Sueco

Capítulo 24

Victoria estuvo solo un rato en la sala velatoria. Su único objetivo era verlo a Abel y darle un poco de fuerza. A pesar de que vio que estaba ocupado, lo saludó, se presentó con Lili, a la cual le dio su pésame, y se quedó un momento hablando con Abel.

 

  • Lo lamento muchos, Abel. Sé que lo querías mucho y él a vos.
  • Si, Vicky. Es tan terrible todo esto. Tan joven. Tan lleno de vida. Pero bueno, estos son los golpes que nos da la vida de tanto en tanto.
  • Así es. Pero bueno, espero que puedas pasar este mal momento lo más rápido posible. No dijo olvidarlo porque a los amigos no se los olvida nunca.
  • Gracias, Vicky.

 

Vicky y Abel se dieron un fuerte abrazo mientras Lili los escrutaba denodadamente. Ese abrazo pareció más largo que lo normal para Vicky y Abel, y para Lili también. Una vez que se despegaron se quedaron mirándose unos segundos, cualquier podía apostar que se darían un beso para sellar su amor, pero nó. Solo se quedaron mirándose, se besaron con los ojos. Una vez que se apartaron, sus manos derechas parecían pegadas para siempre, no querían soltarse. Parecía como que estaban solos, como que nadíe había alrededor. Esa sensación que en la vida nos pasa pocas veces y con muy poca gente. Una vez que se soltaron las manos, se dijeron “adiós”. La historia parecía que aún estaba inconclusa y que faltaban muchos capítulos por venir. Lili se sintió pintada al óleo, pero sabía que no podía decir nada. Algo de bronca le dio que Abel la haya ignorado. Pero igual estaba todo bien de su parte.

 

  • Bueno, Abelito. Yo me voy para adentro. Tengo que consolar a mis viejos que están destrozados. Ya sé que lo dejaron al Marcelo a la deriva, pero son los padres. Qué le vamos a hacer…
  • Dale, andá. Y si, nuestros viejos hacen lo que pueden, y los nuestros tuvieron muchas carencias, no los podemos juzgar. Hicieron lo que pudieron.
  • Sí, y los míos pudieron poco con Marcelo, era demasiado rebelde. Un buen pibe, pero un loco, un tiro al aire.
  • Bueno, me voy. Esta noche si no estás fusilada venite para casa, te puedo invitar una pizza. No la pago, me la dan en mi laburo. Hago delivery con la bici.
  • ¡Qué poco romántico! No me hubieras dicho que te la dan gratis…pero dale…acepto…yo llevo unas birras.
  • Ok. Te espero.

 

Abel se fue a su casa con la certeza de que su amor por Victoria seguía en su interior, pero por otro lado sabía que las diferencias que había entre ellos nunca serían limadas. Que siempre el sería el muchacho pobre que vive en un barrio de emergencia ye ella la niña rica. Tal vez era hora de pisar tierra firme y pensar en otras mujeres que lo pudieran hacer feliz. Su atracción por Lili por ahora era solo sexual. Ella era extremadamente sexy y lo sabía. Por eso lo manejaba a la perfección, su mirada penetrante, sus labios entreabiertos cuando lo miraba a los ojos y sobre todo a la boca. Todo ese coctel a Abel lo había vuelto loco. Esa tarde su fue al trabajo con otro impute, con una nueva esperanza que iba naciendo. No tuvo demasiados pedidos y las 22:15 hs ya estaba en su casa. Se bañó rápidamente y puso la mesa lo mejor que pudo. Tenía platos y cubiertos todos diferentes, pero poco le importó. Iba a encender una vela pero le pareció demasiado para una primera cita. Lili fue puntual. Abel abrió la puerta y se dieron un abrazo bien grande, Abel no la soltaba, mientas que Lili trataba de zafar. Se sentaron a la mesa y mientras comían pizza y bebían cerveza helada, hablaban de sus cosas después de tanto tiempo sin verte.

 

  • ¿Dónde estaba viviendo? Marcelo siempre me decía en el norte…
  • Si…estaba en Misiones. ¿Conocés?
  • Sí, de nombre. Yo nunca fui a ningún lado… jajajajajajaja – rio nervioso Abel mientras miraba la boca entreabierta de Lili pintada de rojo furioso –
  • Claro.
  • ¿Estabas en pareja?
  • Si…pero no hablemos de eso…ahora te toca a vos… ¿Qué onda con esa Vicky? Es re cheta esa…
  • Si…bueno…salimos un tiempo cortito. Buena piba, pero…viste…somos de mundos diferentes.
  • Me cuesta decir que alguien de ese estrato social sea buena gente, pero debo admitir que parece buena mina, sobre todo lo digo por cómo te habló y como te miraba.
  • Si, es buena gente, pero somos muy diferentes.
  • Y es muy bonita. Lindo cuerpo.
  • Sí. Pero para mí no da para más.
  • Y bueno esas cosas uno nunca sabe. Si hay amor volverán...sino…se terminó. Abelito.



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En el texto hay: policial, romance accion y drama, romance

Editado: 28.05.2018

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