Jungkook llegó a casa a las cuatro de la mañana. Estaba algo ebrio, con la camisa mal puesta y el cabello algo alborotado, y tenía unas marcas rojas algo notables en su cuello. Al final termino acostandose con Joy. Pero fue algo de una noche nada más, un polvo y ya está.
Subió a su habitación recordando que no debía hacer mucho ruido, ya que sus padres debían estar durmiendo. Cerró lentamente la puerta de su habitación entrando al baño de esta.
En el espejo noto tener varias marcas en su cuello, y al retirar su sudadera, noto más marcas en su abdomen y espalda. Debía darse una ducha para retirar el olor alcohol que llevaba.
Jungkook siempre fue un chico estudioso y que sacaba buenas notas, aunque su apariencia dice lo contrario, y por que la gente juzga antes de conocer. De vez en cuándo bebía con sus amigos, pero no era un adicto a algún tipo de bebidas o a la droga. Casualmente solo bebía leche de plátano.
Al salir de la ducha, vistió con un atuendo cómodo, iba a recostarse en su cama pero no dormiría, ya que la ducha le a quitado el sueño. Se recostó en su cama observando su celular, veía el instagram de sus amigos o de algún famoso.
Llegó una notificación de una de las personas que comenzó a seguir hace poco.
Michael Jackson
Era la foto de un niño, según el debía ser su hijo, había un texto en ingles bajo la foto, y utilizó el traductor para saber lo que decía.
Aún sigo con la esperanza de algún día volverte a encontrar, te he buscado por mar y tierra pero me ha sido imposible encontrarte. Espero que al menos estés siendo feliz, quisiera que estuvieras leyendo esto, pequeño JK, prometo que te encontraré.
─Me resulta familiar... ─susurró viendo la foto de aquel niño, debía almenos tener unos dos o tres años en aquella foto.
Algo que le pareció extraño es que dijo JK, y casualmente sus amigos de vez en cuándo utilizaban ese apodo.
─Quizás solo es una coincidencia.
[...]
Lo que menos Jungkook soportaba era despertar a causa de los gritos de su madre, ¡y justo hoy que era sábado! El no podía descansar ningún día, por la misma razón. Realmente estaba harto de tener que soportarlos, deseaba que llegara el día que sea mayor y pueda irse a continuar con su vida sólo.
Escuchó que la puerta principal fue cerrada de golpe. Se levantó de su cama con su camisa blanca ancha y sus pantalones de pijama. Se colocó sus pantuflas y abrió la puerta de su habitación, notando que no había nadie en casa. Bajo las escaleras hasta llegar a la cocina. Tomó el refrigerador una caja de leche de platano y lo cerró nuevamente. Caminó hacia la sala, pero tropezó con el suelo casi cayendo a éste. Intentó descifrar la causa de su casi caída al suelo. El suelo estaba algo disparejo bajo la alfombra. Dejo su cajita de leche a un lado y se arrodillo en el suelo, levantando la alfombra, notando que había como una pequeña puerta en el suelo.
¿Cómo es que nunca la había visto?
La intentó abrir, pero al parecer estaba cerrada con llave. Y todas las llaves se encontraban en el llavero de su papá, el fue esta en su habitación, y su habitación siempre está muy bien cerrada.
Maldita sea. Pensó.
Cubrió el suelo nuevamente con la alfombra, dejaría eso para otro día. Tomo nuevamente en sus manos la cajita de leche, y se dedicó a tomarla mientras veía cualquier cosa en la televisión.
¿Que habrá haya abajo? Era la pregunta que no salía de su cabeza.