Su búsqueda había sido en vano, sus ánimos decaían a cada segundo y Yeimy se quedaba sin opciones en cuánto más pensaba en ello.
El timbre de la casa sonó fuerte en el primer piso. Se envolvió entre sus sábanas aturdida en medio de un torbellino mental. Había pasado casi toda la noche mandando mensajes sin tener respuestas después de deambular por la catedral buscándolo inútilmente, hasta entrada la noche.
Abrió la mensajería de su celular y borró los ochenta y dos mensajes enviados. Se tapó la cabeza con una almohada al escuchar que alguien subía las escaleras y se dirigía a su habitación. Tocaron varias veces la puerta llamándola, Yeimy reconoció la voz inmediatamente.
La manilla no tenía seguro y kate se infiltró en la habitación para luego encontrarla echada en su cama cubierta la cabeza con una almohada. No la había visto toda la tarde del día anterior, tampoco había rastros de ella cuando acompañó al tío Brams a casa y kate estaba preocupada.
_¿te sientes bien?_ se sentó a su lado_ ayer saliste del hospital sin decirme nada más que "olvide algo pendiente"_imitó con voz cantarina_ ¿pasó algo con Sam?...¡Quítate esto!_trató de arrebatarle la almohada _ pareces una niña.
Le dió una palmada en el hombro después del intento fallido. Yeimy respiró herida debajo de la almohada, no podía decirle nada. No tenía secretos con ella, a excepción de yeimy, con tres años de amistad nunca le mencionó sobre sus pesadillas ni siquiera en forma indirecta y no lo haría para no lastimarla.
_solo es cansancio, aun no acabo lo que tenía que hacer ayer_ su voz aclaró lo dicho.
_¿puedo ayudarte?_ofreció animándola.
Yeimy se quitó la almohada del rostro y con la vista al techo, respondió despreocupada.
_no_luego la miró_no es necesario,....lo solucionaré ahora.
Tenía que hacer algo para salir sin tenerla detrás. No había opción: si se quedaba su tío también se uniría a ellos y era ella la que debía salir a tomar aire. Además, encontrar a Evhan para obligarlo a contar todo lo que ella no sabía sobre Sam, sobre ella y sobre los oscuros era su principal objetivo desde la conversación con su hermano.
Kate fue al armario y comenzó a buscar algo que combinara con su amiga, pero, Yeimy ya no estaba en la habitación. Bajaba las escaleras cuando la alcanzó y trató de detenerla en el quinto escalón, poniéndose frente a ella. Ya iba vestida con unos de sus típicos pantalones jeans y una blusa roja.
_quiero un poco de espacio para pensar mejor..._ habló rápidamente.
_Pero....si me necesitas solo
_por favor, ya lo dije...
Sabía que Kate trataba de ayudarla. También que no podía decirle absolutamente nada, su amiga dejó de insistir, la miró con una leve sonrisa haciéndose a un lado.
_llámame si necesitas ayuda.
_si.
Bajó apresurada sin ver siquiera a su tío que estaba al pie de las escaleras. Brams miró a Kate y luego vió como Yeimy salía por la puerta.
El frío mañanero la hizo maldecir por no haber llevado su abrigo con ella. Las calles estaban frías, el cielo sin color y pequeñas aves buscaban calor en las ventanas y algunos árboles. Todo como solía ser y como suele ser a diario, todo era lo mismo a diario, todo menos ella. Cada día, cada hora y cada minuto la vida de Yeimy se hacía más complicada.
La chica que había tratado ser toda su vida estaba desapareciendo y no sabía lo que estaba saliendo de su interior. Respuestas, eso era lo único que le importaba en ese momento y no las encontraría si no las buscaba.
Al principio intentó tomar un taxi para llegar al pequeño rio que era la línea que separaba la ciudad de un bosque con frondosos árboles. Pero prefirió llegar caminando, le ayudaría a reflexionar un poco.
Deambuló una hora y luego cuatro más . El cielo estaba aún más oscuro, cuando al fin llegó junto al puentecillo, más arriba de donde antes se encontraban los dos sujetos observándola.
Cruzó donde estaban los árboles para luego voltear y ver el lugar donde había aceptado sus culpas cuando huyó de Sam. Por un momento logró ver a esa yeimy sentada y lamentándose . Detrás de la imagen suya, logró distinguir a Evhan, estaba de pie. Escondido en las sombras de un edificio, junto a alguien más a sus espaldas.
Un trueno reventó en las nubes haciéndola saltar del susto. De pronto sintió que alguien estaba detrás de ella, se dió la vuelta esperando encontrarse con alguien pero sólo un viento helado sopló su cabello dorado oscuro y las copas del árbol se movieron alborotadas por unos segundos. Un sentimiento de temor se coló en su pecho, tal vez solo era un pequeño trauma con los bosques por lo ocurrido cuando era pequeña. Un mal presentimiento le decía que se alejara de ese lugar.
Por otro lado. La invadió una atracción por internarse entre los árboles. En su interior se libraba una tormenta de preguntas con ansias de encontrar la verdad, aunque eso solo era una razón mas por la que ahora se encontraba ahí. Comenzó a caminar como atraída por un imán, la tenue luz del bosque la llamaba en silencio.
La tierra estaba húmeda y cubierta con una delgada capa de nieve. Con cada paso que daba, extrañamente se sentía más cálida entre los frondosos árboles. Sentía como si sus hojas estuviesen dándole calor, quizá era ella quien daba calidez al lugar, algo de la naturaleza olvidado en el tiempo, un instinto del que ya se había olvidado. Yeimy no lo sabia.
Acarició el tronco de algunos árboles viejos que estaban a su alcance. Queriendo descifrar algo. Tocó con los dedos cada arruga de capa gruesa. El último minuto de su padre había sido en un lugar como ese, y...para ella no le era fácil estar ahí.
Se internó en aquel bosque sin notar la distancia que la iba separando de la ciudad. El ruido de una rama rompiéndose llamó su atención y rápidamente volteó a la derecha. Su mirada se posó en un reno y su bebé que a lo lejos la observaban sin moverse, temerosa se acercó despacio, la mamá reno no se movía y solo la cría comenzaba a intranquilizarse viendo la cercanía de yeimy. Se detuvo a un metro de la cría y esta dió un paso hacia ella mientras que la madre observaba cada movimiento suyo. Deslizó una mano para acariciar la cabeza del pequeño animal pero la madre soltó un gruñido aterrador y se lanzó a atacarla. Lo único que hizo fue protegerse con los brazos, Yeimy no hizo nada más. Volvió la vista segundos después. Ahí frente a ella yacían ambos animales, la madre se encontraba con la cabeza destrozada y la cría de igual manera, la sangre de los dos bañaban la nieve. Yeimy retrocedió mareada y horrorizada, sus piernas flaquearon cuando se alejó de los cuerpos inertes, tropezó y su espalda chocó contra un cuerpo que ni se inmutó con el golpe.