Las Estrellas En Mi Boca

Capitulo 6

Nunca dolió tanto la realidad

El dolor de cabeza de Carly se había marchado cuando despertó, no había luz en su habitación al parecer alguien había cerrado las cortinas  y el silencio reinaba en todo el lugar. Se suponía que debía de ir a la escuela, por lo que la joven se levantó de la cama y como si estuviera programada hizo lo que todos los días hacía, busco su ropa, se la puso y pasándose una mano por el pelo tomo su mochila para después bajar las escaleras cuidadosamente tratando de no tropezar con las agujetas desamarradas de sus tenis.

-¿Carly? Deberías estar durmiendo - Carly no cambio para nada su destino después de que su madre terminara de hablar.

- Madre, sé que ayer tenía un gran dolor de cabeza pero me reúso a quedarme a reposar como un enfermo terminal - la madre de Carly estaba sorprendida con las palabras que su hija acababa de recitar.

- Carly, son las 12 de la noche - la preocupación en el rostro de la señora Peterson solo hizo sentir más confundida a Carly de lo que se había levantado.

- Pero... ¿No son las 6 de la mañana? - Carly dejo caer la mochila y comenzó a buscar las ventanas a su alrededor, todas eran oscuridad, lo que Carly creyó que eran cortinas negras en realidad era la oscuridad escabulléndose por la ventana de su habitación.

¿De verdad había pensado que tenía cortinas negras en su habitación? Carly se reprendía mentalmente.

- Perdón mamá, creo que el dolor de cabeza me ha dado una gran confusión, volveré a dormir.

- Carly,  mañana no iras a clases - cuando Carly era pequeña amaba escuchar esas palabras, pero ahora solo significaba no salir de su casa y quedarse vagando por los rincones de su hogar - iremos al médico.

Carly odiaba ir al hospital. Al final de cuentas Carly era buena odiando muchas cosas que la rodeaban.

- No - dijo con tono firme la chica, ni siquiera espero para discutir con su madre, y subió las escaleras con la mochila arrastrando por los escalones detrás de ella.

- No era una pregunta jovencita, iremos - el azotar de la puerta de Carly sello y firmo la pelea que se disputaría al día siguiente.

Carly callo en su cama después de ponerse la pijama, miro el techo de su habitación por unos minutos preguntándose como haría para evitar la tortura que su madre le había programado para el día siguiente, sin respuesta alguna se dejó vencer por el sueño que cerraba sus ojos de poco a poco.

-¿Carly? - la voz que estaba tratando de llamar la atención de Carly era algo distinta a la de cualquier miembro de su familia que pudiera entrar en su habitación.

Al abrir los ojos, Carly se topó con el hermoso rostro de Deimos, ¿Pero que hacia Deimos en la habitación de Carly? Talvez es un sueño se dijo la chica medio dormida, volvió a cerrar los ojos tratando de dormir de nuevo pero la voz insistente de aquel sueño seguía perturbándola.

- Carly, despierta - al parecer su sueño no era un sueño, Deimos estaba en su habitación.

-¿Qué haces aquí? - Carly pego un salto de la cama cuidando no hacer mucho ruido. La joven no tenía ni idea de que hora era o porque Deimos estaba en su habitación, lo único que sabía era que sus padres no podían ver al bien parecido chico en su habitación.

- Te dije que vendría a verte - Deimos no trato de baja el volumen de su voz para nada, aun cuando Carly estaba susurrando, el chico no se inmuto de su posición.

-Baja la voz, probablemente mis padres estén durmiendo - el joven miro el reloj en su muñeca y frunciendo el ceño miro con confusión a Carly.

- Pero si es muy tarde para que estén durmiendo - no otra vez, Carly estaba asustada de volver a perder la cabeza de nuevo como la noche anterior - Son las 12 del día.

- Rayos, no puede estar pasándome de nuevo - Carly corrió al reloj de su mesita de noche y lo tomo para ver la hora.

5:30, las manecillas estaban dando vueltas como debían, además de que esta vez podía ver la oscuridad aun atravesando las ventanas sin confundirla con una cortina.

- Creo que tu reloj no funciona en este mundo - Carly lo observo divertida, Deimos miraba de un lado a otro por la habitación, después solo se sentó en la cama de Carly.

- Siento despertarte - Carly se sentó junto a Deimos y de repente una idea vino a su cabeza.

- No, de hecho llegaste justo a tiempo - Deimos no entendió lo que decía la chica sentada junto a él, pero le alegro saber que Carly apreciaba su presencia.

- ¿Por qué? - preguntó Deimos.




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