S.O.S ¿estoy enamorada?

Capítulo 1.

A las 7 de la mañana suena mi alarma, hoy cumplía seis meses trabajando en British Corporation, una empreza dedicada a la traducción e interpretación de diferentes libros o cualquier cosa que se ocupara cambiar de idioma o simplemente corregir, afortunadamente tienen pequeñas oficinas a lo largo del continente, lo cual hace que pueda trabajar en mi estado, sin necesidad de ser foránea, hace un par de meses mi jefe, el que me recibió y dio consejos, algo así como mi padrino en la empresa, renunció por que ya no soportaba al rector, el sr. Brown es un tipo de mediana estatura, un poco gordo y con unos espantosos lentes, y ni hablar de su carácter, ellos reñían mucho, cabe resaltar que varias veces mi adorado mentor, o mejor conocido como Bob, se llegó a poner mal de la presión, al ser una de las cabezas fáciles de cortar en un puesto tan aclamado como director de interpretación y ortografía le llevaba una gran demanda laboral, no tiene mucho que renunció, serán unas 2 semanas antes, pero por lo que me había dicho Felicity, hoy traerían a un nuevo director de esa área, área a la cual me dedico a ejercer con otras 4 personas, ya que es la de mayor carga, la verdad comenzaba a perder la esperanza en que trajeran a alguien como Bob, ya que era difícil encontrar a alguien tan carismático como él,    -Solicitamos a todos los empresarios pasar al auditorio de la empresa- ese mensaje se inundó toda la empresa, mientras me dirijía hacia el auditorio reflexionaba sobre si la voz robótica era de Meredith o María, dos secretarias del sr. Brown.

Tomé mi asiento al lado de un par de caras nuevas, aparte de ser una empresa familiarizada con el aprendizaje y formación de futuros hombres y mujeres de bien, las universidades cercanas nos mandan a algunos estudiantes para realizar sus prácticas, supongo que ellos eran estudiantes, le resté importancia cuando vimos al rector parado en la mitad del escenario, vestía un poco informal para lo que estabamos acostumbrados pero tampoco es que nos importara tanto, -Buenos días empresarios- cabe recalcar que usaban esa palabra para que valiera para algo nuestro título universitario, o algo así- como ustedes saben el señor Bob Mayer renunció por motivos desconocidos, y British Corporation es una empresa que no se detiene, reciban por favor al que será el nuevo director de interpretación y ortografía, Christian White, egresado de la New York University- entre aplausos y caras largas el sr. White bajó para conocer las instalaciones, ¿saben? creo que ahí fue donde supe que no había sido tan mala idea que Bob se haya ido, White se veía tan elegante, con un porte único e imponente, tuve la esperanza de que me llamara a mi Brown para mostrarle todo, pero la tonta de Meredith se ofreció, sin más rodeos bajé a mi escritorio para continuar trabajando, no tenía tiempo para pensar en un par de ojos hermosos. La campana sonó indicando que eran las 2 de la tarde, hora para ir a comer o cualquier cosa, decidí que no saldría, ya casi acabo la revisión ortográfica para un libro que me llamó la atención, seguramente lo compre, a lo lejos divisé al señor White y María, ella siempre tan...coqueta... noté a mi nuevo director un poco incómodo lo cual me dio risa, pero sonó más fuerte de lo que esperaba logrando atraer la atención de estos dos -¿Pasa algo señorita Campbell?- dijo la chica pelirroja, a lo que yo me limité a negar dedicándole una sonrisa falsa, más falsa que sus pestañas, o tal vez no tanto, me dio igual a lo que me dispuse a ordenar mis cosas para salir  -Campbell...me contaron que eres de las mejores en esta área- una voz que evidentemente no era la de María me sacó de mis pensamientos, el señor White, vaya, supongo que arriba de un escenario todo se ve un poquito más grande, Christian ya no era tan alto, se podría decir que medía lo mismo que yo, al rededor de 1.64cms, su cabello largo, pero perfectamente peinado, su semblante se notaba cansado por lo que le calculo unos 30 años, ojos brillantes, facciones perfectamente definidas y al sonreírme noté que se le formaban pequeños hoyuelos en las mejillas -Clarise, ¿te encuentras bien?- dijo María sacándome de mi laguna mental creada por apreciar a este hombre que parecía dios griego,-Sí Maria, con su permiso señor White, tengo que retirarme- agarro mi bolsa y salgo casi corriendo de ese lugar, ya en la cafetería decido sentarme sola, algunos compañeros me saludan pero necesito pensar mejor lo que está pasando, recordando su rostro, creo que olvidé mencionar que tenía una sonrisa muy bonita, labios, meh, normales, y una barba que aparenta ser de unos 5 días, tenía un buen aspecto físico.

 El resto del día no tuve la fortuna de cruzarme con él, pero no dejaba de pensar en ese elogio tan insignificante para muchos, pero que tomó importancia viniendo de él; hoy salíamos a festejar que cumplía medio año con esta gran empresa los de mi área y otros más cercanos a mí, un par de tragos para olvidar esos 164cms de estatura no vendrían mal.




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