Cuando llego la noche decidí darme una ducha rápida para colocarme la pijama y acostarme a dormir, me sentía totalmente agotada por el rudo día que había tenido junto a mi madre pues luego de llegar de la escuela habíamos salido a comprar varias cosas que nos hacían falta para la comida de la casa, además de esto fuimos a una agencia de envíos en donde ella retiro el dinero que mi tío había enviado para la consulta médica que tendría mi padre.
Yo estaba muerta de miedo y preocupación por lo que se supone nos diría el doctor. Mi madre había prometido llevarme con ellos para escuchar las noticias y yo le había jurado que me comportaría lo más madura posible.
Mientras íbamos en el autobús de regreso a casa con un poco menos de preocupación encima, sentí como mi teléfono móvil comenzó a vibrar indicándome la llegada de un mensaje de un número que en realidad no conocía.
-¿Hablo con la chica que hace los mejores Brownies de la ciudad?- Al leer el mensaje y ampliar un poco más su foto de perfil pude darme cuenta inmediatamente de quien era.
Vaya egocentrismo pensé justo antes de cerrarla.
-Hola Alex- Ya sabía perfectamente cuál era su nombre pero para ser sincera me gustaba molestarle un poco.
-Guárdame como Axel para que no olvides mi nombre- Envió un emoticon de carita confundida.
-Ok. Lo hare- Respondí con un emoticón de aprobación.
-Oye, bonita foto de perfil-
Preferí no comentar absolutamente nada sobre la suya (Sabía exactamente qué era lo que esperaba que hiciera). Apague la pantalla y nuevamente me coloque el teléfono móvil en el bolsillo para seguir con mi día
A la mañana siguiente desperté bastante temprano para arreglarme, iríamos al hospital y por supuesto faltaría a clase (Cosa que me encantaba). Cuando subimos en el taxi decidí colocarme mis audífonos para disfrutar del paisaje pues la verdad desde que habíamos llegado nunca me había dado una vuelta por el centro de la ciudad. Además de esto prefería el escuchar música a oír a mi padre enojado por el hecho de que mi madre había conseguido dinero prestado cuando él consideraba que si esperábamos a su fecha de pago igual íbamos a poder asistir a un doctor pero lo que él no parecía entender es que el factor “tiempo” en este caso se encontraba en nuestra contra.
Al llegar mi madre confirmo la cita y nos hicieron sentarnos en la sala de espera. Mientras yo observaba desde el asiento del el fondo aun con los audífonos en mis oídos, pude darme cuenta como mi madre tomo suavemente la mano de papá. Se sentía bastante nerviosa por escuchar las palabras del doctor. Pero a pesar de todo era un alivio el por fin poder darle un seguimiento a la terrible enfermedad que estaba sufriendo el. Yo intentaba distraerme con mi música mientras cantaba un poco en voz baja cuando sentí que mi teléfono móvil comenzó a vibrar indicándome que estaba entrando una llamada. Cuando vi la pantalla me sentí un poco confundida por el nombre que me apareció.
-Eh..¿Hola?- Mis padres no pudieron evitar darse la vuelta para observarme.
-¿En dónde están mis Brownies?- Se escuchaba bastante serio.
-¿De qué hablas?-
- ¿Qué sucedió?-
-¿Qué sucedió de qué?-
-Porque no viniste el día de hoy, no te vi en la primera clase ¿Todo está bien?-
-Si todo bien- Me sorprendió su exceso de confianza – Salí con mis padres y por eso no asistí-
-Bueno, porque me sentí bastante preocupado-
-Bueno, no tienes por qué estarlo- Luego de decir esto se desato un pequeño silencio incomodo dentro de la llamada –Estoy un poco ocupada, voy a colgar-
-Está bien-
Al colgar la llamada y guardar el teléfono en mi bolsillo subí la vista pues sentía un par de miradas asechándome desde el otro lado.
-¿Quién era?- Se apresuró mamá a preguntar.
-Oh.. Un amigo de la escuela para preguntar porque no asistí a la primera clase- Era mejor decirle esto a comentarle que se trataba del motociclista.
-No puede ser…-Papá comenzó a sonreír – Nuestra pequeña hiso un amigo-
-¿Señor Andrew Marcos?- La enferma se apareció de repente.
-¿Si?- Respondio mientras ambos se colocaban de pie.
-Pase adelante por favor-
-Hija- Mi madre se volteo para observarme pues sabía que le preguntaría si podría ir con ellos – Van a hacerle algunos exámenes a tu padre, cuando tengamos los resultados le pediré al doctor que te deje pasar ¿Ok?-
Mientras mis padres estaban en la parte de adentro del lugar practicando todos los procedimientos para detectar que tan grave era el cáncer de mi padre, yo estaba en la parte de afuera mordiéndome las uñas por los nervios.
Intentaba mantener la calma y estar tranquila para no entrar en pánico. Me calmaba un poco recordando viejos tiempos cuando en Noruega mi abuela me pedía que la acompañara a sus consultas médicas anuales. Aquel pasillo por donde había entrado mi padre era bastante parecido al lugar que siempre asistía mi abuela en aquellos años. Me parecía increíble el hecho de que en un abrir y cerrar de ojos ya no era pequeña niña que se paseaba por aquellos pasillos jugando mientras la esperaba. Ahora tenía 16 años y mi abuela no estaba con nosotros y a pesar de todo lo agradecía porque sabía perfectamente que el hecho de ver a hijo luchar contra una enfermedad tan mortal y peligrosa le hubiese roto el corazón de todas las maneras posibles.
Mientras seguía pensando y recordando un poco las pequeñas aventuras y la vida con mi abuela, nuevamente mi teléfono comenzó a vibrar sin parar (Lo siento, me encanta tenerlo en modo silencio)
-Un número desconocido..- Dije para mí misma mientras respondía a la llamada -¿Hola?-
-Hola Summer, probablemente no me reconoces, bueno es obvio que no porque no tienes agendado mi número, soy Cary la chica que te compro el Brownie ayer ¿Te acuerdas de mí?-
Que extraño. ¿Cómo había conseguido mi número?. ¿Tanto así les habían gustado los Brownies que ahora me llamaba todo el mundo?. Hasta habían notado mi faltaba a las clases aquel día. Alguien se estaba haciendo popular… y no era yo, eran los dulces.