¡¿soy una maldita loli?!

Capítulo IV: Comienza Mi maldita vida en un isekai…o algo así

Camino y Camino por las asfaltadas, frías, oscuras y solitarias calles de la ciudad, mientras alguien me siga por varios metros detrás.

Seria pan comido tenderle una trampa y molerlo a golpes, aunque me gustaría saber primero el motivo por el que me sigue.

Por varios minutos camino, a simple vista uno pensaría que voy sin rumbo alguno, pero eso es lo que quiero que ese maldito piense.

Después caminar con calma, aumento mi velocidad obligándolo a hacer lo mismo, pero sospechosamente no parece continuar siguiéndome, pero si los años de pelear en la calle me han enseñado, es que algo así trae consigo una artimaña como aparecer en otro lado de forma repentina.

Por esa razón aumento el ritmo al doble de antes, aunque estas piernas de niña son un verdadero problema.

Mientras sigo mi camino, pienso muchas posibilidades para enfrentar a quien sea que esté detrás mío, pero esto es un mundo de fantasía, debo tener muchísimo más cuidado que antes.

Al cabo de casi una hora, a lo lejos logro avistar la entrada a la ciudad, si logro cruzarla podre estar a campo abierto y así plantar cara.

Sin embargo me doy cuenta de que no hay nadie cuidando la entrada, y además no está cerrada la puerta, algo verdaderamente ilógico siendo que hay monstruos por doquier, inclusive mis subordinados goblins podrían entrar, saquear, matar y violar sin oposición.

Al ver tal irresponsabilidad, me detengo a pensar unos momentos con calma y aprovechando mi buen juicio:

 

Meridithia: “¡¿Demonios, tengo que hacer el trabajo de esos malditos?!”

 

Pero inmediatamente después de bajar la guardia, tres bolas de fuego se acercan a mí por detrás.

Entonces, una sensación extraña sacude mi pequeño cuerpo, haciendo que logre esquivar la primera bola de fuego dirigida a mí. Al percatarme de las dos que se acercan, con fuerza extiendo uno de mis pequeños pero poderosos puños destruyendo la segunda bola de fuego, y la última explota en una llamarada que me envuelve por completo.

Sin embargo, un campo de fuerza con forma de luz acaba protegiéndome.

Esto me hace recordar a esos malditos Arcángeles, así que miré hacia arriba y los maldije una y otra, y otra vez, pero me recordé rápidamente que mi situación es otra actualmente, y debo estar al tanto de todo lo posible aquí, sin distracciones.

Después de eso miro mis manos y toco mi cuerpo para ver que no esté lastimado. Aliviado pienso:

 

Meridithia: “Parece ser que tengo un gran arsenal a explotar, pero no tengo tiempo, debo Salir de esta ciudad lo más rápido posible”

 

Miro hacia todos los rincones desde mi posición, buscando a ese hijo de perra, pero está demasiado oscuro y algo no encaja nada en esto.

Así que me apuro, voy corriendo hacia la entrada, pudiendo salir de la ciudad, y sin detenerme, me dirijo hacia el bosque, cruzando el campo que, a comparación con la mañana, está completamente desierto…

 

***PARTE II***

 

Una hora después…

Llego hasta el bosque, donde largas raíces sobresalen impidiendo el ágil paso, y la oscuridad parece mayor por los grandes árboles que impiden la luz solar y lunar.

Busco por todos los rincones posibles, pero los goblins no aparecen por ningún lado, eso comenzó a preocuparme.

Me acerco a una enorme raíz que sobresale y me siento ahí a pensar un poco:

 

Meridithia: “Bien, son unos diez o quince goblins, el más pequeño mide casi un metro setenta, y el más alto que es Antonio más de dos metros, son verdes y huelen como trasero de caballo. ¡¡¡¡Maldición!!!! ¡¡Donde estarán estos imbéciles!!”

 

Mis pensamientos se detienen cuando escucho múltiples voces en dirección al centro del bosque, así que me pongo en marcha rápidamente, ya que entre sus voces logre escuchar una más, y femenina.

Luego de correr en dirección hacia las voces, finalmente llego y encuentro junto a un rio a los goblins sentados escuchando a una joven de unos catorce quizás quince, conversando con ellos sobre historia, matemática, lengua antigua, inclusive sobre la magia.

Por unos momentos me quedo impresionado ante el cambio drástico de ese grupo de degenerados.

Increíble es la sabiduría de la joven, pero mucho más de que Antonio plante una conversación tan fluida con una joven que a mi parecer es muy atractiva tanto física con su cuerpo bien formado, larga cabellera rubia, ojos color purpura y expresiones muy puras, como también por su manera de actuar alegre y honesta, bueno desde mi punto de vista donde aun no la conozco, pero por alguna extraña razón mis ojos pueden ver algo en cada ser vivo y de color.

Dentro de los goblins hay un color blanco con manchas rojas, y en la joven solo color blanco intenso. Supongo que ha de ser la esencia de cada uno, por esa razón debo saber más.




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