ESTÚPIDO ILUSO

ERIK

Un niño mimado que podría saber de dolor...

El crujido de las bisagras viejas me hizo voltear algo ansioso esperando el diagnóstico del doctor que fue abrazado por mi madre de manera muy afectuosa.

—Gracias por venir Elliott.

—No tienes que agradecer, lo hice con gusto.

Sonrió con cariño posando su insistente mirada en mi como si esperará algo.

—¿Se encuentra bien?.

Pregunté tratando de recordar quien era para que mi madre se portara tan amable con el.

—Está estable pero debe descansar, Erik

—Si, claro.

Pase junto a él adentrandome a mi habitación incómodo ante el singular comportamiento de mí madre añadiendo que ese doctor era muy extraño.
Bufe restandole importancia por ahora y centrando mí atención en el que ahora se encontraba inconsciente sobre mi cama.
Me paré frente a la cama y después de unos segundos contemplandolo sin una idea clara busque una toalla en mi comoda y la humedeci en el lavabo llevando conmigo una fuente pequeña que me ayudará a limpiar la sangre seca de su piel.
Las heridas eran tan profundas que me preguntaba como había logrado caminar de regreso a su casa y enfrentar a su padre.
Cubri su cuerpo con las cobijas y camine hasta mi armario buscando algo de ropa limpia dejando que la culpa hicieras estragosconmigo.
Pudo haber muerto por mi culpa, debi detenerlo en el hospital.
Lo cambie con una pijama cuidando que se mantuviera inconsciente y salí de mi habitación regresando a la cocina donde mimadre preparaba algo de comer.

—El doctor dice que debe estar en reposo.

—Lo se pero no podré mantenerlo en cama mucho tiempo.

—Erik, sabes que lo que hiciste hoy esta mal —habló con duda

—El morirá si no intervengo.

—Entiendo que quieras ayudarlo pero no puedes arriesgar tu libertad por eso, no puedo perderte Erik —su vos se hizo
entrecortada casi sollozante.

La entendía y lo menos que deseaba era lastimarla lamentando mi actuar ante las consecuencias.
Me levanté de la mesa y caminé hasta la ventana viendo a la casa de enfrente sin comprender porque el mundo está lleno de
injusticias, porque alguien tan joven debe pedir la muerte.
Estar tan atrapado que no encuentras más salidas, estar tan perdidoque te cansas de caminar en círculos, estar tan sólo que has olvidado que existen más personas.

—Erik, prometeme que no volverás a usar esa arma.

—No pienso usarla —vi a mi madre por el reflejo de la ventana y regresé a mi habitación escapando de ella aunque mi situación no cambió mucho
frente al chico de enfrente durmiendo plácidamente con una expresión tranquila —¿Si prometo salvarte tu harías lo mismo por mi?.

Un suspiro inicio el eterno silencio que gritaba el inicio con sabor a derrota pero aún así quería refugiarme en esta ilusión.
Lo observe en silencio recordando a Miriam, pensando en el tal vez y en el hubiera de un pasado roto que nunca podré reparar.
Tal vez lo que está roto no se pueda reparar no importa cuántas veces te cortaste tratando de unir los pedazos, tal vez no pueda
ayudarte y sólo soy un estúpido iluso.