Hacía dos semanas que nos habíamos conocido y una en la que te había sonreído.
Y te extrañaba.
Seguía amándole a él, pero tú empezaste a aparecer una vez al día en mi mente, pero aun así te ibas rápido, provocando que te olvidara hasta el día siguiente.
-Nicole- me llamó él.
-¿Si, amor?
-Mañana hemos quedado los del grupo, ¿te va bien?
Nada más decirme aquello, tu rostro apareció en mi mente y noté como me abrazabas como hace una semana.
Asentí con la cabeza y, realmente, tenía ganas de verte de nuevo.