Victoria estuvo solo un rato en la sala velatoria. Su único objetivo era verlo a Abel y darle un poco de fuerza. A pesar de que vio que estaba ocupado, lo saludó, se presentó con Lili, a la cual le dio su pésame, y se quedó un momento hablando con Abel.
Vicky y Abel se dieron un fuerte abrazo mientras Lili los escrutaba denodadamente. Ese abrazo pareció más largo que lo normal para Vicky y Abel, y para Lili también. Una vez que se despegaron se quedaron mirándose unos segundos, cualquier podía apostar que se darían un beso para sellar su amor, pero nó. Solo se quedaron mirándose, se besaron con los ojos. Una vez que se apartaron, sus manos derechas parecían pegadas para siempre, no querían soltarse. Parecía como que estaban solos, como que nadíe había alrededor. Esa sensación que en la vida nos pasa pocas veces y con muy poca gente. Una vez que se soltaron las manos, se dijeron “adiós”. La historia parecía que aún estaba inconclusa y que faltaban muchos capítulos por venir. Lili se sintió pintada al óleo, pero sabía que no podía decir nada. Algo de bronca le dio que Abel la haya ignorado. Pero igual estaba todo bien de su parte.
Abel se fue a su casa con la certeza de que su amor por Victoria seguía en su interior, pero por otro lado sabía que las diferencias que había entre ellos nunca serían limadas. Que siempre el sería el muchacho pobre que vive en un barrio de emergencia ye ella la niña rica. Tal vez era hora de pisar tierra firme y pensar en otras mujeres que lo pudieran hacer feliz. Su atracción por Lili por ahora era solo sexual. Ella era extremadamente sexy y lo sabía. Por eso lo manejaba a la perfección, su mirada penetrante, sus labios entreabiertos cuando lo miraba a los ojos y sobre todo a la boca. Todo ese coctel a Abel lo había vuelto loco. Esa tarde su fue al trabajo con otro impute, con una nueva esperanza que iba naciendo. No tuvo demasiados pedidos y las 22:15 hs ya estaba en su casa. Se bañó rápidamente y puso la mesa lo mejor que pudo. Tenía platos y cubiertos todos diferentes, pero poco le importó. Iba a encender una vela pero le pareció demasiado para una primera cita. Lili fue puntual. Abel abrió la puerta y se dieron un abrazo bien grande, Abel no la soltaba, mientas que Lili trataba de zafar. Se sentaron a la mesa y mientras comían pizza y bebían cerveza helada, hablaban de sus cosas después de tanto tiempo sin verte.
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Editado: 28.05.2018