Los cuatro tontos que la traicionarían y babearían por la inservible protagonista o como ella los llamaba ahora, sus futuros juguetes defectuosos.
Cedrick Webster, futuro comandante de las tropas del reino, diestro con la espada pero en el pasado fue una persona de campo, sin título de noble por lo que sólo pudo lograr sus objetivos al participar en un torneo de aspirantes a caballeros donde cualquiera podía participar para ser caballero, siendo ayudado por ella, dándole bebida o alimentos con veneno a los participantes más fuertes.
Alan Fish, príncipe menor que se volvió el único gobernante del reino al acabar con la vida de su propio hermano mayor, el heredero original al trono, Edith Fish, también recibiendo ayuda de ella, su prometida.
Dave Sanctus, proveniente de una familia de nobles y sub comandante de las tropas del reino, a quien ayudó a tener su posición de soldado, por pedirle a su padre que lo entrene y luego lo recomendó a su prometido para el puesto de sub comandante.
Crow Black, líder de los hombres bestias, personas que tienen capacidades sobrehumanas y eran vistos como alfas por los lobos y cuervos, sus fieles sirvientes, a quien le salvó la vida tras huir y casi morir a manos de su hermana por la batalla de liderazgo, a quien también ayudó luego a matar a su hermana y ser el líder, pidiéndole luego la vida del rey Claude como pagó.
Y la peor de todas, la persona que más odiaba, quien hizo que aquellos que consideró amigos, camaradas y a su prometido, se pongan en su contra, Naomi Sol, la protagonista a la que le estaba arrebatando el puesto, su opuesto hasta en apellido.
Ésas eran las cinco personas de las que debía cobrar venganza, a las que quería ver sufrir, ¿y qué mejor manera que cambiando la historia, sin brindarles su ayuda y frustrando cada uno de sus planes, manejando sus tristes vidas en las palmas de sus manos?
Deseaba tanto que todo su enorme plan de venganza sea realizado y para su suerte y desgracía de ellos, ése día las manejillas del reloj comenzaban a moverse al encontrarse por primera vez con uno de ellos.
Ése día, Sofía Luna se vería por primera vez con el hijo menor del rey, quien tenía su misma edad.
Ante ella, un niño bien parecido, de cabello rubio, mirada angelical y ojos verdes, se encontraba parado a un costado detrás del rey, siendo él un poco menor en estatura que ella por el momento.
No lo negaba, una vez, estuvo cautivada por la belleza de él, pero todo se destruyó cuando él, al ya no serle más útil, la desechó, rompiendo con su compromiso y exclamando a gran voz en una fiesta en la que se encontraban, que nunca podría amar a una víbora venenosa como ella, que amaba a alguien más, a la protagonista.
Le abrió su corazón, le dio su todo e inclusive no le importaba que sea un mujeriego, era felíz por saber que se casarian y él dejaría todo para sólo verla a ella.
Que tonta era por equivocarse tanto.
¿Él la veía como a una víbora venenosa? Bien, ésa peligrosa víbora que nunca usó su veneno contra él, estaba dispuesta a usar hasta la última gota para verlo sufrir.
-Hijo, presentate a la señorita.- dijo el amable rey, con una gran sonrisa en su rostro.
Su hijo, dio dos pasos al frente, sonriendo de gran manera a su nueva amiga.
-Encantado de conocerla, Sofía Luna; me llamó Alan Fish, orgulloso hijo del rey Claude Fish.- se presentó el rubio sin borrar su sonrisa, manteniendo sus manos ocultas detrás de su espalda.
La niña que era acompañada por su padre, dio un par de pasos para situarse delante de su padre y quedar delante del niño, a sólo centímetros de distancia.
-Encantada de conocer al apuesto segundo príncipe, yo soy Sofía Luna, hija del noble y ex soldado, Francisco Luna.- se presentó la niña mientras también sonreía de gran manera, ocultando sus manos tras su espalda, igual que el niño.
Ambos padres se sintieron felices por ver a sus hijos teniendo un buen inició, pero lo que nadie sabía más que la pequeña Sofía, es que ambos estaban fingiendo sus sonrisas, ocultando sus verdaderas caras.
Ella, ocultaba una sonrisa desquiciada, digna de una villana, mientras que él ocultaba una mirada de fastidio por estar presentándose a alguien "inferior".
Oficialmente, los futuros prometidos que actualmente se odian mutuamente, se habían conocido.
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Los adultos decidieron dejar que los niños salgan a caminar por el palacio mientras ellos charlaban de cosas que seguro a los menores le aburrirían.
En cuanto salieron de la habitación, el príncipe borró su sonrisa y se puso a caminar de manera rápida para alejarse lo antes posible de ésa niña.
Como príncipe, no tenía que pasar tiempo con alguien sin valor, él nació para estar sólo rodeado de personas importantes, no de bobas niñas.
-Je.
Un gran escalofrío recorrió todo el cuerpo del niño, sintiendo la rara sensación de huir y volteó para ver como ésa niña lo estaba siguiendo pero miraba los alrededores de manera despreocupada.
¿Por qué por un momento se sintió en peligro?
¿Por qué ésa niña lo seguía y como mantenía su pasó si caminaba ligero para irse lo más lejos posible de ella?
-... ¿Por qué me sigue la señorita?
No es necesario que en verdad sea mi amiga por capricho de nuestros padres, así que sólo me iré a mi habitación.- dijo el rubio, sonriendo y muy amablemente.
La de ojos grises lo miró con una leve sonrisa malvada, mientras sus ojos resplandecían con un pequeño brilló.
Nuevamente, Alan sintió escalofrío y mucho miedo de ésa niña, pero lo ocultó, manteniendo su cara de príncipe perfecto y ejemplar.
-¿Capricho de nuestros padres?
Oh, querido, creo que te equivocas, yo nunca dejó que mi padre elija juguetes por mi, mis juguetes los elijo...
Dando un gran paso, la niña quedó a tan sólo centímetros del rostro del tembloroso niño a quien podía intimidar mejor gracias a ser más alta.