Soy la oveja negra de mi familia

Capítulo 9 [editado]

 

 

𝑶𝒍𝒊𝒗𝒊𝒂 

Como mamá tuvo que ir a la oficina a reunirse con un cliente —o algo así dijo—, me dejó a cargo de mis hermanos. La mayoría del tiempo trabaja desde casa, pero, hay algunas ocasiones en la su presencia es requerida, como hoy. No sé exactamente qué hace ni qué cargo tiene, solo sé que tiene que ver con las finanzas de empresas importantes.

Ana, está aquí. Vino para terminar un trabajo que se supone es en binas. Digo, se supone, porque la señorita en lugar de ayudarme o por lo menos aportar algo relevante, se ha dedicado a jugar un bendito videojuego con Armando desde que llegó. 

Y déjenme decirles que el trabajo no es nada sencillo. 

—Vas a ayudarme ¿o no? —hago evidente mi molestia.

—Sí —responde, sin despejar la vista de la pantalla del televisor—. Solo espera a que pasemos al siguiente nivel. 

Ruedo los ojos. 

—Llevas como media hora diciendo lo mismo —replico. 

—¿En serio? 

—Sí, en serio —digo, respirando hondo para no perder la poca paciencia que me queda. Cada vez me es más difícil entender cómo es que seguimos siendo amigas—. Así que, date prisa o busco otra pareja para hacer el trabajo —le doy un ultimatum. 

Por supuesto que es mentira.  

Sin embargo, tengo que conseguir que me ayude de una u otra forma. Que ni piense que voy hacer todo yo sola. 

La rubia, por fin mira otra cosa que no sea los gráficos del estúpido videojuego, o sea, a mí:  —en unos minutos seré toda tuya, baby —me hace saber y yo, no le creo nada. Volviendo a su juego, añade —: Y para tu información, aunque lo intentes, no podrás encontrar una mejor pareja que yo. 

Lo sé. 

Pero, no se lo pienso decir. 

—Yo no estaría tan segura, querida. 

—Por supuesto que lo estoy —dice, rebozando seguridad. Por supuesto, ignora el sarcasmo que salió de mis palabras. 

Abro mi boca con la intención de replicar, pero, los gritos de victoria que sueltan mi mejor amiga y mi hermano, me lo impiden. 

— ¡Sí! —exclaman al unísono. 

—Somos un buen equipo ¿eh? —le dice a Armando, que se encuentra a su lado en el mueble. 

—Ni lo dudes, compañera —responde él, alegremente mientras chocan los cinco. 

Permito que festejen “su victoria” durante unos segundos, bueno, tampoco soy tan mala como para arruinarles el momento de gloria a ambos de un sopetón. A decir verdad, me gusta ver a mi hermano tan feliz y comportándose como un niño de su edad. Como ya he mencionado, suele comportarse como un anciano extorsionista, así que, es refrescante observar esta escena. 

—Bueno, entonces ¿ya puedes dignarte a colaborar con el trabajo? 

Asiente, sonriendo. 

—Pero, primero voy por un vaso con agua a la cocina —me avisa.

¡Dios! 

Dame paciencia. 

—Yo te lo traigo —se ofrece, mi querido hermano. 

Se levanta del mueble y se dirige a la cocina con una velocidad impresionante, aprovecho, para pedirle el favor de que me traiga uno a mí también. No me cabe duda de que me escuchó perfectamente, debido a que lo dije en voz alta. 

Ana, por otro lado, camina hasta la mesa en la cual estoy ubicada junto con mi computadora. 

—Nando, es muy lindo —dice, acomodándose en una silla. 

<<Si, claro>>

—Con mucho gusto te lo regalo. 

—Dije que era lindo —me aclara de inmediato—, más no dije que quería volverme su nueva hermana mayor. Sabes que me encanta ser hija única ¿verdad? 

—Ojalá pudiera decir lo mismo —digo, lanzando un suspiro. Catalina, que también está sentada en la mesa dibujando —o eso creo—, me mira con ceja levantada—. Por supuesto, que no puedo porque tengo la dicha de tener dos maravillosos hermanos —agrego y, la niña parece complacida con mis palabras. 

— Aquí tienes —aparece Armando, entregándole un vaso con agua a Ana. 

—¿Y mi agua? —inquiero, con una ceja levantada. 

—Puedes buscarla tú misma, no estás inválida ¿o sí? — dicho esto, se aleja. 

Ese es mi hermano. Super lindo ¿cierto? 

— Ese niño sí que sabe escoger sus prioridades —comenta mi supuesta mejor amiga, en tono burlón. Le lanzo el borrador—. ¡Oye! Solo estaba bromeando. 

La verdad es que mi pequeño hermano tiene un enamoramiento secreto por Ana. Trata de ocultarlo, pero es más que obvio. Cada vez que Ana viene él actúa diferente e incluso podría decir que ¿tímido? Sí, creo que tímido es la palabra adecuada para describirlo. 

A parte de que busca cualquier excusa para hablar y estar cerca de ella. 

Es imposible culparlo. Armando, está en sus doce y apenas se le empiezan a desarrollar las hormonas y esas cosas. Ana, suele venir a menudo por lo que explica la razón por la que siente atracción por ella. Tampoco es que sea difícil, Ana tiene una personalidad extrovertida y alegre. Seguramente, a medida que vaya creciendo y conozca a más niñas de su edad se le irá pasando. 




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