ALEXANDER.
La mudanza era hoy, con Nana, Elizabeth quien le pidió un permiso especial para ella, Lexie y Eduard estuvieran aquí, Nathalie y yo nos encontrábamos empacando todo en cajas, el servicio de mudanza vendría en la tarde a llevar todo y teníamos que tenerlo listo.
Dos días antes había llamado un diseñador, el mejor de la ciudad según Mathews y había solicitado crear en una de las habitaciones del segundo piso un lugar para Nathalie, sabía que le gustaba dibujar y pintar, Rose me lo había contado en una de nuestras tardes juntos, solicite poner lo necesario para que ella se sintiera cómoda y además de ello, se mandó a instalar toda un área de juegos para el pequeño Crêpe, era un mini santuario gatuno.
Había decidido conservar este departamento, pero lo dejaría para Chloe, seguro en algún momento vendría con su prometido y querrían tener privacidad.
Me quedé mirando mi habitación, todo se encontraba en cajas y por un momento me sentí nostálgico, este fue el regalo de mis padres por graduarme, les había dicho que quería mudarme con ellos al graduarme, de no ser por eso, ellos nunca hubiesen decidido mover la sede principal, y no hubiese pasado nada de esto, yo los anime a seguir ese proyecto, en parte todo esto había sido mi culpa.
Sentí unos brazos rodearme la cintura y sonreí al sentir la dulce fragancia de mi esposa
— ¿Qué piensas mi amor? —
— En lo mucho que te amo —
— Eso suena muy lindo y todo, pero sé que no es eso lo que te inquieta de esta manera — ya me conocía muy bien.
— Este departamento fue regalo de mis padres por mi graduación — me abrazo aún más fuerte.
— No tenemos que mudarnos, podemos hacer nuestra vida aquí — la abrace y bese su frente — Además lo importante es que estemos tú y yo —
— No, quiero mudarme, quiero iniciar mi nueva vida contigo en una gran casa, un lugar donde nuestros hijos estén felices —
— Te amo — se paró de puntitas y me dio un largo beso.
— Oh Vamos chicos, deberían estar empacando, no comiéndose a besos en todo lado — la vos chillona de Elizabeth me saco de mi burbuja de amor.
— Bruja — Nathalie golpeó mi pecho.
— ¿Que? es verdad —
— Te escuche Alexander, sólo por eso no tendrás postre en tu almuerzo que, por cierto, ya llegó, vamos a almorzar —
— Y después dice que no es una Bruja — Nathalie rio mientras caminaba adelante mío, le di una suave nalgada antes de correr escaleras abajo.
— Alexander — grito riendo y eso me provoco una sonrisa.
Comimos tranquilamente entre charlas y bromas, Edward había llamado al hombre que instaló las cámaras en casa de Mathews y le pidió que le mostrará a detalle cómo se manejaba todo, como controlarlo, etc. Cosas de técnicos informáticos, el iría con el hombre adelante para completar instalación que ya llevaba más de la mitad.
Después del almuerzo volví a subir a la habitación, Nathalie ya se encontraba allí guardando las cosas de mi mesa de noche, no le di importancia a eso y me adentré en el vestidor para ver si faltaba algo por empacar, cuando salí con algunas cosas la vi salir de la habitación con el semblante decaído.
— ¿Que te sucedió? ¿Te encuentras bien? — pregunté preocupado.
— Todo en orden Alexander, sólo creo que algo de la comida china no me cayó muy bien — tome la caja de sus manos.
— ven, déjame llevar esta caja por ti, descansa un poco — asintió con una mueca y se devolvió a la habitación.
Hice varios viajes para llevar hasta la sala las cajas que nos faltaban, Nathalie siempre ayudándome, sin embargo, la notaba un poco apagada, y por momentos la veía algo ida mirando a ningún punto en específico, varias veces le pregunte que sucedía, pero ella simplemente cambiaba el tema, no entendía que estaba pasando, aun así, ella me aseguro que todo estaba bien, que posiblemente era su periodo por llegar que la ponía susceptible.
Al bajar la ultima caja los chicos de la mudanza ya habían llegado y estaban sacando algunas de las cajas, sólo llevaríamos los objetos importantes, todos los muebles quedarían acá, había mandado a comprar y a amueblar cada estancia de la casa nueva.
Al entrar a nuestro nuevo hogar los ojos de Nathalie brillaron sorprendidos.
— ¡Oh Alexander!, esto es aún más bello de día, y la decoración esta hermosa — la vi recorrer la sala mirando cada detalle del lugar.
— Ven, tengo una sorpresa para ti — tome su mano y subimos las escaleras lentamente mientras ella miraba el resto de la decoración.
— Cierra tus ojos mi amor — susurre a su oído al llegar a la puerta de su nuevo estudio, la adentre con cuidado de que no tropezara, había empezado a ser más cuidadoso con ese detalle desde que me contó lo de su pierna.
— Muy bien, abre tus bellos ojos ma chêrie — se llevó sus manos a su boca, estaba muy sorprendida,
— Alex, esto es hermosísimo, tiene un santuario para Crêpe — miraba y detallaba todo el lugar.
Camino hasta los caballetes y la mesa llena de óleos y pinturas de todo tipo.
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Editado: 27.10.2022