Soy ficticio

Capitulo 5- ✾ Extorsión disfrazada de cita✾

Parte nueva de la historia. 

Alec

Como se atrevía aquella molesta humana a amenazarme y extorsionarme de aquel modo para conseguir esa cosa llamada cita.

Soy más grande que aquella adolecente tonta, molesta muy molesta, ahora solo quiero desaparecer para no cumplir lo que pedía.

No sé cómo sacármela de encima ahora mismo, ni siquiera sé porque demonios me salió contarle mi secreto, se supone que no debía, pero ya era obligación y de mi error ahora surge que le debo una cita.

Una extorción disfrazada de cita. —bufo y pateo una piedra que tenía en frente.

Estoy hasta la coronilla de jodido; cuando le tome las manos por encima de su cabeza su tacto me asqueo, me dio mucha molestia e incomodidad como cualquier ficticio, pero también me desconcertó aquellos ojos cafés que pensaban que iba a matarla.

Es una tonta que no sabe pensar bien las cosas, no me pregunto si deseaba ir con una extraña que acabo de conocer a una cita oh no, solo velo por sus intereses y fetiche con mi persona.

Sé que soy muy atractivo, demasiado para el mundo real, todos en el ficticio lo somos, la belleza es la que caracteriza nuestra raza en la brecha de lo real y no lo no real.

Tal vez fue demasiada la impresión que las hormonas la hechizaron apoderándome de su mente juvenil y loca, es que todavía no supero como es que se le cruzo por la cabeza que le daría una cita es obvio que yo no iré, aunque si no voy...

Me detengo para esperar que el semáforo cambie a verde de peatón.

Seria ella tan atrevida y malvada de contar mi secreto, el de mi mundo y mi raza.

Un sin sabor se instaló en mi boca tan solo con esa sola idea de ella distribuyendo todo eso por las calles como si fuera un descubrimiento grande, «lo es» y por ende el mundo nunca debe saber que los personajes que ellos leen, pueden cobrar vida, y susurrarles al oído.

«Ya no soy ficticio»...

Aunque tampoco muy real que digamos.

Es la fantasía de todo lector, eso fue lo que llevo a los grandes guardianes a la vida oculta entre nuestra brecha y a poner bibliotecas donde puedan haber portales, la energía canalizada de las personas que leen alimentan la barrera que nos cubre.

Mientras el mundo tenga lectores con miles de emociones humanas, nosotros siempre estaremos en las sombras.

Llego a la biblioteca y me como el enojo organizando los libros por orden alfabético y por colores, termino de ellos y me siento grande ya que lo he hecho en tiempo record.

—Por color, por orden alfabético —una voz me habla atrás y se quién es.

Me volteo y le hago una reverencia que ella rechaza.

—No tienes que hacerlo, para mi eres igual y yo debo serlo para ti —me sonríe poesía.

Asiento y no puedo parar de admirarla es una mujer hermosa, inteligente y me hace tan feliz el verle nuevamente.

—Estaré eternamente agradecido con usted guardiana —ella me palmea el hombro.

Me sonríe.

—Paremos de esto, y enséñame un poco de esta maravilla de edificación, la última vez no estuve aquí no tuve tiempo de ver nada por unos asuntos que tengo en el otro mundo.

Comienzo a darle un tour a ella por la parte de las mesas la segunda planta donde están los cuentos, las leyendas y demás, ella toma uno al azar que le llama la atención.

Ha tomado la biblia.

—¿Sabes cómo es que existimos? —me mira aun con el libro en mano.

—No, guardiana —contesto.

Ella camina mirando la pared gigantesca llena de libros hasta el techo, de vez en cuando debo tomar la escalera itelista, la mágica que te eleva y no te deja caer.

—Dios dijo que quería algo más mágico, por eso hizo que el hombre mismo se superase con la mente— se detuvo — pues le dio los dotes de dar vida con sus sentimientos, escribiendo y creando como él lo hizo con los humanos, los doto de algo mas poderoso —se detuvo para poner el libro a un lado —el poder de crear grandes escenarios con la imaginación y revivirlos en letras.

—Ese poder es maravilloso —admití.

—Lo es, pero hay algo que es más poderoso, los pensamientos de grandeza, de poder y tenerlo todo.

—Pero esos deseos son...

—Peligrosos —completo con una sonrisa —por eso es mejor guardarlos o extinguirlos en el ser de uno mismo. —me abrazo y sentí como reforzó las paredes con aquel gesto —eso bastara Alec.

Vi como con su dedo todo el espacio vacío frente a ella el portal se le apareció para ver las hojas volar dentro de él.

Los guardianes tienen pase libre para abrir portales en cualquier lugar que ellos deseen, pero los ficticios no, solo en la pared que este asignado para uno mismo.

Decidí tomar un libro al azar para leerlo en mi cuarto, mientras veía ese cielo de la noche que tanto me gustaba del mundo humano.

No hice lo que me pidió esa molesta humana de cabellos largos y castaños de piel pálida y ojos cafés, no tengo por qué hacerlo.

Me siento en la banca del parque humano todas las personas están en lo suyo y yo solo me sumerjo en mi muy entretenida lectura, reviviendo los escenarios en mi cabeza.

Siento muchas miradas sobre mí y miro a mí alrededor para comprobar que todos me ven.

¿Qué está pasando?

¿Por qué todos se me están acercando de esa manera?

La chicas me ven como un manjar y me veo obligado a levantarme rápido, y ellas siguen acercándose de manera lenta.

Son lectoras, lo sé por los libros que traen.

—¡Eres un personaje literario lo sabemos ya! —gritan al unísono y algo me dice corra porque son locas.

—Quiero a mi crush literario fuera.

—Eres hermoso.

—Por fin un novio.

Son algunos de los comentarios que dicen hacia mí, veo por encima de sus hombros a Ylani quien sonríe con malicia, esa pequeña enana se ve diabólica con lo que leo en sus labios.




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