Soportando A Mi Jefe.

CAPÍTULO 21

-Jefe, porque estamos aquí?- Pregunto mientras me jala de la mano por todo el centro comercial
-Vamos a comprar ropa.

Todo empezó esta mañana. 
Toda la noche ha estado que llueve y llueve, pero eso no fue precisamente lo que me ocasionó el insomnio, fueron los truenos. Los benditos truenos que tanto miedo me dan. No pude dormir, siempre he creído que van a atravesar el techo y me dejaran peor que pollo quemado. No me dejo en dormir en absoluto, así  que a partir de las 3 a.m. estuve leyendo algunas novelas en Booknet. Estuve viendo algunas novelas que me dejaron encantada, pero luego me frustré porque estaba incompleta, así que tendré que esperar a que la actualicen la próxima semana. 
Aún a pesar de no haber dormido demasiado, tenía todo el entusiasmo del mundo para empezar ese día en la oficina, así que aprovechando que ya estaba despierta decidí hacer un desayuno: Café (obviamente), tostadas y guacamole. Con todas las ganas del mundo, puse a hervir en la cafetera, metí el pan a la tostadora y corte el guacamole, sin embargo, todo salió mal, muy mal. El café se me derramo, la tostada se quemo. Y prácticamente comí guacamole solo. Ni aunque me desayuno haya sido arruinado, me bajo el ánimo. Saque el dinero de la única cartera que me alumbra, y conté. 18 monedas bien contadas, una de ida y otra de vuelta para el trabajo. Empiezo a sonreir, sobre como las cosas han cambiado.

FLASHBACK

-Papá, no tengo con que ir al centro comercial. 
-Lleva uno de los autos.
-De verdad?
-Si, hija. Lleva el auto que quieras.
Y obviamente sabía el que quería, el rojo último modelo que compraron hace unos días. 
FIN DEL FLASH BACK

Pero aún así, creo que ahora estoy mejor. Me doy un baño y me cambio. Creo que podría ir con el autobús, y aún así llegar temprano, así hago los pendientes mientras tomo un café allá. Solo de pensar en ese café, no sé porque sale tan espectacular. 
En fin, salgo de lo que ahora podría llegar a decirse mi hogar. Me encamino al paradero de los autobuses. Hay un par de personas, recién son las 6 a.m., camino con los tacos altos que me pongo cada que estoy de buen humor, la lluvia no ha cesado y el cielo amenaza con llover todo el día. Estoy esperando el carro cuando de pronto suena el celular, es un número anónimo, quiero sacarlo del bolso, y precisamente en el momento se me resbala y cae estrepitosamente al suelo, veo con tristeza, e me agacho para recogerlo olvidando que deje el bolso abierto, por ello cuando me agacho caen todas mis cosas al suelo. Ash! Que mas da. Empiezo a recoger todo del suelo, es ahí cuando veo que alguien se agacha para ayudarme, tiene el rostro mirando al suelo y solo veo que su cabellera es negra. Cuando me alcanza mi labial, es cuando veo su hermoso rostro, es moreno, atractivo, ojos negros profundos y una boca algo gruesa sexy. Hermoso, lleva una chalina larga sobre una saco largo que llega hasta sus rodillas, usa gafas que le hacen ver como un auténtico intelectual. Nos incorporamos. 
-Se rompió tu teléfono!
-Sí- Se me había olvidado y la congoja vuelve a mí. 
-Bueno, cada cosa tiene un motivo.- Me regala una sonrisa. 
-Que filosófico.- Le doy una sonrisa. 
-Así soy yo.- Dice sin quitar la sonrisa.
-Quizá me asaltaban por robarme el teléfono.-Le digo toda positiva.
-Bien! Piensa de forma positiva, las cosas pasan por algo. Además son cosas materiales.
-Ajá. Y estás esperando el autobus?
-Así es. Es ecológico.
-Wao, y yo lo hago por cuestiones económicas.- Me sonríe.
-Soy Javi..- Su pronunciación es Yavi.
-Soy Gina.- Se inclina y me da un beso en la mejilla.
-Es un placer conocer a una dama tan alegre como tú.
-Y es un honor conocer a un hombre tan culto como usted.- Ambos nos reímos.
Justo cuando terminamos de reír, el sonido del autobús hace presencia. 
-Bueno, ya me voy.- Le digo en forma de despedida. Y de alguna u otra manera con tristeza porque es un chico genial.
-Nos vamos. También voy en el autobús.
-Genial.
Ambos caminamos para subir, pero el se pone al costado de la puerta, me pone la palma de su mano para apoyarme y subir. 
-Eh, gracias.- Le digo mientras subo, y me apoyo en su mano.
-De nada. -Sube detrás de mí. 
-Y cuando estamos ya en el bus, conseguimos dos asientos juntos. Y ya lo estoy conociendo, es un caballero, me cede el paso para poder pasar yo primero al asiento del fondo. 
-Y, porque estas yendo tan temprano a tu trabajo.- Inicia la conversación.
-Pues, estuvo truene y truene en la noche, no pude dormir. Así que aprovecho para avanzar algo ahí.
-Acaso te gusta tu trabajo?
-En cierta parte sí. Y bueno, que haces yendo a tu trabajo tan temprano?-Le sonrió.
-Ah, no es trabajo.
-Entonces...
-Soy escritor.- Se aclara la garganta un poco.- Ejem, eso sonó pretencioso.- Me regala una hermosa sonrisa algo avergonzada.- Hoy tengo cita con una editorial que está interesada en mi libro, y si todo va bien lo publicarán.
-Wao, escritor!. Vaya...Y de que escribes.
-Naturalmente escribo románticas.
-Haber si me invitas cuando publiques tu libro.
-Lo haré.


Después de unos segundos de silencio, vuelve a iniciar conversación.
-Y dónde trabajas?
-En Golden Corp.
-Felicitaciones, es una empresa muy conocida.
-Felicita al dueño, no a mí.- Le digo sonriendo.
-En realidad si sé quién es el dueño. Se llama Andrés. Un joven muy inteligente, debo admitir.
Sonrió, me quedo en silencio, de alguna u otra manera siento orgullo por tener a una persona así de capaz, en mi círculo social. 
-Muy bien, esta es mi bajada.- Dice mientras se levanta. 
-Ah! Esta bien. Cuídate.- La verdad es que pensé que me pediría mi número o algo así, pero un sujeto como él dudo que se fije en alguien como yo. 
-Descuida. El destino nos volverá a unir, si así lo quiere.
Le doy una sonrisa. Claro, un escritor de novelas románticas. Si el destino lo quiere, volveré a verlo. Solo espero que el destino, quiera que mañana vuelva a verlo, y al día siguiente, y al otro día igual.
Me observa y reacciona como si se le hubiera olvidado algo importante. 
-Ah! Sujeta esto por favor.- Me da un paraguas.- Para que la lluvia no empape la cara más hermosa que haya visto en mi corta vida. Me la devuelves cuando nos volvamos a ver.
Entonces gira, camina hacia la puerta, veo como baja. Quizá no vuelva a verlo. Una vez abajo, el bus sigue su marcha y por la ventana veo que se despide mientras sacude la mano.Esto no es normal, fue muy romántico para ser real. Pero no niego que me sentí genial.




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