— ¡No hay ritmo cardíaco! Prepárate para el choque. ¡Cargando el desfibrilador a 200 julios!
Se oyen los vecinos gritar, siquiera un baño puedo darme tranquila. Siento un cosquilleo cálido, como si los dedos de Lucas danzaran sobre mi piel. Creo... creo escuchar su voz susurrando palabras que no comprendo, ¿Será una ilusión?
— Epinefrina 5mg ¡Rápido enfermera!
No... no es Lucas. Las voces se oyen más de cerca ¿Acaso pasó algo con Tía Alicia? No, debe ser en los vecinos.
— Persiste la ausencia de ritmo organizado. Vamos a realizar otra desfibrilación. Preparémonos para la descarga. Cargando el desfibrilador a 250 julios.
Ah, ya entiendo... Me he quedado dormida. Sus voces se entrelazan con los latidos apagados de mi corazón, formando una sinfonía desesperada en medio del caos. Sin embargo, mi conciencia se desvanece gradualmente, arrastrada hacia un abismo sin fondo donde las sombras oscilan con avidez.
Caigo en un letargo profundo, como una mariposa atrapada en su crisálida, perdida entre el tiempo y el espacio. Las sombras se arremolinan a mi alrededor, envolviéndome en un manto oscuro que oculta mi presencia al mundo exterior. Soy un eco silencioso, una melodía que ha perdido su ritmo, una estrella que ha perdido su brillo.
Los recuerdos se desvanecen y los sueños se vuelven imprecisos. Mi hermana aparece como un destello fugaz, una estrella fugitiva en el vasto firmamento de mis pensamientos. La presencia de Lucas se desvanece lentamente, como el humo que se disipa en el viento. Todo se desdibuja en la neblina del olvido, dejándome varada en un limbo de sombras y melancolía.
De repente, me encuentro flotando en un océano oscuro, envuelta en un mar de incertidumbre. Las olas turbulentas me zarandean, como si fueran las manos de Lucas tocándome. ¿Acaso estoy en sus brazos? No, algo no está bien. Escucho murmullos y voces apresuradas a mi alrededor, como si fueran sombras acechantes en la penumbra.
De repente, la calidez del hormigueo se transforma en una sensación fría y punzante. ¿Qué está pasando? Me siento a la deriva en este océano oscuro, sin saber qué hacer. Las sombras se vuelven más intensas, como si quisieran llevarme a algún lugar desconocido. ¿Es esto lo que siente uno antes de morir?
Pero de alguna manera, siento que hay algo más. Una luz iridiscente brilla desde el fondo, atrayéndome hacia ella como un faro en la tormenta. ¿Será Lucas esperándome allí? Quiero creer que sí, que aún hay esperanza para nosotros.
Los médicos siguen luchando a mi alrededor, pero yo solo puedo pensar en esa luz brillante. Siento una conexión inexplicable, como si mi destino estuviera esperándome al otro lado de esa puerta. ¿Debería cruzarla? ¿Es mi oportunidad para encontrar respuestas?
Con decisión, me sumerjo en esa luz misteriosa y atravieso un umbral desconocido. Me encuentro en un paisaje surrealista, donde los colores vibran con intensidad y los objetos parecen cobrar vida propia. Es como si estuviera en un mundo paralelo, una realidad distorsionada.
En ese extraño lugar, me encuentro con una figura inquietante: un ave gigante de plumaje oscuro, montado sobre una mariposa herida. ¿Qué significado tendrá este encuentro? La mirada del ave penetra en mi alma, y las palabras hirientes de Lucas resuenan en mi mente una vez más. Sin embargo, esta vez siento que puedo dejarlas ir, liberarme de su toxicidad.
Continúo avanzando y me topo con dos lobos majestuosos, cuyos ojos reflejan tristeza y comprensión. Mi corazón se agita al recordar la felicidad que compartía con mi hermana y el amor que siempre nos unió. Pero también recuerdo el dolor de su partida, y cómo me he sentido perdida desde entonces.
El suelo parece ceder bajo mis pies, y caigo en una vorágine de emociones. Es como si mi mente se desdoblara, mostrándome todos los aspectos de mi ser. Me veo reflejada en un espejo que no solo muestra mi apariencia física, sino también mi alma vulnerable y quebrantada.
El espejo estalla en mil pedazos, como si liberara la tensión acumulada en mi interior. Mi grito se mezcla con el eco de mis recuerdos dolorosos, pero también con un atisbo de esperanza que aún lucha por mantenerse.
Una montaña coronada por una imponente luna llena me llama desde lejos. Siento una poderosa atracción hacia ella, como si encontrara en su cima las respuestas que tanto ansío. Con cada paso que doy, comienzan a emerger del suelo figuras de tierra de Lucas y Emily desnudos, obstaculizando mi ascenso. Pero me aferró a la esperanza y sigo adelante, impulsada por la determinación de encontrar respuestas.
Finalmente, llego a la cima de la montaña y me encuentro con un enigmático hombre vestido de negro, su rostro está oculto tras una máscara con un símbolo familiar. Reconozco ese símbolo, es el mismo que encontré en mi hogar el día que mi familia fue asesinada. La ira y el odio se apoderan de mí, y sin pensarlo, me abalanzo sobre él en un forcejeo desesperado.
Pero nuestros cuerpos se desvanecen en el vacío, y mientras caemos, reflexiono sobre mi propia debilidad, sobre cómo permití que las palabras hirientes de Lucas me consumieran y me definieran. Me pregunto cómo pude olvidar mi propia valía, mi fuerza interior y mi capacidad para encontrar mi camino en este mundo oscuro.
Me veo a mí misma en el espejo roto, reflejando no solo mi dolor y mis heridas, sino también mi resiliencia y mi determinación para superar cualquier obstáculo que se interponga en mi camino. Comprendo que debo dejar atrás la versión de mí misma que me hizo caer en la oscuridad, y encontrar el coraje para abrazar la luz que aún brilla en mi interior.
A medida que me acerco al enigmático hombre enmascarado, pienso en todas las veces que dejé que el odio y la ira se apoderaran de mí. Ahora entiendo que no puedo permitir que el pasado me consuma. Necesito encontrar la verdad y la justicia no solo por mi familia, sino también por mí misma.