¡¿soy una maldita loli?!

Capítulo XIV: No solo debo soportar a una, sino que ahora hay dos

Tras el encuentro con los Ángeles, retomamos con Norman el camino entre los túneles oscuros y fríos de la mazmorra, para dar fin a la estúpida misión.

Mientras más avanzamos, más nos damos cuenta de una inexplicable aura que azota nuestros cuerpos, casi como alertándonos de un peligro inminente. Entonces, comenzamos a movernos cada vez más lento y silencio, entre la intensa oscuridad y una pequeña llamada que ha creado Norman para poder ver a donde nos dirigimos.

Nuestro camino nos lleva a una ruta más grande, de la cual se une otra paralelamente.

Cuando me doy cuenta, giro mi mirada hacia la derecha y veo a una niña caminando, que al mismo tiempo me mira.

Ambas intercambiamos miradas, que con el correr de los segundos se transforma en una agresiva y casi invitando a molernos a golpes sin piedad. Y justamente eso hace que nos vayamos a puño limpio, sin decir una sola palabra, solo hundir nuestros puños en el rostro, en un intercambio feroz de violencia y frustración mutua.

Al ver que la descarga de violencia es más de lo que podría soportar incluso para su clase, Norman se aparta a un lado y se sienta en una gran roca. De su bolso saca un pedazo de pan y algunas verduras, y las lleva a su boca, mientras disfruta de la situación tan interesante a sus ojos.

Los sonidos de nudillos impactando sobre la piel, y los gritos maldicientes de ambos, hacen que las criaturas se sientan atraídas, solo para ver que se trata de dos monstruos en miniatura, matándose a golpes, derramando su sangre en el suelo, y con una intensa aura asesina que evoca a las pesadillas de cualquier ser vivo. Inclusive Norman recuerda hechos trágicos y brutales de su vida anterior cuando ve con culpa a dos niñas golpeándose.

Durante largas horas, ambos estuvimos peleando, sin habilidades, solo a base de fuerza bruta y resistencia sobrehumana:

 

Meridithia: “¿Aun…quieres…más? Por cierto…soy…Meridithia” — me presento con respiraciones entrecortadas, muy exhausto por tantas horas de violencia

Andrya: “Andrya, un placer…y…por cierto…golpeas como niña…”— responde agitada y con dolor en su rostro

Meridithia: “¡Te has sacado la lotería maldita!” — respondo apretando los dientes, y las venas de mi frente hinchándose

 

Cuando iniciamos el segundo round, Norman lanza un grito, para detener la innecesaria pelea que iniciamos con tanto fervor:

 

Norman: “Dejen de pelear, Meridithia, se supone que eres Ryu Tanaka, un adulto responsable que no lastimaría a un niño…pero aquí te ves…golpeando a una niña de tu misma edad… ¿acaso eres tarado?

Andrya: “Ehmm…no no…soy un joven de 21 años que reencarno como loli…soy un hombre” — le responde incrédulo

Norman: “Ya bien, continua Meri”

Andrya: “¡E-Espera un momento maldito loco demente!” — le grita con expresión exasperada

 

Después de la pelea en la que no hubo ganador, Andrya y yo acabamos desplomadas en el suelo, exhaustas y con dificultad para moverse.

A pesar de que mi cuerpo está cansado, logro ponerme de pie y orgullosamente levanto mi puño en señal de victoria solo para gritar como si fuera una escena de película sobre boxeadores:

 

Meridithia: “Lo logre Micky…lo logre”

Norman: “Oye oye, ¿quién es ese Micky?” — me mira con cara de confusión

 

Mirando a Andrya, me acerco y extiendo mi mano para ayudarla a levantarse, ella responde tomándola y con fuerza la llevo hacia mí, poniéndose de pie, aunque con problemas para mantenerse.

Por la pelea, perdimos la noción del tiempo, inclusive en ese lapso, el estúpido Norman se había quedado dormido con una burbuja de moco formándose en la nariz y su pierna izquierda moviéndose como si fuera un perro. Menudo imbécil de compañero.

Vuelvo la mirada hacia Andrya y le pregunto:

 

Meridithia: “Iré al grano si te parece” — la miro fijamente— “¿Quién fuiste en tu vida pasada? ¿A caso eras Mike Tyson, o Mohammed Ali?” — le pregunto sospechando de que sus buenas habilidades con los puños podrían ser de su vida pasada como posible boxeador

Andrya: “No no, en lo absoluto. En mi vida pasada fui una persona ordinaria, o al menos eso creo yo, jejeje” — sonríe incómodamente

Meridithia: “Quizás temes o desconfías revelar tal información, ¿me equivoco?”

Andrya: “No, no te equivocas. Quisiera conocerlos más, porque según parece, esta mazmorra es muy grande, y habrá tiempo de sobra”

Meridithia: “Mientras descansamos, vamos a conversar, ¿te parece?”

Andrya: “Me parece bien”

 

Mientras descansamos, le cuento todo sobre mi, desde quien era hasta como llegue a ese mundo, inclusive Norman se presentó como Oda Nobunaga, llevándose los aplausos de Andrya, quien al parecer conoce sobre tal prócer Japones. Sin embargo, por motivos entendibles, omití todo sobre los ángeles que me invocaron en la mazmorra, no creo que llegue a importar, pero lo de Rudolph fue algo que enfoque la conversación, para que Andrya tenga cuidado:




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