ALEXANDER
Esa mujer de nuevo estaba en mi vida, asechándome, seguramente esperando una oportunidad para esparcir su veneno sobre las personas que me rodean. Necesitaba que entendiera que no quería nada con ella, anoche había estado enviando mensajes y ahora había insultado indirectamente a Nathalie, un lado sobreprotector que no sabía que tenía se apodero de mí y me vi en la necesidad de defenderla y ahora en la necesidad de mantenerla siempre a la vista.
Salía cada media hora a revisar a Nathalie, no quería que esa mujer se le acercará, la tomaba por sorpresa con mis abrazos y besos, los mismos que siempre correspondía con gusto. su aroma se quedó grabado en mí, olía como a manzana verde y canela, era delicioso.
Cada vez que hacía algún movimiento notaba a Layla mirarnos fríamente. Decidí que tenía que hablar con ella y dejar las cosas claras, ella podría arruinarme el ascenso y no podía permitírmelo, lo necesitaba para llevar a cabo mis planes.
La hora de salida llegó y nos dirigimos al ascensor con Nathalie, mientras lo esperábamos Layla llegó a nuestro lado, vi que quería decir algo, afortunadamente en ese momento el ascensor abrió las puertas, no lo pensé dos veces, empuje Nathalie hasta el fondo del ascensor y tomé sus labios con delicadeza, eran un manjar, fue un beso suave no quería asustarla, increíblemente ella lo correspondió casi al instante.
Cuando me faltó el aire solté sus labios lentamente y apoye mi frente en la suya, por momento daba pequeños toques con mis labios en los suyos hasta que baje mi cabeza al hueco de su cuello.
— Ya quiero llegar a casa mon amour— dije melosamente, sabiendo que Layla estaba escuchando todo. — Quiero que me alimentes y luego me ames — agregué sonriendo, afortunadamente Nathalie siguió mi juego.
— ¿Qué quieres cenar mi amor? — dijo pasando sus manos por mi cabello, aún seguía abrazado a ella y me sentí muy reconfortado con esa acción. — puedo prepararte un quiche de verdura —
— Eso me encantaría — seguimos en esa posición hasta que escuche las puertas del ascensor abrirse y vi a Layla salir refunfuñando del lugar.
— Bien hecho ma chêrie, eres una gran actriz — ella me dio una sonrisa
— Esa mujer me da mala espina — dijo en medio de una mueca.
— Lo sé — fue lo único que pude decir, como decirle que era mi ex novia y que quería quedarse con mi dinero metiéndome un hijo de otro hombre, era complicado y cada que lo recordaba sentía herido mi orgullo.
Al llegar a casa Nathalie se fue directo a la cocina y yo subí a tomar un baño, era nuestra nueva rutina, ella cocinaba y luego de cenar me obligaba a limpiar los platos.
Una noche simplemente dijo "yo cocine tus limpias, si no te gusta no comes" y bueno, solo lo tengo que meterlos al lavavajillas, además los platos que ella preparaba era todo un manjar, como iba a despreciarlos, llevaba mucho tiempo sin comer comida casera.
Salí de ducharme y al entrar al vestidor me encuentro con la bola de pelo, dormida ¡en mis trajes!
— ¡NATHALIE! — la llame en un grito mientras sacaba el animal del lugar, baje corriendo hacia la cocina con la bola de pelo en una de mis manos.
— Te dije que no lo quería en mi habitación — traté de no gritarle, llevábamos una buena convivencia, no quería arruinarlo
— Lo siento Alexander, no sabía que había entrado — me miró fijamente y luego me señaló. — Es tu culpa por dejar la puerta abierta — dijo encogiéndose de hombros.
— Si vuelve a pasar lo tiraré a la calle —
— Claro, siempre es fácil tirar a los que no te importan a la calle —murmuró por lo bajo pero la alcance a escuchar.
De un momento a otro vi que se ponía totalmente roja.
— ¿PORQUE ESTAS SIN ROPA? — gritó y casi me deja sordo. No había reparado que estaba sólo con la toalla en la cintura.
— Es mi casa, ando en ella como quiero — mencioné despreocupado. — ¿o es que acaso te pone nerviosa verme así? — le dije mientras me acercaba lentamente a ella.
Ella se encontraba tapándose la cara con una mano y con la otra extendida para que no me acercará. — Sólo ve a vestirte Alexander —
Terminé de acercarme a ella hasta que su mano tocó mis pectorales, disimuladamente los tocó un poco y alejó su mano. — Alexander — la vi pasar saliva.
—¿porque cierras los ojos? Podríamos pasar una noche muy agradable juntos, tal vez aprovechar estos meses que vamos a estar acá — mientras le decía eso la tome en mis brazos y la acerque para poder besarla, sus labios suaves me recibieron al instante.
Luego de unos minutos sentí un empujón de parte suya, me había alejado y se la veía enojada.
— No seré una más de la lista del gran Alexander Le Roux — me dijo enojada y se fue dejándome caliente. Tuve que tomar otro baño de agua helada.
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Ella dejo nuestros platos en la mesa, y se dispuso a acercar la refractaria con lasaña que había preparado, mi boca se hizo agua al ver el contenido, en el momento que fuimos a servir nuestros platos el sonido de un celular nos detuvo, Nathalie contesto mientras yo servía el vino en nuestras copas y esperaba que terminara su llamada.
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Editado: 27.10.2022