Keyler:
Siento que colapsaré en cualquier momento, necesito que Sanka vuelva. La necesito a mi lado o enloqueceré.
No puedo creer como me la arrebataron, como me vencieron, fui demasiado confiado y se la llevaron.
Destrozo el vaso de vidrio con mis manos y el alcohol en su interior ensucia mi mano. Los vidrios se entierran en mi piel y el dolor no parece nada comparado con lo que debe estar pasando ella. Van a herirla, van a quitarle el bebé que lleva dentro y eso la partirá en pedazos.
—Cálmate, Keyler, te ves patético -—masculla Skylar cruzándose de brazos frente a mí—. La recuperaré.
—No podemos perder tanto tiempo...
—Si esto es por el bebé...
—Es por Sanka, Skylar. ¡Morirá!
—No puedo atravesar las barreras tan fácilmente, hermano, necesito tiempo para reunir todo el poder que necesito, he contactado con alguien que me ayudará —dice poniendo su mano en mi hombro—. La recuperaré.
Fui tan imbécil, nunca la apoyé como debí hacerlo, nunca la abracé como tendría que haberlo hecho. No puedo dejar que muera, hay tantas cosas que nunca le conté sobre mí, hay tantas historias con las que podría entretenerla como en los viejos tiempos...
Debería correr a rescatarla, pero no es tan sencillo. Yo no puedo hacerlo, la parte infernal dentro de mí ha crecido demasiado y no puedo pasar. Skylar sigue teniendo una especie de vínculo con el Cielo, más allá de que lo deteste y le haya declarado la guerra. La esencia que dejan las alas nunca desaparecen; dado que, a diferencia de Zed, ella decidió quitárselas.
No sé cómo sentirme sobre el bebé que lleva en su vientre, sé que no tiene futuro. Y si las cosas se complican, no me interesa lo que ella quiera, no dejaré que muera por un capricho.
No solo se trata de mí, por más que no me crea.
—Por ahora, cálmate, volverá —dice mi hermana tocando mi hombro—. Hay alguien que quiere conocerte, y por un infierno, Keyler. Ni se te ocurra lastimarlo, porque me perjudicarás.
— ¿Crees que estoy de humor para esas cosas? —La miro y suspira, sabe que estoy muy mal, ella me entiende como nadie.
—Key, es importante para Sanka más que para ti —musita y se acerca a la puerta.
Al abrirla, entra un hombre de unos veintiocho, es de ascendencia asiática, su cabello está peinado hacia un lado y viste de traje.
—Kazumi, él es Keyler. —Nos presenta mi melliza y el tal Kazumi se me acerca.
—Así que tú eres la famosa bestia que ha perdido a mi hermana —espeta y abro bien los ojos.
¿Sanka tenía un hermano?
Me atina un puñetazo antes de que pueda decir algo y caigo al suelo, fue bastante potente para un simple humano. Sus ojos centellean en distintos colores mientras se acerca. Orejas grises asoman de entre su cabello negro y veo las colas tras él.
Es un Kitsune, como el amigo de Zed.
Recuerdo las palabras de Skylar y me contengo de atacarlo. Mis puños se aprietan, pero el ardor profundo en el lazo que me une a Sanka me toma por sorpresa. Me está llamando, sé que me está llamando.
—Skylar, por favor, necesito que vayas por ella —ruego levantándome—. La están lastimando.
— ¿Ahora te interesa, asquerosa bestia? —escupe el Kazumi empuñando el cuello de mi camiseta y jalándome hacia él.
—Cálmate, Kazumi, es mi hermano con el que estás hablando. —Lo aleja Sky—. Sanka es fuerte, soportará lo que venga, tranquilo.
—Mi hermana ha vivido por años junto a este cerdo, soportará lo que le pase allá arriba.
— ¿Dónde se supone que has estado? ¿Me vienes con reclamos a mí? —espeto—, Nunca he escuchado tu nombre de los labios de mi mujer; no lo sé, si hubieses sido importante para ella te hubiera mencionado.
—Ni siquiera sirves para proteger tu propia vida, si ella muere, sabes dónde terminarás.
Vuelve a un aspecto más humano antes de retroceder.
—Sanka debe volver a Rosen, mi tío la necesita. Ni sueñes que la verás de nuevo luego de eso, la mantendremos viva, por lo tanto tú seguirás siendo visible en este mundo, de seguro es lo único que te importa —explica.
—Ustedes no son nadie para alejarla de mí, pagué por Sanka. Y ella quiere estar a mi lado —refuto cruzándome de brazos—. Ni tú ni mi hermana cambiarán eso.
—Keyler... —Comienza Skylar, pero la interrumpo.
—Conozco la mafia de mierda donde te has metido y espero que recapacites sobre ello. Me importa poco y nada si quieren venir con todos sus matones a encargarse de mí, los haré pedazos.
—Tal vez si hubieses usado esa fuerza de la que tanto presumes para defender a Sanka, no la hubiesen secuestrado —dice Kazumi con sorna.
«Tal vez si la hubieses alejado antes de mí, ella no estaría al borde de la muerte».
~•°•~
Cameron:
Sigo sin saber dónde demonios estoy, solo me encerraron en esta habitación que parece de un hospital psiquiátrico y me trajeron comida de vez en cuando. No he visto a Skylar desde que me empujó aquí adentro y la comida me la pasaron por una pequeña puerta para perros.
Desde que ella me tocó, lo único que hice fue empeorar con el problema de mi magia, el vómito a aumentado y los dolores también, mis ojos han empezado a cambiar de color. Una especie de gris brillante, el tono va poseyendo mi iris de a poco.
Temo por mi vida, por lo que esto pueda hacerme. Temo por la seguridad de mis amigos, he oído que Sanka y Victoria están en el Cielo. No tengo idea de dónde están Lowell, Lena y Zaphire, pero de seguro estén con sus híbridos.
Soy un cobarde, un inútil que no puede ni utilizar su propio poder. Es doloroso siquiera pensar en usar la magia que contengo, mis venas arden de maneras que me hacen desear arrancármelas.
El lazo en mi mano también está cambiando su tono de un rojo a un bordó, siento que está alargándose, extendiéndose por mi brazo.