Regresando a Lincoln Academy II

La clase de química transcurrió con cierta tensión. El pesado silencio del aula fue interrumpido cuando un estudiante del fondo se quejó en voz alta sobre la repentina prueba que el profesor Anderson había impuesto. La joven que coqueteaba con el profesor regresó a su asiento con una sonrisa disimulada, mientras él cerraba los exámenes y se dirigía al frente del aula.

— Perdón por eso chicos—, comenzó Anderson, su tono era profesional pero amable.— Quería hablarles sobre el propósito detrás de esta prueba sorpresa.

El estudiante que se había quejado bufó y murmuró algo inaudible, pero el profesor lo ignoró y continuó.

— Estoy trabajando en una cura para una enfermedad grave que afecta a muchas personas. Recientemente, el gobierno me ha ofrecido la oportunidad de continuar mi investigación en sus laboratorios, y he aceptado.

— Eso no nos importa.— Exclamó el alumno que se había quejado anteriormente.

Anderson le lanzó una mirada penetrante antes de responder calmadamente. 

— Quizás deberías pensar como Zoei.— Señaló hacia la chica que antes había estado coqueteando con él.— Ella siempre está lista para cualquier desafío, lo que la hace más fuerte. La vida a menudo nos arroja pruebas sorpresa, y estar preparados para enfrentarlas nos permite superar los obstáculos con gracia.

El profesor se dirigió a la pizarra y comenzó a escribir algunas fórmulas mientras continuaba hablando.

— No solo les enseño química, sino también la importancia de la preparación y la resiliencia. La vida no siempre sigue un plan predecible, y la capacidad de adaptarse y superar los desafíos es esencial.

El timbre sonó, anunciando el final de la clase. Vanessa recogió sus cosas y, junto a su nueva amiga Alex, salió del aula. Las palabras del profesor Anderson resonaron en su mente, planteando una nueva perspectiva sobre cómo enfrentar las dificultades que la vida le había presentado hasta ahora.

Alex gentilmente se ofreció a acompañar a Vanessa de regreso a casa, una oferta que Vanessa aceptó agradecida. Caminaron juntas por las calles de su tranquilo vecindario, el sol del atardecer bañaba las casas con una cálida luz dorada.

Mientras cruzaban la calle, Vanessa compartió sus observaciones sobre la relación entre Zoei y el profesor Anderson. Alex asintió.

— Zoei es una chica increíble, pero también viene de una situación complicada. Su madre la abandonó cuando era muy joven para trabajar en la industria del entretenimiento adulto, y su padre trabaja todo el día para poder mantenerla.

Se detuvo brevemente antes de continuar, con un tono de compasión en su voz.

—  A veces, creo que busca apoyo en las personas que la rodean, como el profesor Anderson.

Vanessa notó un destello de preocupación en los ojos de Alex mientras hablaba de Zoei.

— ¿Crees que pueda estar pasando por algo difícil?

Alex suspiró y asintió.

— Es posible. A veces, las personas que han pasado por mucho tratan de encontrar apoyo en lugares inusuales. De todos modos, espero que ella esté bien.

Vanessa apreció la sinceridad de Alex y sonrió, agradecida por su nueva amiga.

— Es tan triste que las personas tengan que pasar por situaciones tan difíciles—, dijo con sinceridad.

Alex sonrió, transmitiendo empatía.

— Sí, es cierto. A veces, solo necesitan a alguien que les muestre que hay un mundo diferente ahí fuera, uno lleno de posibilidades.

Llegaron a la casa de Vanessa y, aunque ella invitó a Alex a entrar, esta gentilmente declinó.

— Tengo algunas cosas que hacer, pero fue un placer acompañarte—, dijo con una sonrisa.

Vanessa se despidió de Alex y entró a su casa. Su tía Alicia y su primo Carlos ya estaban en la sala, disfrutando de una tranquila merienda. Vanessa se unió a ellos, agradecida por la presencia de su familia y por la nueva amiga que había hecho en Alex.

Vanessa se preparaba para ir a dormir cuando el teléfono de la casa sonó. Al contestar, reconoció la voz del detective Evans al otro lado de la línea. Mantuvieron una breve conversación sobre el progreso en el caso de su familia.

El detective Evans trató de infundirle un poco de aliento.

— Vanessa, hemos estado trabajando arduamente en el caso. Tenemos algunos avances, y esperamos acercarnos más a la verdad pronto. Escucha... sé que será un poco duro para ti, pero necesito entrevistarte para saber exactamente qué viste aquella noche, eso podría ayudarnos mucho para orientar la investigación del caso.

Vanessa asintió, agradecida por su dedicación.

— Por supuesto, detective. Estoy dispuesta a ayudar en todo lo que pueda.

Después de despedirse del detective, Vanessa subió las escaleras hacia su habitación, pero su mirada reflejaba tristeza. No quería revivir una y otra vez esa noche traumática.

En medio de su camino, se cruzó con Carlos, su primo. Al notar la expresión en el rostro de Vanessa, él preguntó con preocupación qué le pasaba. Vanessa compartió sus observaciones sobre la relación entre Zoei y el profesor Anderson, y cómo le preocupaba que el hombre se estuviera aprovechando de la chica por su edad e ingenuidad.

Carlos la miró con seriedad y empatía.

— Vanessa, si tienes razón y el profesor Anderson está haciendo algo inapropiado, alguien debe hablar con Zoei. Deberías intentar hablar con ella. Quizás ella necesite ayuda y no sabe cómo pedirla.

Vanessa asintió, agradecida por el consejo de su primo.

— Tienes razón, Carlos. Mañana, cuando la vea en la escuela, intentaré hablar con ella, aunque apenas la conozco. Pero no puedo quedarme de brazos cruzados si creo que está en peligro.

— ¡Esa es la actitud, prima! A veces, una simple conversación puede hacer toda la diferencia.— Carlos le sonrió con orgullo.

Vanessa se fue a la cama esa noche pensando en cómo abordaría la situación con Zoei al día siguiente. Temía que la chica no quisiera escucharla, pero estaba decidida a intentarlo. Después de todo, no podía quedarse al margen si había una posibilidad de ayudar a alguien que lo necesitaba