Somos Veneno.

01.

Victoria:

-Lena, éste disfraz pica mucho -protesto mientras mi compañera acomoda las alas multicolor-, hubiese preferido mil veces ser un hada oscura.

 

-Lo siento, Vics, no todos tenemos suerte en el sorteo -dice y termina de ajustarlas.

Me miro al espejo, traigo un colorido traje de hada con más tul del que quisiera y demasiada purpurina.

Purpurina por todas partes.

Mis labios están pintados de un tono burdeos, mis ojos llevan sombras coloridas y sí, más purpurina.

-Vaya, el señor Phanton fue un tanto más creativo ésta vez -mascullo caminando hacia la puerta de los vestuarios para reunirme con los demás, Lena me sigue con su traje de hada rojo.

La diferencia es que a una morena radiante como a ella el rojo le va pintado, a mí el traje me queda como a una niña de cinco años queriendo vestirse como su madre. Maldigo éstos zapatos de plataforma. Mis pies se congelan.

-Bien, ¿Están listas? -pregunta Cameron conteniendo una carcajada burlona.

-Claro, amigo árbol -Le dedico una media sonrisa mientras toco una de las ramas de su traje.

Los chicos deben vestirse de un intento de árboles mágicos y las chicas de hadas del bosque. Aunque hay una que otra distinta.

-Phanton nos debe un aumento -Se queja Lowell cruzándose de brazos.

Él hace del rey hada, con unas alas enormes y un traje corto y ridículo.

Todos reímos.

-Vamos, vamos, abrimos en cinco minutos, los quiero a todos en el vestíbulo -dice Zaphire asomándose por la puerta, ella es un hada del agua, trae puesta una larga pollera azul al cuerpo, que resalta sus curvas y es semitransparente.

Su larga melena castaña está peinada en un complicado moño decorado con broches de piedras de fantasía.

Se toma muy en serio sus personajes.

- ¡A la orden! -exclama Lowell encaminándose al vestíbulo, seguido de nosotros.

Todo está decorado para simular un bosque mágico, las paredes fueron decoradas con paisajes de bosques, hay árboles mágicos en cada esquina y las mesas están hechas de piedra con lámparas de colores como centro de mesa.

-Bien, la frase de hoy es "Buenas noches, señor o señora del bosque, le damos la bienvenida al mundo mágico de sus sueños más preciados." Con eso bastará -explica Zaphire mientras Cameron y Lowell se ubican en la puerta, preparándose para abrirla.

-Qué maravilloso se ve esto -dice el Señor Phanton acercándose, ésta noche trae un traje negro con brillantina y una galera azul con estrellas blancas.

Su cabello celeste está peinado hacia atrás para cuando se guita la galera y nos dedica un saludo.

-Hoy no habrá mesas libres, tengo todo reservado, así que estarán bastante ocupados, chicos -informa caminando hacia la cocina-, bien, ¿Cómo se encuentran ésta noche?

-Presentes y dispuestos, señor -decimos todos al unísono.

-Abran las puertas entonces -ordena y se marcha.

Respiro hondo, siempre temo olvidar la frase de bienvenida, así que la repito una y otra vez en mi mente. Siempre antes de que entren los clientes me entran los nervios.

Cameron y Lowell abren las puertas y se llega a ver la enorme fila que está tras ella.

-Será una noche larga -suspira Lena-, pero para eso se hizo el café.

-Tienes razón -coincide Zaphire.

La puerta del vestuario se abre y Sanka sale a las apuradas con su traje de hada violeta algo mal puesto.

-He llegado algo tarde -musita mientras llega a nosotras-, lo siento.

-No pasa nada -dice Zaphire-. ¿Te encontraste con él?

-Sí, luego debo hablar con ustedes -dice y luce bastante nerviosa.

«¿Qué estará pasando?»

Que yo sepa, Sanka es la única Ancla que está en continuo contacto con su híbrido, Keyler. Nosotros nunca lo hemos visto, pero sabemos que mantienen una relación estable, a diferencia de los demás.

Cuando tenía trece años, mi madre fue poseída por un demonio parásito, se convirtió en un monstruo. Fue entonces cuando a mi hermano y a mí nos sacaron de casa, nos llevaron a una Sala de Espera como le dicen ellos, es como una casa temporal. Descubrí lo que soy, para qué sirvo. No seré la heroína o una persona con una super aventura por delante, no. Soy una humana común y corriente, pero estoy atada a un híbrido.

Un ser mitad ángel, mitad demonio, que me necesita para permanecer visible en el mundo mortal, para vivir. Y yo lo necesito a él gracias a eso, si él muere, yo muero. Si yo muero, él no corre la misma suerte.

Tener catorce y enterarte de que te vendieron a un demonio para que te aten a otro no es un bonito consuelo para superar la desaparición de tu madre. Ryan, mi hermano cuatro años menor, también había sido vendido, pero por alguna razón que desconozco, Lilith no lo ha entregado a nadie.

Me metieron en éste lugar a trabajar, junto a otras Anclas, estamos seguros aquí, supuestamente estamos en constante peligro o algo así, nunca quise profundizar en el tema, supongo que por negación. No quiero creer que ésto en verdad me está pasando.

La Casa Phanton, el restaurante más costoso y concurrido de la ciudad. Por el día, humanos ricos; por la noche, criaturas paranormales y algún que otro humano privilegiado. Todos los empleados que se encargan de atender a los comensales son Anclas de híbridos. La paga es buena, no puedo quejarme.

Pero lo realmente tedioso, son las noches temáticas. En verdad es tedioso tener que disfrazarse y fingir la mejor simpatía que puedas ante éstas criaturas que te miran como si fueses la cena.

No hay mucho que hacer, así es mi vida. Así es la de mis compañeros, me consuela un poco saber que Ryan no está metido en esto, que solo va a la escuela y tiene una vida medianamente normal.

-Buenas noches, Señor del bosque, le damos la bienvenida a al mundo mágico de sus sueños más preciados -saluda Lena con alegría a un hombre alto, de cabello negro y ojos rojizos.




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