Una oficina que mantenía en su interior a todos los miembros que habitaban en esa casa. El silencio se mantenía en el lugar. Todos aquellos integrantes esperando impacientes a su maestro que anteriormente había ingresado a aquella habitación que nunca era abierta.
Unos segundos fue lo que duro la espera, para poder ver salir al hombre de aquella habitación. Ingresando a la habitación logro hacer que todos lo miraran y algunos que se mantenían sentados en el suelo se levantaran.
La pronunciación de algo que no fue capaz de escucharse. Una corriente de agua que apareció para formar un ligero remolino y enseguida dejar ver algo de gran importancia. La aparición del Aa´in de Just, un caballito de mar.
Su aparecer seguido de levantar su altura hasta llegar a donde se mantenía el barandal de la biblioteca. La insignia de Just también se hizo presente en el suelo iluminándolo. La letra E en el círculo del centro, las letras de todas las clases en el círculo más grande, una insignia con signos vistos como desconocidos. La letra de la clase M se ilumino.
Bastando de unos simples segundos para que la misma estrella de mar apareciera por debajo de donde el caballito de mar. Ondas de energía comenzaron a salir de la misma estrella, lo que indicaba que el dueño se encontraba por hablar.
–¡Just! – se escuchó aquella voz. Una voz que no podía ser determinada de un género, en su lugar era una que mantenía la misma frecuencia que una ola al golpear la arena al llagar a la orilla–. ¡¿Qué quieres potro?!
Una risa detenida de manera forzosa en los gemelos, la molestia en Ethan al ver el comportamiento de ambos hermanos y los nervios en los demás.
–Quiero cierta información –respondió.
–Esta si te la cobrare –dijo rápidamente–. ¿Qué quieres?
–El día de hoy atacaron a mis alumnas –comenzó–. Qué sabes acerca de los Noobs y su aparición.
–¡Ah! –Soltó en forma de gracia y cansancio–. El proyecto ha sido expuesto y sacado en las islas cercanas al reino de MB.
Las miradas de dudas se cruzaron entre compañeros. El proyecto había sido sacado. Como seria tomado eso en los miembros de su raza, o aún más, como podrían saber cuándo están cerca.
–Se aprobó a las diez y algo. Incluso mi conocimiento de ello es limitado pero. Creo que utilizan algo que podrá detectarnos a cientos de kilómetros, o al menos eso creo, porque por la apariencia lo dudo.
–Ese artilugio podría ser este –interrumpió la voz de Luna. Logrando captar la atención de todos y aún más la de la estrella. Levantando ligeramente su mano mantenía en la palma la piedra que antes había recogido.
Extendiéndola hacia donde la estrella esta pareció observarla un ligero momento para después como si Luna entendiera, le dirigió la mirada. –Parece serlo –dijo–, ¿Qué detectas ahí, princesa?
Ahogando las ganas por corregir el titulo por el que la había llamado, y ante lo innecesario que sería miro la joya. –Detecto la energía de un Naetum –respondió–. Me resulta conocida pero, no sé de quién.
Logrando aún más duda en sus compañeros que la miraban sin poder decir palabra alguna, más que continúa.
–También detecto una energía distinta, que mantiene algo muy lejano y cercano a la vez a nosotros.
–Hay dos partes que conforman a esa joya. Y la segunda no es un Naetum por si lo sospechas, –palabras que lograron que la tranquilidad los abrigara un segundo–, pero eso sería mucho mejor.
La tranquilidad se fue con esas simples palabras. Una corriente fría y llena de pavor inundaron sus cuerpos, a que se refería.
–Princesa –volvió a hablar la estrella–. ¿Qué joya es esa?
–No lo sé –respondió sin tardar.
–Ópalo –siguió–. Una piedra que se produce a grandes profundidades, y en un lugar que en el pasado era llamado Mar. Un lugar en el mundo repleto de agua y criaturas que habitaban en él. Una joya que no puede ser encontrada aquí.
–¿Qué quieres decir? –preguntó por fin Just.
–Que aquel que lleva las riendas no es humano –soltó– es un Naetum que sabe muy bien a quien pedir ayuda.
La sorpresa ergio los cuerpos de todos. El simple nombrar de su raza no explicaba por qué la sospecha. Un trago en seco de saliva que recorrió la garganta de Luna, sabía bien de quien se trataba, pero de quien se negaba dar nombre e información.
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Editado: 15.06.2020