La mirada en los ojos de Silfer era de rabia contenida tras la increíble reaparición de Magnus. Mientras los leguleyos abucheaban sin cesar al Portador de Luz estando influenciados por el trance oscuro del Portador de Sombra, el resto de los protagonistas eran espectadores presenciales de la terrible batalla que estaba por librarse entre estos dos gigantes.
Lo que nadie sospechaba aún era que en las alturas, más concretamente en la azotea del edificio que albergaba a la Facultad de Derecho, una misteriosa figura encapuchada estaba observando atentamente los acontecimientos que estaban a punto de ocurrir, siendo este mismo quien anteriormente había presenciado también la dolorosa expulsión de Magnus y el ascenso al poder de Silfer, todo ello esbozando una particular sonrisa, como si se tratara de algo absolutamente premeditado y preconcebido.
De todas formas, el escenario ya estaba preparado y los leguleyos solo apoyaban a un solo campeón: al de Sombra, a quien irónicamente consideraban como un héroe, ignorando así la verdad real de los hechos acaecidos.
— ¡FUERA DE AQUI, ASESINO! —Gritó uno de los leguleyos contra Magnus.
— ¡NADIE TE QUIERE MAGNUS, LARGATE! —Exclamó otro de sus compañeros.
— ¡TE PUDRIRAS EN LA CARCEL MALDITO INFELIZ! —Dijo con rabia una compañera.
— ¡ASESINO! ¡ASESINO! ¡ASESINO! ¡ASESINO! -Gritaban al unísono todos los leguleyos contra el joven.
— No puedo creer que a pesar de todos los esfuerzos por sacarte de mi camino, todavía tengas la osadía de desafiarme. ¿Es que acaso no te cansas de hacerte el héroe, maldito fracasado? —Preguntaba Silfer con ironía y molestia a la vez—. De cualquier forma ya no puedes ganarme. Ahora soy invencible, tengo a toda la Facultad conmigo. ¡Yo soy el héroe aquí, ahora y siempre! Además, si vuelves a poner un pie aquí, la cárcel será tu nuevo hogar.
— Tú no eres el héroe de nadie, maldito usurpador. —Respondió con seriedad Magnus.
— ¿Qué dijiste? —Preguntó sorprendido Silfer.
— Le mentiste a todos los leguleyos inventando esa historia absurda de que yo asesiné a aquellos tres chicos, cuando en realidad fuiste tú quien me utilizó para esos fines. Y no contento con ello, manipulaste a Sena y a los muchachos para ponerlos en mi contra. Eres un sucio miserable, un canalla, un manipulador de primera que no se merece siquiera el perdón de Dios. —Dijo furioso Magnus.
— ¿Así que ahora vienes confiado y con esos aires de superioridad solo para enfrentarme de nuevo? ¡Qué idiota eres! —Decía Silfer burlándose de su rival—. ¿De verdad piensas que puedes derrotarme tú solo? Mis poderes han aumentado al máximo, gracias al odio de todos nuestros compañeros hacia ti. No importa cuánto te esfuerces por detenerme, nunca me podrás vencer.
— No vine a detenerte Silfer. ¡Vine a destruirte, maldito! —Exclamó airado Magnus.
En ese instante el Portador de Luz desplegó todo su poder, mostrando un aura de luz totalmente diferente a la de costumbre. De una luz dorada y resplandeciente pasó a un destello de color naranja y rojo fuego. Silfer se sorprendió por ello nuevamente, pues al igual que ahora, ese mismo fenómeno se produjo cuando fue acusado el año anterior, desatando aquella ira descomunal y sin precedentes. El Portador de Sombra sintió miedo en aquella ocasión, recordando ese instante con mucho temor.
— "Esa luz... es la misma de aquella vez. En lugar de aquél resplandor característico, ahora es una especie de aura furiosa y descontrolada, cegada por el rencor y la ira." —Pensaba Silfer para sí.
Pero no solo este manifestó temor por ello. También los leguleyos, y especialmente Sena, Flora, Julius y Josy, comenzaron a sentir algo de miedo tras ver el despliegue furioso de poderes por parte de Magnus. Incluso Monty, Lily y Vicky estaban aterradas, pues creían que esto había superado de por sí a los increíbles poderes del Portador de Sombra.
— Señor mío, tiene un poder aterrador. —Decía asustada la colorina—. Si continúa así, es capaz de destruir todo el Campus.
— No imaginaba que Magnus tuviera esa clase de fuerzas. —Decía asombrada y sin temores Monty.
— Sus poderes son abrumadores, jamás había visto semejante demostración de furia. —Decía Julius asombrado, a la vez que asustado—. “Todo esto es nuestra culpa, si no le hubiéramos dado la espalda en aquél momento, la situación habría sido completamente distinta, pero en vez de eso, dejamos que él cargara con todo ese rencor.” —Pensó.
— Tiene un aire diferente. Su luz no es la de antes amor, está cegado por la ira. Es como si ahora quisiera destruir a su enemigo. Tengo un mal presentimiento sobre esto. —Decía preocupada Josy.
— No se preocupen por Magnus. —Dijo de pronto Flora—. Yo también quedé impactada cuando lo vi en ese estado por primera vez, pero les aseguro que sigue siendo el mismo.
— ¿Cómo estás tan segura de eso Flora? —Preguntó atónito Julius.
— Simple. —Respondió clara la joven—. Porque a pesar de que está furioso, sigue consciente de su determinación. El no destruirá a ninguno de nosotros, salvo a Silfer. No está en su naturaleza aniquilar a nadie, puesto que es el Portador de Luz y por ende su esencia es inocente así como su espíritu. Pero ahora que ha sido dañado, solo peleará para un solo propósito: Vengarse de quien lo humilló y puso en ridículo frente a todos.
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Editado: 28.06.2020