Sueños por alcanzar

Capítulo 4: Al fin podre volar

Me sentía  muy triste, luego de la partida de Álvaro, solo me quedaba esperar que él volviera,  cómo lo prometió, aún no estoy segura de lo que realmente  siento por él, quizás sea amor o solo cariño. Lo único que sé, que cuando lo vuelva a ver, se acabarán  mis dudas.  

¡Álvaro por favor no tardes mucho!  No se cuanto pueda soportar, mi tío  volvió hacer el mismo, me trata mal como antes, si no hago las cosas como él quiere me maltrata, ayer me abofeteó por servirle la leche   muy caliente. También, he notado que me observa de una manera muy rara, no sé qué se trae entre manos, pero me da miedo, a veces pienso que un día, no por favor que no sea lo que estoy pensando, lo sé, es muy feo pensar así, pero  me da miedo.

Para evitar esas miradas por parte de mi tío, he decidido vestirme con ropas muy sueltas, estar desarreglada, pero no podre evitarlo  por mucho tiempo, soy mujer y será difícil de ocultarlo, porque en una  ocasión, me  empezaron a decir en la calle, vulgaridades referentes a mi cuerpo.

Ya voy a cumplir 18 años y no tengo noticias de Álvaro, será que ya te olvidaste de mí, será que tu promesa fue mentira, no lo creo él no me mentiría. Es que si no regresa, tendré que huir,  algo me puede pasar, las miradas y gestos de mi tío son más notables, tengo miedo de que me  haga algo.

En todo este tiempo, he tratado de estar desarreglada, casi sin bañarme  para que no se me acercará, pero no sé hasta qué momento  pueda soportar está situación. No puedo escapar aún, soy menor de edad, si lo hago me encontraría, ya en una ocasión lo intente y me golpeó, tengo mucho miedo de que lo vuelva hacer o intente hacerme algo peor. 

A la mañana siguiente, pude ver desde mi ventana a mi tío con unas maletas, seguro se irá de viaje  como siempre y demoraría  en regresar, pude respirar más tranquila, unos días sin  mi opresor. 

Luego de ver a mi tío  irse, camine hacia el espejo de mi ropero, observe lo mal que me veía, mis ojos estaban muy rojos de tanto llorar,  tenía unas enormes ojeras por no dormir, aquella sonrisa dulce se había borrado, mi cabello parecía un nido de pájaros, mis brazos tenían moretones de tantos golpes recibidos, entonces me pregunté qué había visto en mí,  Álvaro. 

Te extraño tanto Álvaro,   si me vieras hoy, te asustarías de mi aspecto, ya no era más  la chica linda de la que un día besaste.  Me entristeció pensar en ello,  por eso inmediatamente me quite la ropa e ingrese a la ducha, sentí como el agua caliente recorría  mi cuerpo y poco a poco curaba mis heridas. Luego de bañarme, decidí arreglarme, verme bonita, no quería  verme como una muñeca vieja, así que tome un vestido blanco con encaje, era de mi madre, luego me cepille el cabello y acomode mis rizos. Después, me  acerqué al espejo y pude darme cuenta lo parecida que era a mi madre, era hermosa como ella, me puse tan feliz  al recordarla. 

Pero aquella sonrisa, se borró de mi rostro, cuando me di cuenta que mi tío  estaba detrás, observándome con una sonrisa siniestra diciéndome; ¡Eres igual a ella, muy hermosa, serás Lucía, mi Lucía!

No podía  creer  lo que escuchaba,  ¿Por qué me llama Lucía? ¡Lucía era el nombre de mi madre! ¡Mi nombre no es Lucía, es Elie! 

Parecía como si no escuchara lo que le decía, solo repetía a cada rato; ¡Tú eres Lucía,  mi Lucía!, ¡volviste por mí! ¡Dejaste al idiota de tu marido por mí! 

Luego de oír todas esas tonterías y tratar de asimilar lo que me decía, no pude percatarme cuando Walter se abalanzó sobre mí, para abrazarme  y besarme, trate de liberarme pero no podía, era más  fuerte.  

Entre forcejeo y forcejeo le gritaba; ¡Estás loco! ¡Eres un maldito enfermo! ¡Soy tu sobrina!  ¡No soy Lucía! ¡Soy su hija! ¡Suéltame imbécil!

No podía permitir que me haga daño, no sería su mujer, no dejaría que me toque con sus asquerosas manos. Seguí forcejeando para poder  liberarme, hasta que observe un florero cerca,  trate de tomarlo pero no podía, luego de tanto intentar, pude tomarlo y lo golpee en la cabeza. Inmediatamente,  salí de la habitación, baje de las escaleras lo más rápido y me encontré  con uno de los sirvientes, pensé que todo estaba perdido. Pero no fue así,   me ayudó otorgándome  una mochila y algo de dinero, me dijo que me fuera lo más rápido, que no pierda tiempo,   salí corriendo de la casa, hasta que vi un autobús, no importaba a donde se dirigía, solo quería ser libre.

 

 

 

 




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