Spoiler

11.2

– ¿Ni siquiera un beso de despedida? – me giro y miro a Michael con el ceño fruncido.

Lo había obligado a dormir en el sillón y sí, definitivamente no iba a tener un beso de despedida. Doy un portazo y entro a mi auto, comencé a darle golpes al volante, realmente hacía más ruido y daño a mis manos que cualquier otra cosa. Estaba harta, agobiada y sentía que cargar con algo como una infidelidad era demasiado. Pero, ¿cómo se le dice a alguien con quien te acabas de casar que ya no lo quieres?

No duré mucho llegando al trabajo, pero sí lo suficiente para dejar de llorar y limpiarme la cara, Luke estaba esperándome en la entrada con un vaso de café espumoso y una preciosa sonrisa. Mi corazón se estrujo con solo verlo ahí, mientras recogía mis cosas Luke me abrió la puerta del auto de forma caballerosa.

– Hola preciosa – besa mi frente en cuanto salgo del auto y me extiende el café – ¿dormiste bien?

– Buenos días, Luke – sonrío ampliamente – uhm, sí, dormí sola. ¿Y tú?

– Bueno yo te extrañé – me mira y toma algunas cosas que llevaba en las manos para ayudarme – ¿por qué sola?

Entramos en el elevador y le cuento sin mucho detalle, porque no quería decirle la razón exacta de la pelea y es que aún me sentía mal pensando en ello. Apunto de llegar al último piso, donde trabajábamos ambos y me nota decaída. Pone los papeles y diversos archivos bajo su brazo, con su única mano vacía toma mi cara; con demasiada suavidad y me besa en los labios. Tengo que admitir que resultó ser como una batería, recargándome completamente. Se aleja tan solo un poco, para mirarme a los ojos con una pequeña sonrisa.

– Te amo – susurra sobre mis labios y me besa de nuevo, con paciencia, como si solo existiéramos nosotros dos en el mundo y de verdad lo sentí, hasta que las puertas del ascensor se abrieron.

Me dio disimuladamente los papeles y después de guiñarme un ojo se fue hasta su oficina, yo por mi cuenta tenía que ir al cubículo de siempre.

...

Cuando terminaba con todos mis pendientes y estaba aburrida, solía escribir en el nuevo diario; me despejaba la mente y ayudaba bastante con todos los secretos que ahora ocultaba. Lo mantengo en el escritorio del trabajo porque no me podía jugar el chance de que Michael lo encontrara por error.

Siempre había pensado en que las infidelidades no tenían justificación, ya no lo pienso. Y es difícil, porque me repito constantemente lo mal que está y que le hago daño a dos personas.

Dejo de escribir abruptamente cuando siento unas manos en mis hombros, cierro de golpe el diario y me giro esperando ver a Luke. Mi sonrisa se borra completamente cuando los ojos verdosos de Mike se presentan ante mí.

– ¿Qué haces aquí? – es lo primero que se me ocurre preguntar. Él levanta con demasiada emoción una bolsa con lo que parecía ser comida.

– Vine para almorzar contigo.

No. Luke y yo siempre almorzamos juntos.

– Debiste avisarme – me giro de nuevo con la silla – ya sabes que estoy molesta contigo.

– Vamos cariño, ¿no quieres comer con tu esposo? – comienza a dejar besos en mi mejilla y lo único que provoca es que me aleje bastante.

– Hey, Michael – escucho la voz de Luke a mis espaldas y como por inercia; comienzo a sentirme demasiado tensa – ¿todo bien? No deberías estar en las oficinas.

– Eh... bueno, la secretaria me dejó pasar porque le expliqué que quería darle una sorpresa a Kate. ¿Algún problema con que quiera almorzar con mi esposa?

– Que curioso, justo hoy invité a Katherine a almorzar conmigo, ¿quieres venir? Porque no creo que me vaya a dejar plantado.

Lo miro haciendo una mueca, regañándolo y él, sin que Michael lo note, me guiña un ojo. Un aparte de mí quería morir.

– Yo... – me mira y termina suspirando – ya qué. De todas formas mi esposa aparenta no querer pasar tiempo conmigo.

¿Por qué?, ¿por qué tiene que decir la palabra "esposos" a cada minuto? Ya sé que nos casamos, no tiene que estar diciéndolo como si eso me convirtiera de su propiedad. Me tenía bastante molesta y lo único que hacía era empeorarlo. Lastimosamente, soy su esposa.

Me pongo de pie tomando mis cosas con cara de pocos amigos, ambos me miran curiosos esperando mi próximo movimiento.

– ¿Vamos o no? – parecen caer en cuenta hasta ahora de que ya estaba caminando hacia la salida y me siguen casi corriendo.

Mientras estábamos en el restaurante, todo fue igual de incómodo. Posiblemente lo peor de todo fue darme cuenta de los celos de Michael, intentando mostrarse como la mejor pareja del universo, aunque ciertamente Luke me conocía muchísimo más.

– ¿Cómo les fue en su luna de miel? – deseaba golpear a Luke, porque sabía sus intenciones con esa mirada divertida y su sonrisa socarrona.

– No pudimos tener una luna de miel – responde Michael de forma seca – Kate estaba empeñada en trabajar para buscar una casa más grande. Lo cual no entiendo, ni siquiera quiere tener hijos.

No logro terminar de masticar la comida en mi boca e inmediatamente siento como se atasca en mi garganta. Bajo las miradas atentas de las personas en el restaurante logro bajar todo con un poco de mi bebida. Luke deja de mirarme y se dirige hacia el otro chico a mi lado.

– ¿En serio? Que extraño, porque cuando éramos... más amigos siempre hablaba sobre que quería tener hijos.

– Sí bueno, las... – mis palabras son calladas por los roces que estaba haciendo Luke debajo de la mesa, creí que había sido por accidente pero cuando su rodilla se mueve suavemente por el interior de mis muslos me doy cuenta de que no es así – l-las personas cambian.

Hablo de forma entrecortada y Mike me mira frunciendo el ceño, cuando Luke está apunto de subir un poco más se aleja abruptamente.

– Bueno, me encantó pasar tiempo con ambos pero el trabajo me llama – me mira alzando una ceja – a los dos.




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