Llegó el momento de la verdad. Magnus, Sena, Julius, Josy y Flora se enfrentarían al temible Silfer, ahora sin el apoyo de sus aliados, pero con una incesante sed de venganza y terribles poderes.
La Facultad entera sería testigo de lo que iba a acontecer aquí, a las puertas del edificio de la carrera.
— ¡Nunca me vencerán, malditos perdedores! —Exclamó desafiante Silfer.
— Eso lo veremos... —Afirmó Magnus.
Y así comenzaba la pelea final. Silfer lanzó un poderoso rayo contra los cinco héroes, pero todos corrieron directo hacia él, esquivando el ataque de este y listos para plantarle cara y hacerle frente.
El primero que tomó la iniciativa fue Magnus, quien con gran destreza y agilidad saltó de un solo brinco para dar el primer golpe. Silfer replicó el salto y los brazos derechos de ambos chocaron entre sí, desatando la lluvia de puños y patadas entre los dos portadores.
Magnus y Silfer se enfrascaron en una verdadera ráfaga de ataques cuerpo a cuerpo en forma consecutiva, hasta el punto de chocar sus manos, haciendo pleito de fuerzas y provocando el característico temblor de tierra que se originaba cada vez que las energías de Sombra y de Luz chocaban entre sí.
Sin embargo, a pesar de sus increíbles habilidades, el Portador de Sombra no contaba con un detalle en particular: Que esta vez Magnus no pelearía solo, sino que sería apoyado por sus amigos.
Y así ocurrió, pues de inmediato el primero que acudió en su ayuda fue Julius, quién derribó a Silfer de un puñetazo, cayendo al suelo, a lo que el maligno estudiante se puso de pie inmediatamente, defendiéndose de los constantes ataques de este.
— ¡Esto es por lavarle el cerebro a mi novia, desgraciado! —Exclamó furioso Julius.
Pero Silfer era astuto, y mientras se dejaba golpear por el joven leguleyo, aprovechó la extraordinaria fuerza de su rival y combinando puños con energía oscura, le propinó una serie de golpes que comenzaron a aturdir al joven amigo de Magnus.
Cuando el Portador de Sombra se disponía a rematar a Julius, Josy le atacó con potentes ráfagas veloces mezcladas con puños y patadas, además de una increíble súper patada voladora que mandó a Silfer de bruces contra uno de los pilares del edificio, desatando la algarabía de todos los presentes, especialmente de los compañeros, que celebraban la hazaña como si se tratara de la final del mundial de Fútbol.
— ¡Qué te pareció eso, perdedor! —Exclamó Josy desafiando a Silfer.
En medio del fisurado pilar, el Portador de Sombra refunfuñaba de ira y mientras la joven novia de Julius volvía a lanzarse al ataque con su súper velocidad, este trató de hacer la misma técnica que utilizó antes cuando la secuestraron: Reunir toda su energía en una pequeña esfera de color púrpura para después reventarla cerca de ella.
Pero Josy ya conocía muy bien dicha técnica y sabía que no caería en el mismo error dos veces, por lo que en el mismo momento en que Silfer se disponía a extender sus brazos para hacer que la esfera hiciera contacto con la joven, Josy, por medio de su súper velocidad, se detuvo abruptamente, desapareciendo en cosa de un pestañeo.
— ¿Pero qué…? —Dijo Silfer sorprendido.
— ¡Ahora Sena! —Exclamó la joven.
Y Silfer, sin darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, recibió una violenta patada por la espalda de parte de la pelinegra, para después saltar por encima del Portador de Sombra, y golpearlo sin cesar en el suelo y levantarlo del cuello para mandarlo lejos con otro puñetazo al rostro, haciendo que este empezara a derramar sangre por la boca y la nariz.
— Eres una traidora... —Decía irónicamente entre balbuceos Silfer.
— ¡Cállate...! —Exclamó la joven.
Y le mandó un solo puñetazo que lo tiró lejos contra el pavimento, a vista y paciencia de todos los estudiantes, quienes aplaudían con euforia a sus cinco héroes por el enfrentamiento que estaban presenciando con suma atención.
Pero Silfer, a pesar de sus graves heridas y la sangre que todavía le brotaba por sus labios, seguía firme en pie, desafiante frente a Sena, para sorpresa de los leguleyos.
— ¿Eso es lo mejor que tienes Sena? —Ironizaba Silfer medio magullado de tantos golpes.
— ¡Eres un mal perdedor, ahora verás! —Exclamó furiosa Sena.
La joven corrió fuera de la entrada de la Facultad y saltó con todas sus fuerzas para golpear de lleno al magullado Silfer, pero el maquiavélico ser en cosa de segundos, esquivó el ataque de Sena, la agarró violentamente del cuello y la lanzó lejos por los aires.
— ¡Sena...! —Exclamó Magnus al divisar a la joven.
De inmediato el Portador de Luz saltó a su rescate y en medio de los aires la recuperó y tomó en sus brazos, como si se tratara de un caballero en elegante armadura rescatando a una bella damisela en apuros, o más bien, a una gladiadora que luchaba al igual que él por la justicia.
#25754 en Otros
#3906 en Acción
#18785 en Fantasía
amistad y amor, poderes y habilidades sobrenaturales batallas, poderes humor aventura
Editado: 28.06.2020