Sombras Del Pasado

Capítulo 1

ACTUALIDAD

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—¡Ya te dije que no me iré a ningún lado! —dije forcejeando contra mi padre, quien me obligaba a entrar al auto.

—¡Quieras o no, Peyton Bennett —mis maletas ya estaban dentro del auto así que no podía hacer nada. Finalmente, entré en él.

—Te odio.

—Repite lo que dijiste y te juro que no irás a casa de Henry, sino a un internado.

Las lágrimas amenazaban con salir; sabía que papá era capaz de internarme sin motivo alguno. Mantuve mi boca cerrada durante todo el trayecto, dos malditas horas compartiendo auto con quien era mi "padre". Ese nombre no le queda bien. Le pondré, creo que... Gusano. Sí, mucho mejor.

Lo único que me relajaba era ver los árboles pasar. Pensaría que íbamos hacia un hermoso campo con flores y muchos animales, sino fuera porque sé a dónde en realidad vamos. Como siempre, el inútil de Gusano necesita a sus "guardaespaldas" para que lo cuiden. Se hace el hombre conmigo tratándome como lo peor, pero ni él mismo se hace valer.

Y ahí empezamos de nuevo con sus insultos... 

—Te juro que no sé qué hacer contigo, Peyton. Me sacas de mis casillas y me haces sentir muy mal.

Al escuchar lo último, mi corazón latía de rabia. ¡¿Hacerlo sentir mal?! ¡¿Yo?! ¡Ah, idiota!

—Uhm, lo siento —en realidad no, no lo siento, Gusano.

—Tú sabes que lo hago por tu bien. Una muchacha joven, linda y muy inteligente como tú debería estar ayudando a manejar algunos de mis negocios.

—Ya lo hemos hablado millones de veces, no me importa tu asqueroso negocio, Gusa-Padre... —Carajo, estoy acabada.

—¿Qué?

—Estoy pensando en otra cosa, no es nada.

—Espero que no estés faltándole el respeto a tu padre, Peyton.

—Uhm, sí, ya.

Suspiró pesadamente y apretó el volante con fuerza, haciendo que las venas de sus manos se marcaran. Sé que está enojado, y esto no va a terminar bien.

El trayecto siguió en silencio. Desearía estar en la librería hoy; al menos podría escapar de este infierno.

Una notificación en mi teléfono me alertó. Pensé que sería de algún juego o algo así, pero no.

1 mensaje nuevo.

Peyton, soy la hija de Liz, la señora que trabaja contigo en la librería. Mi mamá está muy enferma y grave, hoy no podrá abrir. Lo siento mucho. Espero que puedas entenderme.

No... no, no, no. ¡No puede ser! Liz, mi compañera en medio del dolor, no puede estar así.

—Oh, hola. Qué mal escuchar eso. ¿Cómo se encuentra? No te preocupes, te entiendo. Ojalá mejore pronto.

Dios, me va a dar un infarto. No puede bastar con mi padre, y ahora esto. ¡Maldición!

Mis manos temblaban ligeramente. Liz no puede estar grave; es una gran persona y tiene mucho por vivir, apenas tiene 38 años...

Ella estaba bien, ¿qué pudo pasar? Siempre me contaba todo, sé que es valiente y saldrá adelante.

1 mensaje nuevo.

—Ella está hospitalizada, le detectaron un tumor cerebral.

Mis ojos se abrieron tanto que podrían haberse caído.

Con dificultad por mi temblor y ansiedad, le respondí:

—Dios mío, no puede ser... Sé que se va a recuperar, es una mujer guerrera y muy valiente. Si necesitas ayuda económica, pídemela. Cuídate, me tengo que ir.

Envié el mensaje con profunda tristeza. Su hija tiene solo 10 años y es madre soltera. Siempre parecen ser los hombres los culpables en ambos casos.

Gusano se dio cuenta de mi estado y comentó:

—Sabía que odiabas a Henry y que esta situación siempre te afectaba, pero no sabía que tanto como para que te pusieras pálida —dijo con su característico tono burlón que tanto detestaba.

—¿Qué te hace pensar que es por esa pasa vieja de 78 años? —respondí seca y con ira acumulada. Él nunca tomaba las situaciones en serio.

—Esa... pasa vieja de 78 años es tu abuelo, así que respétalo, señorita. No me importa en lo más mínimo lo que te esté afectando, pero mantén la compostura. No quiero lidiar con tus problemas. —endureció su voz casi elevándola.

¡Ah, maldito el día en que fue mi padre!

—Sí, como sea.

No dije nada más y me quedé callada, mirando por la ventana, apoyando mi cabeza en la mano. Quería llorar, pero no por él, sino por Liz...

Finalmente llegamos al lugar donde menos quería estar: la ridícula mansión de mi abuelo. Si no viviera en una, me hubiera sorprendido. Prefiero vivir en el bosque antes que en un lugar como este. Suspiré y me armé de valor para enfrentarlo. 

Los guardias de mi abuelo nos esperaban en la entrada; aún no entiendo para qué los necesitan, pero preferiría que estuvieran destrozados y heridos. Mi padre siempre ha sido cuidadoso con lo que me cuenta. Ahora tengo tanta intriga por saber qué negocios hacen, aunque he asistido a la empresa de mi padre porque quiere que conozca a algunos de los hijos de sus socios para cerrar tratos, me niego. ¿Cómo la gente puede aceptar eso? Bueno, muchas veces es obligatorio. Pobres personas...




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