Derramé una lágrima, no puede evitar llevar mis manos hasta la boca. De repente y sin esperarlo empecé a llorar más y más fuerte, ya no podía contener las lágrimas. Mis labios, nariz y ojos se enrojecieron. Sentí un fuerte dolor en el pecho como si trataran de arrancarme el alma. No lo podía soportar. Coloqué las manos una vez más en la mesa y agaché la cabeza con mis ojos cerrados, no quería verla, no quería verle el rostro empalidecido, sin una pisca de vida. Ya no estaban esos labios delgados y rosados, ya no estaban sus mejillas bañadas de ese rosa ligero, ya no había nada, ya no había vida en ella.
Ellos me miraban con lastima mientras yo aun lloraba. De mis lágrimas muchas cayeron sobre su cuello bañando su cuerpo de mi tristeza.
— ¿Ella es tu Lisa? —Pregunta él con un tono de voz suave.
Lentamente en medio de un gemido levanto la mirada.
—Ella es mi Lisa, ella era la mujer que tanto quería —la miro sin creerlo aun.
La joven que nos acompañaba en ese momento me mira con los ojos aguados, quizás le ha conmovido el hecho de perder a mi amada Lisa.
La miré y noté una herida que lucía en su frente, no pude soportarlo un segundo más y me decidí en salirme de allí. El detective no me siguió, yo lo esperé afuera en el pasillo.
Apoyado de aquella pared blanca no paro de pensar en ella, ya no quería llorar, ya no podía, era como si esa parte de mí se había bloqueado temporalmente. Miles de pensamientos me pasaron por la cabeza, miles de ideas, hipótesis, teorías, de todo, ¿Cómo era que podías ver a alguien y a los dos segundos darte cuenta de que ya no está? De que se ha ido y es para siempre, nunca volverá a ti por más que le ruegues o que le pidas que no te deje. ¿Cómo decirle que la quiero cuando ya no está? ¿Cómo decirle que era un juego tonto lo que estaba haciendo con Lucas cuando ya se ha ido? ¿Cómo hacerme entender a mí que ella ya no estará conmigo? Que no la veré ir al trabajo por las mañanas o que ya no le mandaré mensajes ni iré a su casa por tontas excusas inventadas por ella solo porque quería a Lucas cerca. ¿Qué tan lejos podemos llegar a veces? ¿Cómo saber que tanto nos afectará una decisión que tomamos cuando al final es cuando vemos los resultados? ¿Cómo me hago yo para no tener ese deseo de verla, de abrazarla, aunque sea porque Lucas la ha hecho sentir mal? ¿Cómo decirme que todo estará bien cuando ella ya no está? ¿Cómo responder todas estas preguntas que ahora me nacen y no la tengo a ella para responderlas?
Mis ojos de nuevo se llenan de lágrimas mientras mantengo mi cabeza apoyada de la pared. Miro al techo y aprieto mis ojos, dejando que las lágrimas corran por mis mejillas. Un hilo de rabia atraviesa mi cuerpo haciendo que golpe con mi puño la pared que me responde con un severo dolor en mis nudillos. Llevo mi puño hasta mi boca, lo beso y luego lo acaricio con mi otra mano.
El detective sale de allí, me mira y afligido me dice:
—Lo siento mucho—. Mira al suelo.
Yo lo miro aun con mi rostro bañado de lágrimas.
—Te llevaré a casa, la investigación va a continuar y te estaremos informando acerca de lo sucedido. De lo que vayamos descubriendo y así —lleva sus manos a mi hombro.
—Sí —afirmo—. Solo quiero llamar a un amigo.
—Está bien, tomate tu tiempo, yo iré allá afuera para acordar algunas cosas.
Lo miro como se aleja mientras saco mi teléfono de los bolsillos. Con las manos temblorosas y humedecidas trato de marcar el numero de Jasón.
—Hermano —digo mientras llevo mi mano libre hasta mi cintura.
— ¿Qué pasó? ¿Ya sabes algo de Lisa? —Pregunta él desconociendo el estado de la joven.
—Sí, si la encontraron, la encontraron y está aquí —digo entre gemidos.
— ¿Y qué le pasó? —Pregunta él preocupado.
—Jasón, Jasón Lisa está muerta. El detective me vino a buscar a la casa, vi la noticia, tiene una herida en la frente. Estoy aquí, soy una de las personas más cercanas de ella y me vinieron a buscar a mi casa. Me dijeron que habían encontrado un cuerpo que tenía que identificar si era Lisa…
—Espera, espera ¿Y Lucas?
—Él está en coma, él está vivo, bueno por lo menos no está completamente muerto, pero mi Lisa, mi Lisa no lo está —Afirmo entre llanto —. Pasaron unos dos días desde que llamé el detective y hoy él tocó mi puerta, lo vi en las noticias que lo habían encontrado, ni tiempo medio de llamarte, todo fue muy rápido, pero ya sabes qué ocurre.
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en el texto hay romance, en el texto hay crimenes, en el texto hay corazones rotos
Editado: 25.07.2018