Soy lesbiana ¿y qué?

Cap 5. ¡Bienvenida al mundo, Bárbara!

 El año pasado cuando tenía 17 años, mi mamá y mi papá dieron la gran noticia a la familia que estaban esperando un bebé.

 Me sentí muy feliz por mis padres, porque después de mí no podían tener un bebé.

 Obviamente porque mi mamá ya estaba cerca de los 49 años.

 Mi mamá me tuvo a sus 31 años. Sí, es que mi mamá esperaba a su amor verdadero, por lo que sé es que ella fue virgen hasta los 31, me sorprendí tanto que no me lo podía creer.

 Pasaron los mese, hasta el noveno mes, donde iba a nacer el bebé.

 El doctor dijo que mi mamá corría un gran peligro por su edad.

 Estábamos muy preocupados por ella y por el bebé, aún no sabíamos de su sexo porque querían que fuera sorpresa. 

 Pasaron las horas y llegó el otro día. El doctor salió de la sala de parto y nos dijo que estaban bien, era una niña y lo más importante es que estaba saludable. Mi mamá estaba recuperándose.

 Ella es muy bonita... temía de que algo malo le pase en el futuro.

 ¿Por qué tuvo que nacer en un mundo que lastima?

 Pero... yo me juré que no iba a permitir que nada ni nadie la lastime. Ella, ahora,es mi gran tesoro.

 Pasaron dos meses desde que nació mi hermanita. Mamá aún no había mejorado, el parto fue tan difícil que casi pierde la vida.

 Papá seguía siendo el mismo, obvio, que trabajaba el doble de lo que trabajaba antes.

 Mi abuela, feliz porque había otra niña en la familia.

 Mi familia siempre me decían que yo debía ser un gran ejemplo para mi hermanita, porque si no lo soy, ella puede ser igual a mí.

 ¿Igual a mí?, ¿cómo?, ¿qué le gusten a las mujeres?

 Tenía que ser un ejemplo para ella. Pero, ¿cómo?

 Si apenas podía saber lo que era bueno y lo que era malo. Por ejemplo, sabía rezarle a Dios era bueno... bueno, lo es. Sabía que estar a favor del diablo es malo.

 Pero eso es lo básico que sé... y ahora le tengo que enseñar eso a mi hermana.

 Eso era muy difícil para mí, y será muy difícil para mi hermana también. Pero para eso me tiene, para que la apoye en todo.

 Abuela le hacía ropa a Bárbara. Sí, Bárbara, lo elegí yo... porque así se llama una de las chicas que me gustaba.

 Lindo nombre, para una bebé linda.

 Sólo quiero saber, ¿podré ser una buena hermana? ¿no le voy a contagiar a mi hermana mi ¨enfermedad¨?

 Perdón, Bárbara. Perdón por no ser una buena hermana.

 Creo... que lo mejor será alejarme de todos. Pero te seguiré cuidando a mi manera.

 Pasaron cinco meses, Bárbara ya tenía siete meses. Seguía igual de hermosa y yo... pues, aún no les decía la verdad a mi ´papá, mamá y a mi abuela. Tenía miedo, mucho, pero mucho miedo. Miedo a que me desprecien.

 Pasó el año, Bárbara ya tenía un año. Su primer añito, nunca lo olvidaré.

 Lo único que no olvidaré fue cuando estaba hirviendo en fiebre en su cumpleaño.

 Mamá, papá y yo fuimos rápidamente al hospital. Teníamos miedo de que le pase algo a Bárbara.

 Internaron a mi hermanita. Papá en ese entonces me dijo que yo tenía que regresar a casa a cuidar a mi abuela.

 Yo no quería, quería quedarme para saber como estaba mi hermana, la razón de seguir viviendo en este mundo. Pero no pude, yo con 17 años, casi 18, no podía desobeder a mi padre.

 Mi abuela y yo, estábamos en casa, llorando, sin saber que hacer. Rezando, pidiéndole a Dios que mi hermanita esté bien.

 Cuando me fui a mi habitación a dormir. Me puse a pensar.

 ¿Será que Dios me está castigando? ¿será que mi castigo sea perder a mi hermana? ¿sólo porque me gustan las mujeres?

 ¿No es injusto? No lo sé.

 No llore, por la simple razón que debo ser fuerte. Por mí, y sólo por mí. Y por Bárbara.

 Al día siguiente, me desperté y me levanté.

 Mi abuela estaba hablando por teléfono con alguien, no sabía con quién. Pero yo debía prepararme para ir a la Universidad.

 En ese mismo momento, mi abuela empezó a llorar.

 Yo sabía por qué. Bárbara murió. Lo sabía porque en la noche presentía que algo malo iba a ocurrir.

 Entonces, mi abuela colgó el teléfono y con lágrimas en los ojos me dijo.

 ¨Bárbara murió, hijita.¨

 Me quitaron una parte de mi corazón. ¿Y saben qué? Se siente horrible. No puedo respirar.

 Mi razón de seguir viviendo en este mundo, ya no está conmigo y tampoco está en este mundo.

 Desde que nació, me olvidé decirle algo.

 ¡Bienvenida al mundo, Bárbara!

 Sé que tu recorrido en el mundo fue muy corto. Pero ¡Hey! Es mejor así.

 Era preferible que no veas lo horrible de la sociedad. Con sus estúpidos estereotipos e ideologías.

 Te amo, hermanita.

 

 



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En el texto hay: lesbiana amor pecado

Editado: 28.11.2020

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