La criatura comenzó a girar su cabeza hacia arriba... y al instante, emitió un fuerte bramido, como el de un monstruo voraz, que aterrorizó a todos en el Campus, provocando una violenta estampida humana que corría sin cesar por todos los rincones del lugar, buscando un refugio para protegerse de aquél monstruo infernal. También las ventanas volaron en mil pedazos por el rugido de este, agravando aún más la sensación de espanto dentro de las propias facultades aledañas.
— ¡Dios mío, se ha convertido en un monstruo! -Exclamó un estudiante a lo lejos.
— ¡Esto es terrible, sálvense quien pueda! —Decía asustado otro estudiante.
Incluso entre los propios leguleyos el terror era mayúsculo, tanto así que todos corrían de un lado al otro tratando de refugiarse de aquella criatura maligna en la que se había convertido Silfer, por lo que Monty tuvo que poner paños fríos y liderar a todos sus compañeros.
— ¡Todos adentro de la Facultad ahora! —Ordenó la joven.
Casi de manera espontánea, varios compañeros solidarizaron unos con otros para retirar los enormes escombros que impedían la entrada al edificio y así facilitar el refugio de todos ellos, ante la terrible batalla que estaba a punto de ocurrir. Pese a ello, aún quedaban testigos por todo el Campus que no se querían perder ni un solo segundo de la increíble batalla final.
Luego de aquello, otro rugido más del Silfer monstruoso, a lo que inmediatamente hizo el primer movimiento, estirando uno de sus brazos para aplastar a sus pequeños rivales, quienes lo esquivaron justo a tiempo. Sin embargo, a diferencia de la vez anterior estaban algo confusos, pues nunca antes habían luchado contra una criatura tan grande y a pesar de rodear a la criatura para bombardearla con golpes, poderes y habilidades especiales, esta concentraba todo su poder oscuro y lo expulsaba a su alrededor, enviando lejos a Magnus y a sus amigos por distintas direcciones, siendo lastimados todos a consecuencia del impacto.
Y muy de cerca, estaban Marcus y Sans, quienes al ver el monstruo en el que se había convertido Silfer, comenzaron a asustarse una vez este los divisó, no reconociendo su presencia. Solo Aivi era la única que estaba allí, observando preocupada la situación, pero con la impotencia de no poder hacer algo para ayudarlo.
— ¡Mamá! ¡Ese monstruo no puede ser Silfer! ¡Mejor huyamos a la Facultad! —Exclamaba aterrorizado Marcus.
— Buena idea... —Decía Sans siguiendo a su colega.
— ¡Idiotas! ¿Qué están haciendo? ¡Tenemos que ayudar a Silfer! —Recriminaba Aivi a los dos.
— ¡Ese monstruo ya no es aquél que fue nuestro líder! Además valoramos nuestras vidas en demasía como para desperdiciarlas en una pelea sin sentido. —Explicaba Sans.
— ¡Así es! Ahora es tu problema, mi colega y yo nos largamos. —Dijo Marcus retirándose del lugar.
— ¡Regresen aquí, cobardes! —Exclamó furiosa Aivi.
— ¡No puedo creer que esos dos lo hayan abandonado así como así! —Exclamó sorprendido Julius.
— ¡Pues que esperabas Julius, esos dos siempre han sido unos cobardes interesados! Nunca fueron realmente sus amigos. —Afirmaba Sena—. Lo que me sorprende es que Aivi todavía siga allí.
En eso la susodicha pelicastaña intentó acercarse a Silfer, procurando convencerlo de detener su rabia, a lo que este se percató de su presencia, moviéndose hacia ella con intenciones de lastimarla.
— ¡Silfer, espera! ¡Soy yo, Aivi! ¡Tienes que detenerte ahora! ¡Déjame ayudarte a salir de esa oscuridad, te aseguro que conmigo serás feliz! —Eran las palabras de la joven.
En eso el enorme monstruo comenzó a moverse, algo que asustó de sobremanera al grupo de Magnus, pues temían lo peor. Por su parte los leguleyos observaban desde dentro de la Facultad lo que estaba pasando en el exterior, intentando mantener la calma gracias al fuerte liderazgo por parte de Monty y sus amigas.
— Tengo un mal presentimiento... —Dijo de pronto Magnus, para luego dirigirse a la pelicastaña—. ¡Aivi, huye cuanto antes, Silfer planea atacarte!
— ¡Mientes! ¡El no sería capaz de hacerme daño! —Exclamó la joven ignorando sus advertencias.
— ¡Idiota, ese tarado ya perdió la razón ahora que se ha transformado, no tiene sentido que dialogues con él, arriesgarás tu vida en vano, ya vete resignando y escapa cuanto antes! —Llamaba la atención Sena a su rival.
— Ustedes... —Decía furiosa la joven—. ¡Todo esto es su culpa! ¡Si no hubieran provocado que se enfureciera tanto, nada de esto habría sucedido!
De pronto Silfer comenzó a acercarse cada vez más a Aivi con intenciones un tanto peligrosas, extendiendo sospechosamente su mano derecha, a lo que inmediatamente los 5 de la Luz empezaron a desesperarse, al igual que la joven, quien ya de por sí manifestaba en su semblante un cierto atisbo de miedo.
— ¡AIVI, CUIDADO! —Gritó Magnus.
Pero ya era demasiado tarde, pues el monstruo Silfer lanzó su enorme mano, y en cosa de segundos, la impulsó directo contra la joven, quien gritó desesperada, hasta que finalmente se sintió un estruendo. Todos ocultaron el rostro tras presenciar la horripilante escena sanguinaria, y algunos incluso lloraron de pavor al ver como aquella criatura maligna terminaba ultimando a quien había sido su aliada más cercana. Para Magnus y sus amigos, era un acontecimiento monstruoso, pues aquello terminó siendo un macabro homicidio a vista y paciencia de todos.
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Editado: 28.06.2020