Lo opuesto al amor no es el odio, es el miedo.
–Gary Zukav.
BLUE BIRTHDAY
Lo bueno de la vida es cuando cumples años. Las personas que te rodean, real o falsamente disfrutan estar a tu lado, y, dibujando una sonrisa pronuncian ese tan ansiado: FELIZ CUMPLEAÑOS.
Mis amigos acordaron realizar la fiesta en el club de la Avenida 5, cerca al parque de Oz. La música y las luces no impedían que el brillo de mi sonrisa. En ese instante, estúpidamente corto, pero tan único, pude sentir cómo todas las células de mi cuerpo explotaban y mi corazón iba a salir corriendo de tanta felicidad.
—¿Lista? —preguntó Ethan tomándome de los hombros y luego sonrió.
Ethan era mi mejor amigo, el mejor que haya tenido. Me consentía como a su pequeña hermanita menor y era muy agradable estar a su lado. Pese a que tenía una novia, él siempre supo darme un lugar.
Cuando todos los “invitados” rebalsaban el lugar, contemplé la llegada de mi primer amor, Bástian. Traía un pequeño ramo de flores violetas, «patético» pensé. Supuse entonces que lo estaban obligando. Me disipó a lo lejos y sonrió, su piel morena tomó un tono algo rojizo, su actitud se debía a la muchedumbre que estaba en el lugar. La regla básica de Bástian era el contacto nulo con la gente que no pertenecía a su círculo cerrado de amigos.
Se acercó ágilmente hacia mí, con un ligero contacto visual me estrechó el ramo de flores, aún no hablaba, estaba esperando algo. De repente un silencio algo incómodo para quienes estaban bailando, atrajo las miradas hacia el centro del lugar. Se escuchaba una música suave, una de Ed Sheeran, no recuerdo cuál era en sí. Mis ojos se perdían en los de Bástian, nuestras miradas entrelazadas me hacían sentir en el espacio. De repente, Bástian posó sus labios sobre los míos y reposó todo el calor de sus mejillas con fuerza. Mi corazón se desconectó de mi cerebro y miles de chispas doradas y plateadas desfilaban por mis labios.
—Quieres ser mi novia Violeta Jones —cuestionó luego de que yo me alejará de él.
Mi corazón enamorado palpitaba rápidamente, sentía que en cualquier momento explotaría, la pregunta estaba en el aire y me vi obligada a decir que SI. Aunque era cierto que quería a Bástian con todas las fuerzas de mi corazón, una extraña duda surgía desde lo más profundo.
Luego de aquel instante la gente volvió a bailar y beber, Bástian sin embargo quería que yo hablase algo, algo diferente a un SI. Pero que iba a decir, mi deseo más encaprichado se estaba volviendo realidad. Nunca esperé a Bástian diciendo esas palabras, lo traté de enamorar muchas veces, pero casi siempre él me ignoraba y ahora que por fin lo había logrado, no lo podía procesar.
—¿Estás bien? — Bástian tomó mis manos y me sacó del trance.
—S-si, solo que me pusiste nerviosa —evité cualquier otro comentario y salí del lugar sobándome las mejillas.
Disfrutaba de un pequeño frío que daba el pequeño comedor que tenía ese lugar, estaba apartado del bullicio y me sentía tranquila. A veces sentía que estar sola era mejor, pero la presión de los demás porque una chica de ojos claros y cabellos de oro no debía estar sola, me lavaban el cerebro.
—Bástian —reflexioné con un suspiro.
—Violeta —la voz me estremeció, Jhan.
—¿Qué haces aquí? —me puse de pie y de forma ágil intenté salir del lugar.
—Vine por ti —acotó deteniéndome el paso.
—Yo no te esperaba —respondí.
—Claro que sí, una niña como tú, sola en este lugar, acaso no pretendía estar conmigo.
—Al diablo con eso Jhan, yo jamás estaré contigo —grité, no pretendía estar allí.
—Así… —me forcejeó del brazo —, déjate amar ¿Sí?
Sus manos asquerosas tomaron mi cintura acercándome más a él, su aliento a licor llegó irritar a mi pobre estómago. Cuando me logré zafar, con una mano jaló mi pelo y me lanzó hacia el piso, lo veía con temor y desde el suelo vi como se sacaba la sudadera. Se acercó a mí y cuando aún yacía en el piso comenzó a tocarme el cabello.
—¡Suéltame!
—Eres aún más linda de cerca —susurró cerca a mi oído.
Sus pequeños dedos jugaban con mi cabello, estaba aterrada y lo único que pude hacer fue golpearle por entre las piernas. Luego de un pequeño acto de dolor se puso de pie y sonrió malvadamente. Mis manos temblaban de miedo, dónde estaban todos, porqué no venían a mi socorro.
—Eres fuerte —comentó esta vez.
—Déjame —susurré.
—Qué fue lo que dijiste, no te oí muy bien —dijo cambiando de voz y luego se lanzó sobre mí.
Con sus labios asquerosos intentaba besar mi cuello sin éxito. Sus manos parecían cuerdas elásticas que me impedían defenderme, era inútil aplicar fuerza contra ese animal, solo pude gritar exasperada.
—Ayuda.
—Nadie te oirá perr…
Antes de que completara la frase, Ethan ingresó con manchas en la camisa, era sangre, no podían ser las bebidas, ese color carmesí era sangre. Tomó a Jhan del hombro y le dio un golpe en la mejilla mandándolo al suelo, y antes de que pudiera ponerse en pie, Ethan lo detuvo con una patada en el abdomen, sus ojos alterados me vieron por un momento, tuvo miedo.