Sombras Del Pasado

LOS DEMONIOS

ERIK

Se dice que los ángeles caídos buscan la redención al ser abandonados por dios devorando el alma pura de un inocente para 
limpiar con ella sus oscuras alas quemadas por volar hacia el sol. 
Aquellos escritos no han dejado de atormentar mi mente desde que los leí sintiendo algo de culpa que no podía explicar o mejor dicho no quería encontrar una explicación. 
Recorrí con la mirada el salón tratando de ignorar su presencia pero como una brújula atraída por el magnetismo termine observándolo en silencio casi sin darme cuenta embrujado por esa autodestructiva personalidad. 
Lo veía y no dejaba de recordar a Miriam convirtiéndose en un castigo inevitable creado para rememorar lo que ella había vivido. 
Ahí sentado en la esquina del fondo donde nadie le prestaba atención, con la mirada perdida en la pared desgarraba la piel de 
su muñeca derecha con la punta de un bolígrafo por debajo del pupitre siendo muy discreto para no llamar la atención. 
Una y otra vez deslizaba aquella punta con lentitud y rabia abriendo la frágil piel que se pinto de rojo humedeciendo sus mangas 
que escondió al cruzar sus ojos con los míos algo incómodo al verse descubierto. 
Evitó verme de frente como si de alguna manera no estuviera muy orgulloso de lo que hizo. 
No se si tenía razón pero quería creer que no todo estaba perdido y aún le afectaba haberse echo dañó. 
El timbre del receso sonó observando que el fue el primero en salir con mucha prisa como si escapará de algo o tal vez de 
alguien. 
Espere unos segundos a que desapareciera por la puerta y comencé a guardar mis libros en mi mochila saliendo de aquel lugar caminando con desinterés hasta que el sonido de un golpe me devolvió a la realidad. 
Lo podría llamar coincidencia pero estoy seguro que el instinto o la manía de seguirlo todo el tiempo me llevo hasta el, el chico 
de enfrente. 
Adam y su pandilla lo habían arrinconado contra los casilleros pero no parecía atemorizado quedándose inmóvil con la mirada perdida en un pasado, en una herida, en una completa indiferencia por su persona removiendo algo que me había echo evitar que Adam lo golpee. 
Debía salvarlo porque el me lo pedía con esos ojos inexpresivos que ahora me miraban.
¿Estaba alucinando?.
Desvío la mirada recogiendo los 2 libros que se encontraban en el suelo pasando junto a mi, caminando todo el pasillo hasta los escalones desapareciendo al bajarlos.

-¿El caballero vino a rescatar a su doncella en apuros?.

No estaba de humor para lidiar con Adam así que libere su mano tratando de seguir mi camino pero Lian me detuvo apretando su agarre en mi hombro mientras Adam me sujetaba de la solapa de mi chaqueta.
Grave error. 
Aproveché su cercanía para tomarlo de la nuca y estampar su rostro contra mi rodilla rompiendo su nariz con facilidad. 
Siendo arrinconado por Kenny y Lucas que intentaron sujetarme mientras Lian se cercioraba que Adam estuviera bien.

-No te libraras de esto -amenazó Lucas.

-Nunca creí que Adam necesitará de sus perros guardianes.

Una mirada asesina se intensificó en sus ojos pero sabía que no harían nada cuando un profesor se nos acerco observando a 
Adam en el suelo.

-¿Que sucedió?.

-Adam... -Lucas titubeo.

Adam se puso de pie algo desorientado regresando al suelo de bruces bajo la atenta mirada del profesor que se acercó alarmado a Adam.

-¿Como sucedió esto? -insistió

-Me golpearon con un balón por accidente.

Explicó Adam amenazandome con la mirada mientras yo retomaba mi camino con la atención de algunos sin nada mejor que 
hacer que no tardarían en difundir algunas historias, rumores sobre lo que acaba de pasar a toda la escuela.
Baje los escalones por donde el había bajado y no me detuve hasta llegar a mi auto estacionado frente al establecimiento con 
una sola cosa en mente, regresar a casa. 
Me subi atrás del volante arrancando con la compañia de leves sonidos que no quería escuchar, no me interesaban pero 
estaban ahí presentes recordandome que no estaba sólo, que existían más personas, más vidas, más problemas.
Miriam siempre veía la ventana cuando papá nos llevaba a la escuela y me decía que debía prestarle más atención a mi 
alrededor pero yo prefería mis auriculares que me ayudaban a dejar atrás todo y a todos igual que ahora.
Tal vez nunca deje de ser un egoísta. 
Estacione el auto frente a mi casa dirigiendo mi atención por inercia a la casa de enfrente viendo como aquel hombre que supongo era el padre había regresado.
Tenía la cabeza vendada y se veía molesto insultando al conductor del taxi que lo trajo.
Busque al chico de enfrente con la mirada antes de ingresar a casa y esperar sintiendo algo de inquietud que no me permitía abandonar el primer piso sentado en ese sofá que se encontraba cerca a la ventana.
El sonido del teléfono hizo explotar la burbuja de tensión que había creado inconscientemente proclamandose como único sonido en esa jaula donde la gravedad ascendido.

-Erik, ¿estas en casa? -pregunto mi madre.

-Si.

-Quería decirte que no voy a poder venir a comer contigo.

-Está bien.

El sonido de un vidrio roto hizo sónar las alarmas en mi cabeza colgando la llamada y saliendo de casa de manera imprudente.
Mi respiración acelerada y mis manos temblando de ira al ver la ventana de enfrente rota de la cual salían insultos de una voz que estaba seguro que pertenecía al padre que poco a poco fueron más fuertes a medida que me iba 
acercando a ese lugar deteniendome frente a la puerta con las imágenes de Miriam muerta atormentando me otra vez. 
Cerré los ojos sintiendo ansiedad y desesperación mezclada con adrenalina que me ayudó a girar el pomo ingresando a esa casa que siempre veía desde la ventana de mi habitación mientras mi imaginación no dejaba de crear situaciones desagradables en mi cabeza que desaparecieron al ver al chico de enfrente tirado en el suelo protegiéndose con los brazos del siguiente golpe que nunca llegó porque ese hombre centro toda su atención en mi.




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