Sombras De Obseción

El Ángel En La Oscuridad

La mansión de Lucian era un palacio de sombras y secretos, cada habitación un reflejo de la mente tortuosa de su dueño. Clara, moviéndose con cautela por los pasillos adornados de opulencia, sentía que cada paso la acercaba más a la verdad.

La información que había recolectado empezaba a formar un mosaico inquietante, piezas de un rompecabezas que revelaban una imagen mucho más siniestra de lo que había imaginado.

Una noche, guiada por sus intuiciones y las pistas dispersas en los documentos que había encontrado, Clara descendió a los niveles inferiores de la mansión, un lugar raramente visitado por los invitados.

El aire se volvía más frío y húmedo a medida que avanzaba, las luces tenues proyectaban sombras largas y fantasmagóricas en las paredes de piedra. Llegó a una puerta robusta y antigua, oculta tras un manto de terciopelo, su existencia un secreto bien guardado.

Al abrir la puerta, Clara se encontró en un sótano vasto, iluminado por una luz suave y dorada. En el centro, había un joven inclinado sobre un bloque de mármol, sus manos esculpiendo con una destreza que era a la vez mecánica y apasionada.

La figura esculpida tomaba forma bajo sus dedos: un ángel de alas extendidas, cada pluma tallada con un detalle exquisito, una imagen de pureza y esperanza en medio de la oscuridad.

Clara se acercó, sus pasos amortiguados por el silencio reverente del lugar. Cuando el joven levantó la cabeza, su corazón dio un vuelco. Era Lucas, idéntico físicamente a Ethan, pero con una mirada perdida y atormentada. Sus ojos, que alguna vez habían brillado con la chispa de la vida, ahora eran pozos de desolación y resignación.

Lucas apenas parecía consciente de la presencia de Clara. Continuó esculpiendo, cada golpe de cincel una lucha silenciosa por su libertad interior. El mármol cedía bajo su toque, revelando lentamente la figura del ángel.

Cada detalle tallado en la piedra era una grieta en las cadenas mentales que lo aprisionaban. Lucas, a través de su arte, estaba trazando un camino hacia su propia redención, liberándose de la oscuridad que Lucian había tejido a su alrededor.

— Lucas — susurró Clara, su voz suave como una brisa en la penumbra — Soy Clara, periodusta y amiga de Ethan. He venido a ayudarte.

Lucas se detuvo, su mirada fija en la escultura antes de alzarla hacia Clara. Por un momento, la confusión y el miedo oscurecieron sus ojos, pero luego algo pareció despertar en él. La presencia de Clara, un vínculo con su pasado, una chispa de esperanza que no había sentido en mucho tiempo.

— Clara — murmuró, su voz quebrada por el uso y la desesperanza — Él... él me tiene aquí. No puedo salir. No puedo...

Clara dio un paso adelante, sus ojos llenos de determinación.

— Sé lo que te ha hecho, Lucas. Sé que Lucian te ha convertido en su prisionero. Pero voy a sacarte de aquí. Te prometo que encontrarás la libertad que buscas.

Lucas asintió débilmente, sus manos aún descansando sobre la escultura del ángel. La figura, a medio terminar, parecía irradiar una luz propia, un símbolo de esperanza y resurrección. Cada golpe de cincel que Lucas daba era un eco de su lucha interna, una batalla silenciosa por recuperar su mente y su alma.

Finalmente, Clara y Lucas encontraron una oportunidad para escapar de la mansión. Con el corazón latiendo con fuerza, se deslizaron a través de los corredores oscuros y laberínticos, cada sombra una amenaza potencial. Pero la determinación de Clara era inquebrantable, y la chispa de esperanza en los ojos de Lucas comenzaba a brillar más fuerte.

Llegaron al apartamento de Ethan en medio de la noche. Clara llamó a la puerta con urgencia, y cuando Ethan abrió, su sorpresa fue palpable. Clara, con un Lucas demacrado y abatido a su lado, parecía una visión de la resistencia misma, una llama en la oscuridad.

— Ethan, tenemos que hablar — dijo Clara, sus palabras cargadas de una gravedad que Ethan no podía ignorar.

Los tres se sentaron en la sala, el ambiente cargado de tensión y esperanza. Clara comenzó a relatar todo lo que había descubierto, desde la manipulación de Lucian hasta la prisión mental en la que Lucas había sido encerrado. Cada palabra era un golpe en la oscuridad, una revelación que iluminaba los rincones más sombríos del alma de Ethan.

—Lucas — dijo Ethan finalmente, su voz temblando con una mezcla de incredulidad y empatía — No sabía... No sabía lo que te había hecho.

Lucas levantó la mirada, sus ojos llenos de una tristeza profunda pero también de una nueva determinación.

— He sido una marioneta en sus manos, Ethan. Pero Clara me ha mostrado el camino hacia la libertad. Y ahora, juntos, podemos luchar contra él. Podemos revelar la verdad. Te aseguro que nunca quise dañarte.

La noche continuó mientras los tres discutían sus próximos pasos. La esperanza, aunque frágil, era palpable. La figura del ángel esculpido en el sótano de la mansión de Lucian se convirtió en un símbolo para ellos, un recordatorio de que incluso en la más profunda oscuridad, la luz podía encontrarse y la libertad podía ser alcanzada.

Y así, en el corazón de la noche, bajo un cielo que comenzaba a aclararse con los primeros destellos del amanecer, Clara, Ethan y Lucas sellaron su pacto.

La batalla por la verdad y la justicia continuaba, una lucha titánica contra las sombras que amenazaban con consumirlos.

Pero ahora, armados con la verdad y la esperanza, estaban más decididos que nunca a enfrentarse a Lucian y a liberar a todos aquellos atrapados en su red de mentiras y manipulación.
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.