Soy un temerario mi amor

Capítulo 58: "El poder de la familia Parisi y Miracle"

De regreso a la narración en primera persona.

¿Cómo había empezado todo esto? ¿Cómo llegué hasta aquí?, la verdad, yo siento y veo con claridad los resultados de mi comienzo, de mis decisiones, y sinceramente… ¡no me arrepiento de nada!

La pistola de Gael se encontraba a unos cuantos metros de mi cabeza, Lili se ubicaba detrás de mí bastante angustiada, y yo, hacía de escudo para ella. En este instante, no se me ocurría qué más hacer: no sabía si saldría vivo de ésta, ni tampoco si lograría alejarlo de mi amada, lo cual nos retrataba en una situación que podría agravarse en cualquier segundo, y que, además, daba señales de que terminaría en un posible derramamiento de sangre.

—Este es tu final, Dalton Alvey —las palabras de Gael iban cargadas con tanto odio que, al momento de preparar la pistola para ser disparada, dejaba entre ver una aterradora sonrisa. Por el contrario, a lo que ese idiota esperaba, sus planes no saldrían tan bien como él mismo lo deseaba, ya que la hermana de Louis, quien alguna vez estuvo temblando detrás de mí, se interpuso en su camino, y ahora, ella era quien me protegía.

—Ya es suficiente, Gael —dijo ella con un tono autoritario. A pesar de que su faz marcaba una seguridad desbordante, su piel sudaba, evidenciando así su nerviosismo.

—Maldita sea —él no bajó el arma, pero sí que empezó una charla con mi amada mientras era acompañado de un terrible desgane—. ¿Qué crees que haces? ¡Apártate! —le ordenó en lo que agitaba un poco su cuerpo quizás debido a las ansias.

—¡No! —ella dio un paso al frente exponiendo una valentía mucho mayor.

—Lili —intenté hablar con mi bella flor, pero me interrumpió.

—Déjame esto a mí, Dalton, tú ya has hecho demasiado —me notificó.

—Deberías de hacerle caso al futuro muerto que tienes ahí detrás, ya que no te incumbe lo que le suceda —aquel maniaco se rio por su propia ocurrencia.

—Él no va a morir, porque yo no permitiré que lo mates —aseguró.

—Eres demasiado insulsa —se quejó el otro mientras inclinaba su cabeza—. ¡Acaso ya has olvidado lo que me contaste de él! ¡Acaso ya descartaste la idea de que es un psicópata!

—¡Las personas cambian, Gael, todos podemos cambiar! ¡Y yo he cambiado mi opinión acerca de Dalton, de ahí que ya no le temo! —yo estaba impresionado, es por eso que no decía nada.

—Pero, ¿qué… estás diciendo? —el cuerpo de ese tipo empezó a temblar más por la ira, y tanta era la misma que padecía, que se mordió los labios con intensidad; a duras penas noté que consiguió lastimarse.

—¡Quiero decir que yo amo a Dalton! —ella agachó la cabeza y gritó con todas sus fuerzas lo siguiente—. ¡Mi hermano me ha hecho darme cuenta de esto, pero fue especialmente lo que he vivido con Dalton lo que lo ha desatado mis sentimientos! —levantó su vista de repente—. ¡Yo amo a Dalton, y no puedo negar por más tiempo lo que tengo en el pecho! —finalizó diciendo con una mano sobre su torso.

—¡Eres una perra! —exaltado, él la apuntó con su puño tembloroso—. ¡Te voy a matar! —y entonces, él disparó.

El hecho fue tan abrupto, que no me dio la oportunidad para reaccionar, y ambos nos encogimos por el miedo en nuestro lugar. Sin embargo, por alguna razón, el fuego no fue directo hacia nosotros, sino que primero pasó una bala por nuestro lado, y luego apuntó hacia el cielo, donde allí desató una lluvia de disparos mientras gritaba enloquecido. De inmediato, llegó un momento en el que el revolver se había quedado sin balas, aun así, él seguía gatillando el arma hasta que por fin se dio cuenta de aquello, y la dejó caer en el suelo con una expresión llena de horror.

—¡Maldición! —exclamó para luego quedar arrodillado sobre el piso, y más tarde golpeó éste con su puño en señal de frustración.

—¡Gael! —ella iba a ir a socorrerlo, lo que no esperó es que yo la sujetara del brazo y se lo impidiera; más que nada lo hice, por el temor de que él pudiera tener algo escondido para herirla.

—No vayas, no sabes lo que puede hacer en su estado —le comuniqué a mi amada.

—Pero… —Lili se giró a verme, y yo le rogué que por favor parara. Afortunadamente, captó mi mensaje, y cerró los ojos lamentándose un poco.

—No lo entiendo —cuando lo escuchamos de nueva cuenta, ambos atendimos a sus palabras, mientras tanto, los secuaces de ese asesino se arrimaron a su jefe, quien ahora estaba sobre el piso lamentándose—. ¡No entiendo que le ves a ese sujeto! Dices que las personas cambian, ¡pero eso es una vil mentira!

—¡No es mentira! —le reprochó.

—¡Claro que lo es! ¡Sé que no voy a encontrar a nadie como tú, sé que no tendré oportunidades por lo que soy ahora! —se miraba las manos notablemente desesperado—. ¡Todo lo que hice no tiene remedio, y es por eso que yo…! —de inmediato, Lili silenció sus lamentos.

—Lo que dices es mentira, porque mientras estés con vida, ¡todo puede suceder! —le hizo saber ella—. Nada está perdido. Yo no soy tampoco la única persona con la puedes estar, así que no necesitas lamentarte, además, aún sigo considerándote mi amigo.

—¿Amigo? —preguntó él en shock. No obstante, su rostro no se veía normal, más bien, estaba sumido completamente en un descontrol que Lili no pudo notar enseguida.

—Sí, amigos —asintió felizmente mi dulce flor—. Aún puedo acompañarte en tu trayecto por la vida de muchas maneras, así que no te angusties tanto.

El optimismo de mi Ángel llegaba a impresionarme, y había que admitir, que sus palabras sin dudas tenían lógica. Mi mujer era un alma muy caritativa, y parecía perdonar a todos aquellos que le hicieran cualquier tipo de mal. Sin embargo, el ambiente no cambió mucho, y la densa atmosfera seguía allí presente, más que nada por los resientes disparos, aunque por supuesto, cuando noté que mi amada iba a intentar acercarse a él de nuevo, reafirmé mi agarre, impidiendo así que fuera a cometer una estupidez una vez más.



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Editado: 15.06.2024

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