle. Había comenzado a comprender que eso venía de la forma de ser de Jake, asimismo le hacía ver que los momentos lindos que tenían eran especiales, casi como algo nuevo en cada sucesión.
Dejó de lado todo aquello, se alistó para beber batidos y comer comida chatarra en “Hathaways nasty food’s” en compañía de sus amigos. Tomó su automóvil y manejó a la próxima instancia a destino, sosegado y feliz.
11:13 P.M.
Todos reían por el desastre de Willow.
La muchacha regó su batido sobre las papas fritas que pidió con tanto esmero y todos se encontraban partiéndose a carcajadas por ese motivo; todos menos Alessandro, que apenas regresaba del baño. —Ale, ¡mira la mezcla especial que ha hecho tu niña, tienes que probarle a ver qué tan bueno ha quedado!
El de cabello azabache rodó los ojos por lo bromista que estaba hoy Ember. —Pruébalo tu primero, ¿no eres tú la que tiene un gusto especial por las cosas asquerosas?—Le contestó yéndose a sentar justo al lado de Ember Willow.
Editado: 12.09.2021