Sombra Y Muerte

Prólogo

Enero 2010

 

La brisa fría de invierno revuelve mi pelo y cala entre mis huesos, mi cálido aliento, el rozar de mis manos y la diminuta bufanda, son las que aún me tienen con vida, debido a la cantidad de tiempo que llevo aquí, perdida y sin rumbo. 
A mis pulmones les cuesta respirar y mi corazón bombea con fuerza queriendo salir de mi pecho, el miedo se apodera de mí y las ganas de salir de aquí me impulsan a mantenerme en calma.  
Se oyen ligeras pisadas a lo largo del bosque y con ello el murmullo de respiraciones entrecortadas, avanzo hacia el camino recto que aparece entre mis ojos y me escabullo rápidamente a lo largo del tronco que se encuentra fuera del camino, mi respiración se pausa al escuchar un grito desde el interior del bosque. Desde mi posición no logro ver nada, ya que la cantidad de árboles, niebla y oscuridad hace que me sea imposible. 
Mis pies empiezan a moverse solos al escuchar de nuevo el terrorífico grito, llevándome directamente hacia el lugar de su nacimiento, mi curiosidad me sobrepasa y por ello termino escondiéndome en diferentes arboles a cada paso que doy. 
Un fuerte estruendo suena y viene directamente del lugar hacia donde me dirijo, mi corazón flaquea y mis vellos se erizan. El viento empieza a soplar más fuerte y aún más helado, el bosque se ha quedado completamente en silencio dándome pie para avanzar. 
Llego a las profundidades de tal arboleda, el silencio y la oscuridad son abrumadores. El cielo está despejado, por lo que se puede apreciar y es decorado con una luna llena encantadora, en contraste al lugar donde me encuentro. 
Escucho un suspiro entrecortado y perdido e instintivamente volteo mi mirada hacia todos lados, algunos animales de la noche cantan, advirtiendo un peligro y entre ellos los lobos aúllan generando más temor a la noche. Mi vista se concentra en una rama de árbol seca y dura que está junto a mis pies, la limpio y compruebo lo fuerte que es. <<sea lo que sea que este aquí, tendré que estar preparada para defenderme>> 
Mis oídos captan un leve murmullo de risas y mis ojos el vaivén de un cuerpo materializándose y desmaterializándose de un lugar a otro. 
Mis sentidos se ponen alerta y mi instinto me dice que corra, pero mis pies no quieren moverse, es como si no pudiera mandar en mi propio cuerpo. 
Mi olfato capta un olor especial, es mentolado y dulce, completamente fascinante. Mis manos aprietan la rama seca del árbol dispuesta a defenderme de cualquier cosa, mi corazón bombea contra mi caja torácica… 
Mis pensamientos son interrumpidos cuando una mano grande y gruesa me toma del brazo, volteándome y así dejándolo en la parte de atrás impidiéndome ver su cara, lo que sea que tengo detrás, me olisquea, me aparta mi cabello y empieza a chupar desde mi hombro hasta la parte superior de mi cuello. 
Intento zafarme de él, pero la fuerza que usa es demasiada, mi boca se abre para protestar, cuando siento un frio colmillo rozarme la piel, él me sigue besando y chupando a la vez y yo sigo tratando de soltarme de su agarre 
-Shhhhhh- sisea alejando la cara de mi cuello 
Afloja el agarre de mis brazos y me logro zafar de él, doy media vuelta para encararlo y no veo nada, solamente oscuridad. 
Una respiración entrecortada se escucha a través de las sombras y es por eso que me atrevo a preguntar. 


- ¿Quién eres? 


El silencio se hace presente, pero luego de varios minutos responde: 
-Tu sombra. 
Y eso es lo único que escucho antes de caer a un inmenso vacío. 

 




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