La competición entre ambos equipos había tomado un rumbo carente de sentido. ¿Cómo era posible que este imbécil se atreviera a arriesgar la vida de Lili de esa manera?, ¡y más por un estúpido perfume! ¡Era completamente absurdo! ¿Qué era ese espíritu competitivo que movía a Gael para hacer semejantes tonterías? La verdad es que no lo comprendía.
—¡Eres un patán, encima te atreviste a decirle que la amabas! —lo señalé sin miedo, y acompañado de un sentimiento de odio eufórico. Sin embargo, él me miró con el debido desprecio para luego dirigirse a mí.
—Esa valentía que tienes… ¡es propia de un idiota! —me señaló, y a continuación yo bajé mi mano para escuchar qué diablos tenía que decir—. Te crees tan fuerte; tan digno de ella, pues entonces hagamos de este evento algo más interesante —la masa de gente que estaba allí presente enmudeció frente a las palabras de Gael, quien parecía haber envuelto al público con su elocuencia.
—Que interesante —dije—. Pues entonces que así sea.
—Bien, si yo gano la siguiente competición, te cortaré la lengua —mencionó, y antes de que él propusiera mi recompensa, yo me adelanté.
—Y si yo gano, me darás tiempo para volverme más fuerte y así enfrentarte —le exigí. Y por lo que vi en la cara de ese sujeto, no estaba del todo de acuerdo, pero al final decidió ceder.
—Prepárate, porque no te daré ni una oportunidad —me dijo, y luego se retiró a descansar con sus compañeros.
—Bien… ¡qué así sea entonces! —la muchedumbre empezó a murmurar, y prontamente llegó a mí Louis, quien al parecer escuchó la discusión; el rubio se veía preocupado.
—¡Dalton! —me llamó con algo de desesperación—. ¿Estás seguro de lo que haces? —al parecer, la frustración que él exhibía daba a entender que esta vez no podría ayudarme.
—Estaré bien, no te preocupes —le sonreí.
—Pareces confiado —me dijo un toque más relajado.
—Es porque no está en mis planes que me corten la lengua —le notifiqué—. Además, la competencia que viene es de degustación de vinos, ¿no? —me cruce de brazos, y mi vista se dirigió a la mesa que estaban preparando debajo de las palmeras.
—Sí, ¿cómo lo sabes?
—Bueno, no hay que ser un genio viendo lo que están armado ahora —relajé un poco mi mirada.
—Tienes razón, fue una pregunta tonta. De todas maneras, ¿podrás con lo de los vinos? Sabes que no puedes detenerte hasta que tu contrincante se desmaye.
—Eso no lo sabía, pero no soy malo tomando —me giré hacia él en lo que le informaba.
—Entonces vamos a tener que confiar en ti —me sonrió y luego me dio un par de palmadas en la espalda.
—Sí. Todo estará bien. Por cierto, ese chico Davis… —le mencioné en lo que miraba de reojo al pelinegro.
—¿Qué?, no me digas que estás celoso —canturreó él.
—¡Por qué debería si no somos nada! —le dije algo molesto.
—Sólo estaba bromeando. ¿Qué pasa con él? —respondió entre risas.
—Bueno, ¿en verdad tendremos que enfrentarnos a él?, parece un buen chico, y realmente es diferente a Gael —suspiré con algo de pena.
—No te dejes llevar por su comportamiento, él es un cuervo —me aseguró, y luego lo vi cerrar sus ojos con seriedad—. Puede que no lo parezca, pero tiene sus propios motivos por los cuales enfrentarnos, además, nunca le negaría su ayuda a su hermano, aun cuando él es un maldito psicópata.
Louis decía eso de Davis, sin embargo, a mí me parecía un sujeto que no era realmente malo, aunque, sinceramente, a pesar de que no diera confianza como él mismo decía, a mi lado tenía el ejemplo perfecto de la traición, después de todo, muchas desgracias surgieron por su causa. Contrariamente a lo que yo podría haber esperado de aquel rubio, él pudo rectificarse, y si había razones detrás de Davis, entonces creo que él también podría hacerlo al igual que Louis.
“Estimados concursantes, hemos llegado a la final de esta competición, en la que sufrimos algunos contra tiempos. ¡Pero no se preocupen, ahora es la hora de la verdad! Competidores, tenemos aquí a la degustación de vinos.”
La voz de la coordinadora resonaba fuertemente por las bocinas, y daba a entender que esta era nuestra oportunidad.
—Ya es hora. Deséame suerte —le dije al hermano de Lili.
—Ya lo he hecho, no necesitas que lo repita —se rio y me dejó ir, a continuación, me senté en la mesa de competición, y por lo que veía, sólo quedábamos cinco.
“¡Las reglas son simples!, el primero en caer perderá, y el último en quedar ganará.”
Desde mi asiento, podía notar el aura de muerte que me dedicaba aquel otro tarado, pero yo no permitiría que me pasara por encima. Dejando eso aparte, a nuestros lados, es decir, a la izquierda de cada competidor, había un mayordomo que se encargaría de servir el vino en las copas, por lo que no tendríamos que preocuparnos de llenar los vasos.
“Es hora de empezar. Así que, en sus marcas, listos… ¡a beber!”
Nuevamente la coordinadora anunció el comienzo del evento, y ahora empezábamos a tragar con evidente entusiasmo. Las primeras copas no fueron un problema para mí; el vino, amargo, pasaba rápidamente por mi garganta, y de mi esófago a mi estómago. Para ese momento, uno de los competidores se retiró por la necesidad natural que le urge al hombre cuando bebé mucho fluidos, y obviamente, eso causó su despido.
“Uno de los competidores ya se ha retirado, ¡recuerden que no se les permite ir al baño en medio de la competición!”
Después del anunció tan incómodo por parte de Scarlett, tuvimos más retiros estrepitosos como polémicos, más que nada, porque uno de los tipos empezó a dolerle la pansa, y es por eso que tuvo que irse, en cambio el otro, que aún aguantaba, fue descalificado por el simple hecho de que, en lugar de beber todo el líquido, dejaba que se le escapara entre la comisura de sus labios.
Para ser un acontecimiento bastante simple, he de decir que parecía esto divertir a las masas, las cuales reían y se impresionaban por nuestra resistencia como por nuestras desgracias.
Editado: 15.06.2024