Lucas está mirando por la ventana y ve que su vecino sale de su casa y se sube a su auto. Él abre la puerta y toma las llaves de la camioneta y se sube a esta. El vecino arranca y él lo persigue.
Él va a una velocidad moderada tratando de que Anderson no se diera cuenta de que era él y que además lo estaba siguiendo, realmente el objetivo era saber a dónde se dirigía: algo le decía que continuara y que tratara de no perderlo de vista.
Ellos van por la carretera y delante de Lucas se coloca otro vehículo haciendo que este no pudiera ver el auto en el que andaba Anderson, él trata de adelantársele, pero este no lo deja así que decide tratar de ver hacia donde se dirigía él.
En un semáforo este ve que el auto de él enciende las direccionales, Lucas hace lo mismo. Este lo sigue hasta las afueras de una casa. Anderson se baja del auto y toca la puerta de la casa.
— ¿Quién es? —Grita alguien desde adentro.
—Mamá, es Anderson —responde él.
—La señora abre la puerta—. Hola hijo.
Lucas ve como una señora se abalanza en sus brazos. Anderson entra a la casa.
Lucas espera por rato y más rato, pero Anderson no salía de la casa, él está a punto de encender la camioneta cuando ve que este sale con un ramillete de rosas blancas en sus manos.
—Mamá, muchas gracias, de seguro le van a encantar —dice él con una gran sonrisa en sus labios.
—Claro que sí hijo, quedará loca con este regalo —dice mientras lo mira.
Anderson camina hacia su auto con el ramo de flores en la mano, Lucas se agacha para que este no se dé cuenta de que era él quien estaba allí. Este arranca, Lucas hace lo mismo y lo sigue. Él se da cuenta de que este está tomando las calles contrarias hacia donde estaba su casa.
—De seguro llevará las flores —dice para sí mismo.
Lucas acelera: el motor de la camioneta ruje y él clava sus ojos en el auto de Anderson.
—No puede ser —dice cuando se da cuenta hacia donde se dirigía.
Lucas entra al estacionamiento y ve que él se acababa de parquear. Anderson se baja del auto y toma el ramo de rosas en brazos. Lucas lo mira a distancia. Él entra al local, Lucas se acerca a la ventana y lo ve desde allí. Este le entrega las flores a Madison.
—Por favor dale esto a Lisa —dice el sonriendo.
Lucas lo ve y suelta un suspiro: Madison le sonríe.
—Claro que sí —ella se da vuelta.
Lucas se sube a la camioneta y se va. Eran las cuatro y media de la tarde, aun le quedaba una hora y media a Lisa en el trabajo, tiempo que Lucas usaría para llamar a Hanna.
Lucas llega a casa y pone las llaves en su lugar, él suelta un suspiro de alivio, pues las flores eran para Madison, por un momento creyó que erran…
—Dios, cómo pensé que eran para Lisa. Estaría loca si le acepta esas flores —se sienta en el sillón.
Él saca su teléfono de los bolsillos y ve que tiene un mensaje de Hanna: era una foto. Lucas la abre y ve que era la foto del abdomen de Hanna.
—Ya tenemos dos meses.
Él la llama. El teléfono timbra.
—Hola, Hanna, soy yo Lucas.
—Hola, ¿Viste la foto? —Pregunta entusiasmada.
—Claro, está creciendo bien —dice él.
—Sí, muy pronto sabremos el sexo, ¿Cuándo vienes?
—Aun no sé, no le he dicho nada a Lisa y quiero estar ahí contigo para saber que tendremos.
—Sí, ¿Por qué no le has dicho?
—Porque no es fácil, ya ella está establecida aquí y eso, pero hay un sujeto que no tolero y creo que nos persigue. Necesito saber que ocurre con él.
—Bueno, pero por favor ven para que la sepamos juntos, ¿Sí?
—Está bien.
— ¿Pensaste en estar juntos?
—Sí, lo he estado pensando, no sé si quiero vivir contigo, pero pienso que para que seamos buenos padres no tenemos que vivir en la misma casa o dormir juntos.
—Lucas —suspira—. Yo no puedo parar de pensar en ti, sé que es difícil, pero podemos hacerlo, por favor, hagamos esto, por lo menos intentémoslo, sino funciona ok, estas en todo tu derecho de irte, no pierdes nada.
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en el texto hay romance, en el texto hay crimenes, en el texto hay corazones rotos
Editado: 25.07.2018