Una semana antes del juicio...
Una llamada llegó al teléfono de Lain y al observar la pantalla de su teléfono, el nombre de Leah aparecía en el.
—Buenos días, cariño.— saludó Lain.
—Buenos días, tengo buenas noticias— informó—Como lo habíamos predecido, Lahoz ha recibido la visita de un abogado que fue en nombre del superintendente, supongo que los subestimamos demasiado como para pensar que irían en persona, pero no fue así, están siendo cuidadosos, aunque no del todo.
—¿Entonces enviaron a alguien en su lugar?
—Exacto, por lo que tenemos la grabación de la conversación, pero no podre ir en búsqueda de ella, debo asistir al juicio del señor Domenech y pronto harán la revisión de habitaciones en la prisión, por lo que en lo posible debemos conseguir la grabadora para hoy.
—No te preocupes por eso, nosotros nos encargaremos, gracias por informarnos.
—No es nada, te dejaré que continúes trabajando, te veo en la noche, ¿de acuerdo?
—Bien, cariño. Nos vemos en la noche.
Una vez que la llamada finalizó, Lain se acercó hasta el equipo.
—Conseguimos la grabación— informó.
—¿La conseguimos?— interrogó Sabas con emoción.
—Así es y quería darte el honor de ir por ella.
—¡No se diga más, iré de inmediato a la prisión!— respondió con gran exaltación.
—Leah tiene un conocido dentro de la prisión, por lo que no tendrás problemas para recibir la grabadora durante la visita, Sabas.
Sabas tomo sus pertenencias junto con las llaves de la camioneta y caminó hasta el estacionamiento con gran emoción.
—¿Me oíste, Sabas?— grito Lain mientras observaba a Sabas saliendo con rapidez de la estación.
En respuesta, Sabas solo levantó uno de sus brazos.
Se adentró en la camioneta y emprendió viaje a la prisión. Luego del rutinario cateo, fue guiado hasta la sala de visitas en la que esperó por Blaise.
Un leve sonrisa se escapó de los labios de Blaise al ver a Sabas.
—Veo que estás un poco más animado hoy— comentó Sabas.
Blaise tomó asiento frente a el.
—La doctora Oros me ha dado esperanzas y opté por creer en esa esperanza, al igual que en ustedes.
—Siento que no hayamos podido evitarlo— se disculpó en referencia a su arresto—Pero puedo asegurarte que pronto saldrás de aquí.
Blaise giró la mirada hacia el guardia de turno para seguidamente asentir, a lo que este imitó su acción para posteriormente vigilar que no ingresara nadie a la habitación momentáneamente.
Blaise llevó la mirada nuevamente hacia Sabas y estiró sus manos hacia el.
—Alguien ha venido en representación del superintendente— Blaise apoyó la grabadora sobre la mesa.
Sabas rápidamente tomó la grabadora y la guardó en uno de sus bolsillos.
—Despídete de este lugar porque la próxima vez que nos veamos será fuera de aquí— aseguró Sabas con la ilusión en su rostro.
Blaise asintió y otra sonrisa volvió a formarse en su rostro.
—Nos vemos en algunos días.
Sabas se despidió de Blaise y se retiró de la prisión.
Al dirigirse hacia la camioneta, el teléfono de Sabas comenzó a sonar, al observar la pantalla de su teléfono, el nombre de Shira podía leerse en el.
—Agente Klein habla, ¿en qué puedo ayudarla?— bromeó al tomar la llamada.
—Vendrás en la noche, ¿verdad?
—Dependiendo de si hay regalos o no.
—Madurar nunca, ¿verdad?
—¡Los cumpleaños no son cumpleaños sin regalos!— se quejó.
—Bien, lo descubrirás si vienes esta noche.
—¿Mama ira también?
—¿Crees que se perdería el cumpleaños de su hijo favorito?
—No es mi culpa ser tan encantador— se defendió.
—Como sea, nos vemos en la noche.
—Allí estaré, hermanita.
La llamada finalizó y Sabas se adentró en el vehículo para conducir de regreso hacia la estación.
...
Todo el equipo uno llevara unos gorros festivos de cumpleaños.
—Compraron el pastel, ¿verdad?— interrogó Lain con inquietud.
—Yo lo hice— respondió Athan mientras abombaba unos cuantos globos festivos en conjunto con Callen.
—¿Está en la sala de descanso?
Athan asintió y continuaron con la finalización de la pequeña sorpresa que tenían para Sabas debido a su cumpleaños.
Lain llegó desde la sala de descanso con un pastel entre manos para seguidamente depositarlo en el escritorio de Sabas.
Buckley acaba de ingresar en la estación con un obsequio entre manos.
—¿Están seguro de que le agradara?— indagó Buckley con inseguridad.
—Cualquier juego que derive del RAE le agradara— aseguró Athan.
Buckley acomodo el obsequio en conjunto con el pastel y una vez que finalizaron con las decoraciones, avanzaron hasta la entrada de la estación a la espera de Sabas.
—Lo llamaré para saber por donde se encuentra— avisó Athan.
Pero luego de unos cuantos tipidos, Athan no recibió respuesta.
—¿Creen que todavía se encuentre en la prisión?
—¿No toma la llamada?— interrogó Lain con desconcierto—Ha pasado más de dos horas desde que salió de la estación.
—Continuaré intentando.
Pero no había respuesta alguna.
—¿Y si está viniendo de regreso?— acotó Buckley.
—Iré a encender las velas por si acaso— respondió Athan con emoción y se adentró en la estación.
Lain observó el reloj de su teléfono con extrañeza.
—¿No piensan que está tardando demasiado?— la inquietud crecía en Lain.
—Sabes que se distrae hasta con un insecto, pronto estará aquí— respondió Buckley.
—Relájate, pronto estará aquí— consoló Callen.
Los tres comenzaron a observar a ambos lados de la calle a la espera de una señal de Sabas, pero una hora más paso sin tener noticias de el.
—Regresemos a la estación por el momento— sugirió Buckley.
—Llamaré a Leah para que hable con su conocido dentro de la estación y saber si llego a la visita.
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Editado: 07.11.2024