Capítulo 12: "Relevos"

La noche había caído sobre nosotros de una forma desastrosa, o mas bien, ni siquiera logró rosarnos, por lo menos no a mí, debido a que lo interpretaba de la siguiente manera: fui la que menos durmió el día de hoy. Por otro lado, ahora me encontraba atrapada entre tres espaldas muy prepotentes y atractivas, que me quitaban el aliento, pero que también me motivaban a tirarme del helicóptero. ¡En qué estaban pensando estos idiotas a la hora de cambiarse delante de mí! Está bien que yo no los veía, pues mis ojos se posaban en la pared, sin embargo, eso no quitaba que fuera consciente de lo que pasaba, o que ignorara el hecho de que fueran atractivos, a lo que puedo responder es sí, no soy de piedra, aunque claro, sé bien a quién pertenece mi corazón, ¡aunque eso no significaba que dejaría de ser una chica! Ahora, es mi primera vez en todo este tiempo que me daba cuenta de que era la única mujer del grupo rodeada de puros animales salvajes, y no lo digo de forma figurada, pues cada uno de ellos (Davis, Louis y Dalton) poseían habilidades sobrecogedoras, mientras que yo… yo sólo tenía conocimientos médicos y algo de computación sabía por los cursos de emergencia de ese… ese chico; no me acuerdo ya su nombre, ¡ah sí, Asteris!, nunca más supe de él. En cualquier caso, debo admitir que los hombres que me rodeaban, eran muy seductores.

—Por cierto, ¿a dónde iremos ahora? Las ruinas de Angkor ya no son seguras —me apresuré a decir, mientras tanto, apretaba las prendas que tenía en el pecho en lo observaba el suelo, sin mencionar que mis oídos, prestaban una singular atención a los ruidos fácilmente reconocibles de la ropa al ser acomodada.

—Debido a que no tenemos tantos recursos, tomaremos un auto alquilado desde la ciudad de Siem Riep, y una vez que tengamos lo que necesitamos, iremos con él hasta Poipet. Sé que es un poco arriesgado, pero no queda de otra que retroceder —mencionó mi hermano.

—Eso es una tontería, Louis. ¿Qué haremos si en el camino nos topamos con más de esos sujetos? —preguntó Davis—. Debo recordarte que no contamos con mucho personal —aquellas palabras me pusieron nerviosa. Quería voltear a verlos, sin embargo, no podía porque comprendía que estaban terminando de cambiarse, y sería inapropiado. Por otro parte, mi hermano quizás se vio atrapado por aquella afirmación, entonces se silenció hasta que yo le dirigí la palabra.

—¿Qué es lo que pasó con los que estaban ahí en Angkor? —interrogué a Louis.

—Ellos probablemente fueron asesinados con sigilo —me respondió—. Ya puedes voltearte, Lili —me avisó, entonces así lo hice. Tenía confianza con ellos, aun así no estaba preparada para lo que vi; los tres estaban con sus torsos al desnudo, así que me puse roja como tomate y me llevé las manos a los ojos enseguida.

—¡Maldito! ¡Cuál se supone que es tu idea al dejar que los vea a los tres así! —enseguida escuché cómo esos tontos, liberaron unas sonaras risotadas de su parte.

—Tranquila, Lili, fue solamente una broma —respondió Davis.

—Sí, no deberías de tomártelo tan enserio —apreté los labios volviendo a escuchar los sonidos de la tela mientras me aguantaba las ganas de insultarlos.

—Bueno, yo sólo les seguí el juego porque quería ver tu reacción —y ahí estaba Dalton haciendo de cómplice; era para pegarle también—. Ya puedes vernos —aseguró mi estúpido novio, y entonces con desconfianza espié entre mis dedos, asegurándome de si decía la verdad. Luego de establecer que todo estaba en orden, observé detenidamente sus nuevas vestimentas, aunque bueno… no tan nuevas.

Mi hermano portaba una sudadera blanca con cuello, incluyendo desde su cintura baja, unos pantalones cafés con unos zapatos de vestir negros; éstos le hacían un perfecto conjunto. Respecto a Davis, él se encontraba utilizando unos jeans azul marino, y en su torso, relucía un buzo rojo compuesto por una capucha que combinaba con unas zapatillas deportivas. En cuanto a mi hermoso novio, el expresaba una camisa negra que emparejaba con unos tirados del mismo color, volviendo a crear una perfecta coordinación con el resto del conjunto. Hasta ahora la selección fue impecable, y digo fue, porque ese detalle lo cortó un poco, cuando mi amado decidió que era buena idea, usar un calzado similar al de Davis; no le pegaba.

—¡Wow! ¡Se ven geniales! —exclamé con gran sorpresa.

—Gracias, esta ropa la fui a comprar con Louis cuando estábamos en tu casa —dijo Dalton sonriendo con vergüenza mientras se rascaba la cabeza. Aunque no poseía el traje de siempre, se veía igualmente muy apuesto.

—Bueno, ahora te toca a ti muchacha —declaró Davis, a lo que yo me quedé en blanco.

—¿Qué? —dije empezando a sentirme incomoda, y más que nada, nerviosa.

—Debes cambiarte de ropa Lili —agregó Louis.

—¡Espera! ¡Yo no puedo estando con ustedes aquí! —mencioné alarmada con la cara ya ardiendo.

—No te preocupes, el único que puede intentar hacerte algo aquí de los tres es Dalton, pero te aseguramos que lo sostendremos con fuerza mientras miramos —sonrió ampliamente mi hermano, pero apenas terminé de escuchar esto, ya completamente temblorosa, susurré lo siguiente.

—Idiotas —dije apenas audible, a lo que mi hermano se inclinó con los otros.

—¿Qué? —mencionaron en conjunto.

—¡IDIOTAS! —grité bien fuerte, y empecé a hacer un gran escándalo en el helicóptero, pues en mi ataque de ira (el cual no me provocaba ese tarado hace mucho) comencé a pegarle con la maleta a mi estúpido familiar—. ¡Eres un degenerado!

—¡Qué sepas que sólo estaba bromeando! —se defendió él con desesperación.

Después de un rato de discusión, finalmente los tres se fueron a un rincón para darme la espalda, y para evitar cualquier cosa, me aseguré de que no espiaran al ponerles unas vendas en los ojos.

—Esto es ridículo, no tengo el más mínimo interés en ver a tu hermana en paños menores —susurró Davis, y supe diferenciar su voz a pesar de que apenas los escuchaba.