Still Here I: Hache

Día nueve| te recuerdo

Donde una niña con apenas 6 años lloró una vez, sentada en los columpios que rechinaban con impaciencia al ser balanceados, susurró «vuelve conmigo, por favor».

— ¡No me acuerdo de mi contraseña de Facebook! —exclamé desde mi ordenador dando vueltitas en la silla giratoria.

—No te acordabas ni de tu nombre —entrecerró los ojos—. ¿A dónde iremos a desayunar hoy? —se recostó sobre el aire muy animado.

— ¿Tú la sabes? —puse manos en mi cintura—. Vamos, sé que sabes —me dirigí hacia él.

— ¿Por qué piensas que sabes que yo sé? —se inclinó hacia mí con sus pies casi en el techo—. Además, tú casi no usas Facebook.

—Ah, ¿no? —Fruncí el ceño—. Entonces —me dirijo a mi buró y abro uno de los cajones bajos, me pongo de cuclillas y tomo de ahí dentro un celular con funda rosada—, dime la contraseña para desbloquear mi celular —estiro mi brazo con el móvil en mano.

Hache suspira y se acerca a mí para posteriormente picar mi frente con su dedo medio y el índice. Me mira fijo y dice resignado: —"Macky es la mejor".

—Eh... ¿Gracias? —digo extrañada.

— ¡Esa es tu contraseña! —infla sus mejillas.

—Ah —reí, me senté en la cama y tecleé la contraseña—. Qué ingeniosa soy, ¿verdad? —digo.

— ¿Ingeniosa tú? —se voltea indignado—. Claro, tú solita te acordaste de la contraseña —se cruza de brazos y cierra los ojos. Hache es el tipo de chico que le encanta hacer drama innecesario.

—Mi celular se desbloqueó —tenía bastantes cosas, los iconos estaban configurados con diferentes ediciones y como fondo tenía una fotografía de mi madre conmigo.

— ¿De cuándo fue esto? —le pregunto a Hache volteando el móvil hacia él.

Volteó de inmediato y vio la foto. —Creo que no hace mucho.

—Hm... Así que es actual. Mi mamá es una mujer hermosa —sonreí mirando la foto—. ¿Por qué no te gusta que use maquillaje? Aquí se ve bien.

Hache levantó una ceja. Me levanté, mi celular comenzó a sonar. —Qué oportuno —replica Hache.

Giro mis ojos hacia quien está llamando. — ¿Josh? —me pregunto para afirmar.

Contesto. — ¿H... hola? —tartamudeo.

— ¡Macky, qué bueno que contestas! —exclama enérgicamente—. Necesito que nos encontremos, recuperaremos tus recuerdos.

— ¿Qué? —cuestiono—. ¿En dónde?

—Ah, es verdad, si te digo te vas a perder, no te acuerdas de los alrededores, ¿cierto? —suspiró divertido—, ¿paso por ti?

Hache se acercó a escuchar la conversación muy interesado en esta. —No, yo puedo llevarte —me susurró el chico de ojos azules—, ¿Adónde? —giré a verlo y asentí.

—No, no me pierdo fácilmente —contesté a Josh—, no te preocupes, ¿en dónde?

— ¿Cómo de que no? Siempre has sido torpe para las direcciones —se echó a reír del otro lado de la línea—. En el parque del Rey Pingüino, ¿crees poder llegar?

—Claro que sí, ¿ahora mismo? —muerdo mis labios.

—Ahora mismo —confirma—. ¿Aún no desayunas, verdad?

Me quedé en silencio, mi estómago gruñó pidiendo comida. —Aún no.

—Genial.

Josh cortó la llamada. —El parque del Rey Pingüino... —susurro—, ¿dónde queda? —Alzo la mirada hacia Hache.

—Cerca —responde—, ¿otra vez tendré qué esperar? Tengo hambre —toca su estómago con ambas manos y hace una mueca.

Miro afuera por mi ventana. —Hace calor —camino hacia mi armario y saco un vestido marrón —No demoraré mucho, te compraré comida de regreso, aguanta, ¿sí? —le ruego con ironía.

—Bien —pone una mano en su cintura y balancea sus pies agachándose en mi dirección—. Pero tendrás que comprar todo lo que pueda comer —levanta su dedo índice, me mira con determinación.



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En el texto hay: celos, amor y amistad, amigo imaginario

Editado: 13.07.2018

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